La Reina con mascara

Capitulo XV. Los reyes del reino oscuro

La reina de las sombras paseaba por todos los pasillos del castillo, con su vestido rojo y su cabello pelirrojo, liso y medio largo. Su corona era la que representaba al reino oscuro, con tonos oscuros.

No entraba mucha luz, pues los tallos con espinas rodeaban todo el castillo para que nadie pudiera entrar en él.

—Muy bien espejo, ya es hora de que hagas tu magia—Liaria dejo el espejo plateado encima de una mesa, apoyado en un jarrón. —Quiero hablar con mis padres, el rey Myron y la reina Rosa—El espejo vibró y en él se vio unas líneas circulares, se movían hacia fuera y cada vez habían más hasta que aparecieron dos almas.

—¿Dama? ¿Eres tú?

—¿Mamá? ¿Papá? Qué alegría volver a veros.

La reina Rosa, una mujer de piel clara, ojos violeta y con un cabello rubio y largo, su peinado era llamativo, pues, tenía su cabello levantado hacia arriba con un lazo al final. Y el rey Myron, un hombre de piel morena, ojos azules y con un cabello pelirrojo y corto.

—Dama, vaya, estas muy bien ¿Cuántos años tienes ya? ¿18?

—Papá, tengo 23.

—Oh cariño, mira a nuestra niñita, ya es toda una reina. Pero ¿Dónde estás? No parece nuestro castillo.

—Y no lo es, estoy en el reino dorado.

—¿Qué? ¿Cómo has entrado? ¿Tienen más oro escondido? ¿Dónde está?—preguntó su padre.

—¿A qué viene eso del oro?

—El oro, querida, el oro es el funcionamiento de nuestro reino—dijo su madre.

—Pues siento decepcionaros pero no he visto nada de oro desde que llegué aquí.

—Mentira, seguro que lo has escondido.

—¡Papá!

—Cariño, seguro que ha sido un malentendido. Si le damos su tiempo nos dirá la verdad.

—Pero bueno, ¿pensáis que miento?

—Hija, estas en el reino dorado, aquí tiene que hacer oro en todas partes.

—Pues siento decepcionaros, otra vez, pero aquí no hay oro.

—Querida, no hay necesidad de mentir.

—Tenéis la fiebre del oro ¿verdad? ¿Todavía no se os ha pasado?

—¿Que fiebre del oro? El oro es el motor de nuestras vidas.

—Ha sido una pérdida de tiempo, seguís igual que antes.

—¿Y qué esperabas? Somos así, no nos puedes cambiar, nadie puede.

—Esperaba que, al menos pudieseis tener algo más que solo oro en la cabeza, me teníais a mí, a vuestra hija.

—Nunca te ha faltado de nada.

—Amor, mamá, me ha faltado más amor por vuestra parte.

—Amor, es solo una emoción absurda, eso no te da el poder del oro—dijo su padre.

—Nunca pensé que diría esto pero, el rey Edgar tenía razón, los dos estabais ciegos por el oro.

—¿El rey Edgar? ¿Está aquí contigo? Que no se acerque a ti o le daré una paliza que lo va a lamentar.

—Cariño, el rey Edgar no es de fiar.

—Ni vosotros tampoco, tanto hablar del oro me está entrando dolor de cabeza.

—Dama, escúchame bien, y esto es importante. El rey Edgar hizo cosas horribles, es cierto que nosotros robábamos sus carruajes de oro para nosotros, pero lo que hizo fue acabar con nuestras vidas.

—Sé lo que pasó, yo estaba ahí, escondida con Wyatt.

—No sé si te acordaras pero, aunque nosotros no hayamos sido unos padres ejemplares te hemos querido mucho.

—Nunca lo olvides cielo, nosotros te queremos… ¡y al oro también!

—¡Myron! Dama, nunca lo olvides—los reyes desaparecieron del espejo, dejando a la reina sola en esa sala.

En el reino oscuro, Wyatt les explicó varias cosas y una de ellas era sobre una llave especial.

—Tenéis que encontrar una llave naranja y oxidada, ahí tendréis las respuestas a todo. Creo que la escondió la princesa antes de irse.

—La princesa… ¿en realidad es asi de mala? No me lo llego a creer—dijo Claudio.

—La princesa Dama sufrió mucho ese día y juró vengarse, todo lo que hizo fue por venganza.

—¿Es esta llave?

—Sí. Esta llave es especial, puedes ver lo que ha reflejado cualquier reflejo con tan solo poner la llave en él y decir el tiempo; la hora y el día exacto.




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