18 de Enero de 1577
En la torre hay una reina cautiva de la envidia y codicia de su hermana, a un lado del calabozo esta su madre, al otro sus hermanas.
Se dice que durante las largas noches la reina se sienta en el suelo, con la espalda recargada a la fría puerta y ahí escucha las cartas que su amado le dedica, lágrimas cristalinas que salen de sus ojos pasando por su sucio rostro son lo único que le hacen sentir que sigue con vida.
Sin más, comenzó a dictar una carta que pedía al mozo que escribiera desde el otro lado. Su última carta, la misiva que pidió entregara tras su deceso.