—Algo pasa aquí—dijo Teo en su celda, habían tallos saliendo del suelo. —Oye, ¿estás bien?—La cambiante estaba en el suelo, poco a poco se iba despertando con una risa algo extraña.
—No me lo puedo creer, sí que me ha costado esta vez.
—¿De qué hablas?
—La memoria, normalmente tardo un par de horas o como máximo un día, pero esta vez he tardado más de lo habitual.
—¿Te acuerdas de todo?
—Todo—La cambiante se paso su mano por su corto cabello castaño. —Me gustaba más mi anterior aspecto, rubia, aunque también me gustaba mi anterior aspecto, mi cabello largo y negro…
—¿Has dicho cabello largo y negro?
—Sí. Soy la mujer de las tartas, la reina Dama lo descubrió en pleno cambio, que coincidencia más inoportuna.
—No te entiendo.
—Soy una cambiante, un ser que cambia su apariencia cuando se siente débil o cansado. Yo nunca duermo y… espera, viene alguien.
—Pero ¿por qué tenemos que ir por aquí? Como nos pille, no quiero imaginar lo que nos hará—la voz era de una chica.
—Lo primero es idear un plan y luego ya saldremos, pero no la pienso dejar sola otra vez.
—¿Te crees que yo sí?
—Chicos, chicos, no alcéis la…—Llegaron a los calabozos. —…voz.
—¿Teo?—se extrañó Claudio. —Ah sí, ahora me acuerdo. Querías ir al calabozo voluntariamente porque te sentías culpable.
—¿Y vosotros que hacéis aquí?
—Es una historia larga, pero resumiendo, Liaria ha sido controlada por su sombra y ahora nos quiere matar o algo, está muy furiosa.
—¿Está siendo controlada por su sombra? Lo vais a tener complicado si queréis salvarla.
—¿Y tú eres?
—Una persona que os va a dar un consejo. Largaos de aquí ahora que podéis, si la reina está siendo controlada por su sombra, no será nada fácil separarlas, y lo sé porque yo viví en el reino luminoso por muchos años.
—¿El reino luminoso?
—Te has perdido muchas cosas estando aquí, no te preocupes te pondremos al día.
—La mujer tiene razón, es muy complicado separarlas—dijo Wyatt.
—Asi que tu eres el protector de la reina ¿eh? antes de cambiar de aspecto me lo dijo, por eso pudo envenenar la tarta de manzana.
—Asi que tú eres la cambiante.
—¿La conoces? Es igual, aquí se nos pone el tiempo encima, ¿qué hacemos?—preguntó Brenda.
—Primero sacarnos de aquí, ahí están las llaves, lo tiene ese guardia—el guardia no se movía, era una estatua de metal que, gracias a un liquido azul, la estatua se movía, pero ya no. —Lleva rato que no se mueve, creo que lo que le echó Liaria ya no hace efecto, él tiene las llaves.
—¿Seguro que no se mueve?
—Lo cogeré yo—Brenda avanzó y cogió las llaves, estaban tan enganchadas que le costaba un poco, pero al final las cogió, junto con un brazo metálico. —Bueno, eras tú o yo—le dijo a la estatua. Abrió las dos celdas y tiró las llaves al suelo. —¿Y ahora qué?
—Salir de aquí, subir y buscar la salida, ese será mi plan, y si sois listos vosotros haréis lo mismo—dijo la cambiante.
—No podemos dejarla ahí sola, otra vez.
—Tú tienes un buen corazón, algún día te pasara factura, cuídate y vosotros también, pero yo me largo.
—Espera, yo también iré contigo.
—Pero Teo, es Liaria.
—¿Una persona que viene aquí con un propósito, una venganza, y que todo lo que hace es solo una tapadera? A mi también me duele pensarlo porque ha sido como una hermana pequeña para mí, pero no me va a hacer más daño.
Claudio y Brenda se miraron indecisos, pero un grito desde arriba los alarmó, haciendo que subieran rápido para saber qué pasaba. La reina Lonnie, quien estaba embarazada de 5 meses y medio, estaba acorralada junto con sus guardias, que uno por uno iban cayendo con los tallos de Liaria.
—Debe de haber alguna forma de devolverla a la normalidad.
—La hay, pero es muy peligrosa—dijo la cambiante fijando su mirada hacia la pared donde estaba la sombra.
—Me da igual que sea peligrosa yo hare lo que sea—dijo Claudio, a quien se le sumaba Brenda y Wyatt.
—Yo… está bien, os ayudaré, pero luego me iré de aquí.
—Este es el plan, hay que separar a la reina de la pared—no lo entendieron. —A ver, cuando tienes tu sombra, se ve más clara cuando estas pegada a algo ¿verdad? Y a medida que te alejas se va haciendo más grande pero menos exacta, pues eso es lo que tenemos que conseguir.
—¿Hacerla más grande?—preguntó Brenda.
—No os dejéis engañar por las apariencias, más grande no significa más peligrosa, significa más débil, en este caso.
—Vale ¿y cómo lo hacemos?—preguntó Teo.
—Hay que hacerlo rápido par que no le dé tiempo a contraatacar, si nos ataca no tendremos muchas posibilidades.
—¿Por qué lo dices? Somos cinco y ella solo una.
—Teo, ¿ves esa bola de espinas? ¿Ves el suelo? Alguien ha muerto ahí—señaló.
—No creerás que puede ser…
—No puede ser ¿verdad?
—Bien, hay que ser rápidos y precisos, no hay que darle ninguna ventaja ¿de acuerdo?—todos aceptaron con la cabeza. —Tú y tú—señaló a Brenda y a Teo. —Deberéis ayudar a los que están acorralados por la reina, nosotros tres—señaló a Wyatt, Claudio y a ella misma. —Nos ocuparemos de ella.
—¿Por qué yo?
—Tienes una espada ¿no? Nos vendrá bien. Hay que cortarla de raíz.
—¿Cómo… se corta una sombra de raíz?
—Vamos, hay que detenerla, vosotros seguid recto y que no os vea hasta que yo no de la señal—Brenda y Teo aceptaron con la cabeza. —Tú, puedes convertirte en pájaro ¿verdad?
—En cuervo señorita, y si, puedo hacerlo—dijo antes de convertirse voluntariamente.
—No me has contestado.
—Es muy fácil, cuando la alejemos de esa pared tu solo tienes que pasar la espada por el suelo como si cortases la sombra que las une, vamos, hasta un niño pequeño lo sabría.
—Eso ha sido un golpe muy bajo.
—A mi señal—La reina Dama acorralaba a la reina Lonnie quien ya se había quedado sin guardias que la protegiesen, la sombra estaba al lado de Lonnie quien poco a poco se iba acercando a su sombra por detrás. —Cuervo, despistémosla, hay que hacer que se aleje de la pared.
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nada es lo que parece, historia de reinos, orgullos y mentiras
Editado: 18.10.2020