—Qué triste…
—Bueno, eso pasó hace muchos años, no te preocupes por eso. Oye ¿quieres venir a cenar al castillo? ¿Tú y tu familia?
—Quiere que yo y mi familia entremos en el castillo, ¿en vuestro castillo y cenemos juntos? ¿Todos?
—¿Que tiene de malo? Les diré que preparen la especialidad del reino. Y no te preocupes por el rey, yo me encargo de todo ¿quedamos a las 21:30?
—Em… claro, de acuerdo.
Solo quedaban tres cuartos de hora para la quedada, Liaria entró en el restaurante y vio a su familia con su nuevo jefe, el señor Galeno.
—Ah, la de la capa roja, justo a tiempo.
—¿Que pasa aquí?
—Liaria ven cielo—Nadia la cogió y el señor empezó a hablar.
—Van a ver muchos cambios por aquí, empezando por la comida. Contratare a mi amigo personal chef para que haga los menús.
—Pero entonces nosotros ¿Qué haremos?—preguntó Juss.
—Lo que harán ustedes será atender a los clientes como camareros, usted se encargara de la barra y los demás de servir.
—Vamos como antes—pensó Liaria.
—Mañana os diré los detalles, abrimos a las 9:00—cerró la puerta.
—¿A las 9:00? Que pronto.
—Siempre abrimos a esa hora Teo, pero tú y tu hermana os dormís tan tarde que la primera hora os la saltáis por estar dormidos.
—Vamos a cenar, tengo un hambre…—dijo Juss.
—Hablando de eso… os tengo que contar algo—todos la miraron. —El rey y la reina nos han invitado a cenar—se río un poco. —Al castillo.
—¡¿Cómo?!
Tan solo quedaba media hora para llegar a tiempo, se vistieron elegantes para dar una buena impresión, todos correctos y educados. Salieron del restaurante, lo cerraron y se fueron al castillo, en un primer momento los guardias no lo entendían, pero salió la reina en persona para darles la bienvenida al castillo.
—Muchas gracias por venir familia Pastel, es un honor estar aquí hoy con ustedes, sentaos por favor—la reina llevaba unos pendientes de aro dorados y grandes, y su piel era más morena que la de su marido.
—El honor es nuestro, majestad.
—Con que me llaméis reina Lonnie ya es suficiente.
—Em, gracias, reina Lonnie.
—Y aquí está mi familia favorita—dijo el rey con un toque encantador, llevaba el mismo traje real de siempre, a veces hasta la gente se pregunta si tiene más ropa. —Siéntanse por favor.
—Que incomodo es todo esto—susurró Teo.
—Ya te digo—susurró Liaria.
—Bueno, ¿qué tal lo estáis pasando con todo esto?—La reina tenía el cabello negro recogido con una gran trenza hasta la cintura, con el flequillo en medio resaltando sus ojos miel.
—Lo estamos asimilando—dijo Nadia, sus manos no podrían dejar de temblar asi que las escondió debajo de la mesa.
—Hasta que no hable nuestra prisionera, no seréis bien vistos.
—Pero si no ha sido culpa nuestra.
—Liaria—Nadia la llamó y el silencio llegó.
—Yo os creo, nosotros os creemos, pero hay mucha gente que no y eso es un tema muy delicado porque, yo soy el rey y tengo que velar por la seguridad de todos, y si algunos no se sienten seguros…
—Majestades, familia Pastel, la cena—El mayordomo entro con otros más para repartir los platos.
—Que buena pinta—dijo al ver el plato destapado. —Cangrejo al vapor, mi favorito—La familia Pastel se miraron entre ellos. Mientras que los reyes estaban cada uno en una punta, no muy lejos, la familia Pastel estaban en medio, dos en frente de los otros dos.
—Sírvanse, no les va a morder.
—Sobre todo porque no puede—Se rió al decirlo, y su mujer también. —Dichoso cuervo, estos últimos días ha estado rondando por el castillo como si quiera algo—dijo al verlo por la ventana, Liaria giró su cabeza y lo vio. Sus ojos negros y su plumaje oscuro le daban una majestuosidad que hipnotizaba.
—¿Quiere que corra las cortinas mi rey?
—Si por favor, no quiero verlo más.
—Como desee—El mayordomo principal tapo la ventana con las cortinas y siguieron hablando.
—¿Saben lo que dicen de los cangrejos rojos?—preguntó el rey cortándolo con sus cubiertos. La familia negó con la cabeza. —Estos animales son capaces de todo con tal de proteger su territorio, como yo; pero con la diferencia de que ellos pueden excavar bajo tierra, yo creo que para protegerse, y yo no me escondo de ningún problema. Por eso, yo he podido salir adelante y ellos—dijo levantando un poco la carne que tenía clavada en su tenedor. —No…
—Qué curioso, eso no lo sabíamos ¿verdad?—dijo Nadia algo nerviosa. Liaria y Teo se miraron sin saber que decir, estaban al lado.
—Y tiene un doble sentido, si lo pensáis bien el cangrejo tiene un caparazón bastante fuerte y unas pinzas con las que ataca, y sin embargo aquí está, eso para mí significa una cosa. Si no juegas bien tus cartas, al final mueres.
—Que intenso—susurró Teo.
—Bueno… esto se está poniendo algo incomodo, y no tenéis porque, ¿verdad cariño? Todo tiene que estar bien…
—¿Le ocurre algo reina Lonnie?—preguntó Juss.
—No, nada, no es nada. Es solo un antojo.
—¿Antojo de qué? Si no es molestia.
—De pasteles y tartas, querida, los pasteles que nos dabais cada fin de semana eran los mejores. Y la que los hacía está muerta, perdón tengo que irme un momento—dijo levantándose.
—¿No te parece que aquí los dos están un poco… locos?—Susurró Teo, Liaria asintió con la cabeza.
—Y bueno, ahora que trabajareis para mi hermano, ah por cierto, ¿ya os ha pagado? El restaurante es vuestro originalmente ¿no?
—Sí, de hecho el año pasado acabábamos de pagar todo el local. Y no, todavía no nos ha pagado.
—Hablare con él para que os pague de inmediato.
—Majestad—uno de los mayordomos interrumpió. —Hay un problema con eso…
—Disculpen, sigan comiendo, dentro de nada sale el segundo plato.
—¿Segundo?—pensó Liaria. —A mi no me cabe nada más…
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nada es lo que parece, historia de reinos, orgullos y mentiras
Editado: 18.10.2020