La reina cuervo (libro 1)

Heroína.

 

Los gritos de auxilio llegaron ha oídos de nuestros amigos, parecía la voz de una mujer desesperada y a toda prisa, Elizabeth y Aris fueron al rescate.

—¡Ayúdenme por favor!

—¿Señora se encuentra bien? —le preguntó Aris lleno de adrenalina.

—¡Mi esposo esta atrapado debajo de esas piedras! —gritó la mujer con desesperación, era una mujer de mediana edad.

—Parece que hubo un derrumbe. —exclamó Elizabeth mientras revisaba el área.

—No se preocupe, ella es una heroína, sacará a su esposo de ese lugar ya verá. —le dijo Aris para confortarla.

—Pero esas piedras son enormes ¿Cómo podrá moverlas una chica? Es muy peligroso.

—Ella no es cualquier chica, confié en mí.

Elizabeth comenzó a mover las rocas una por una con el deseo de que aquel hombre se encontrara con vida.

—Ay mi querido esposo…solo deseo que este bien, no pude hacer nada por él… —dijo la mujer entre lágrimas.

—No llore, todo va a estar bien, no se preocupe. —le dijo Aris mientras la abrazaba.

Elizabeth estaba por terminar de mover todo el escombro, pero había una que era muy grande y pesada, debajo de ella se encontraba aquel hombre.

—¡Ayúdenme por favor!

—¿Se encuentra bien? —le preguntó Elizabeth con voz fuerte y añadió. —¡no se preocupe! ¡Voy a sacarlo de ahí!

—Me duele el brazo, estoy atorado. —declaró el hombre adolorido.

Ante el asombro de la señora, Elizabeth logró levantar la gran piedra y la arrojó lejos, con mucha fuerza, al verla el señor se quedó impresionado.

—¿Cómo puede ser tan fuerte?

—¿Cómo esta su brazo? ¿puede moverlo?

—Me duele un poco, gracias a Dios no esta tan mal, creí que me lo había arrancado.

—Tubo mucha suerte. —Elizabeth lo cargó en sus brazos y se lo entregó a su esposa y esta se alegró mucho de ver con vida a su esposo.

—¡John!

—¡Querida! —la pareja se abrazó y lloraron de alegría, si Elizabeth no hubiese llegado, el había muerto, pues se hubiese deshidratado con el sol pegándole directamente y al estar tan reducido el espacio, hubiese sido dificil respirar.

—Oh, cariño, me legra tanto que estes bien.

—Todo fue gracias a esta señorita, usted es una heroína ¿no es así?

—Si, eso creo. —exclamó Elizabeth avergonzada.

—Es verdad ¡usted es la heroína que sale en los noticieros! ¡La reina cuervo! —exclamaron ellos maravillados.

—Eh, sí, soy yo jeje.

—Muchas gracias por escucharnos, usted es un ángel del cielo, mis nietos no nos van a creer jajaja, gracias también a usted joven, por su traje, usted también debe ser un héroe.

—Bueno, yo no…

—¿Puede ir al hospital? ¿quiere que lo llevemos? —le preguntó Elizabeth con amabilidad.

—No, me siento muy bien, podremos ir nosotros mismos a la clínica, gracias por todo, si algún día pasan otra vez por aquí, pasen a tomar té a nuestra cabaña, mi esposa hornea las mejores galletas de mantequilla que probaran en sus vidas.

—Muchas gracias.

La pareja se fue al hospital más cercano y por primera vez, Elizabeth se sintió de ayuda.

—¡Eso fue increíble Elizabeth! Con ese traje y tu super fuerza parecías toda una heroína jajaja.

—Jajaja, me dio mucho gusto haber podido ayudar a esa pareja, me late mucho el corazón. —expresó Elizabeth sonriente.

—¿Viste que ya sabían de ti? Tu traje es fabuloso.

—El tuyo también.

—Vayamos con Jaime y el señor Ming, deben estar emocionados jeje.

—Si, además muero de hambre jaja.

—No creo que comas más que yo. —le dijo Aris alzando una ceja.

—Será mejor que no me retes jaja.

Elizabeth y Aris llegaron con el señor Ming y con Jaime y les contaron todo lo que había pasado, se tomaron un tiempo para comer y jugar cerca del lago que Elizabeth había visto durante su recorrido y después de un rato los llevaron a sus casas a descansar.

—Disfruten del resto de la tarde, se merecen un buen descanso. —les dijo el señor Ming con una sonrisa.

—¡Gracias por todo!

—Si necesitan algo estaré a la orden. —les dijo Jaime y se despidieron con alegría.

—Oye Aris, se me estaba olvidando jeje ¿Qué harás esta noche?

—Pensaba dormir toda la tarde jaja ¿por qué?

—Queria preguntarte si te gustaría acompañarme a cenar con unos amigos, son de la universidad, será algo tranquilo, prometo que te cuidaré bien.

—¿De verdad puedo ir? —preguntó Aris emocionado.

—¡Claro! Pero si quieres descansar no hay problema yo entiendo.

—No, si quiero ir ¿A qué hora te veo?

—¿Entonces si vas? Genial jaja, bueno, que tal seis treinta ¿te parece bien? La cita es a las siete.

—Perfecto, te veo a esa hora, gracias por invitarme. —le dijo Aris con una gran sonrisa.

—Te veo más tarde. —Elizabeth se despidió de él y Bady los estaba viendo discretamente por la ventana.

Aris entró a su casa con una sonrisa brillante y su padre lo asustó con su bienvenida.

—¡Bentornato a casa amico! (bienvenido a casa amigo)

—¿Cosa stavi facendo alla finestra? (¿que hacías en la ventana?)

—¿Di cosa stai parlando? (¿de qué hablas?)

—Non fare il papá (no te hagas papá)

—Jajajaja, estas loco, solo estaba viendo que mi hijo estaba llegando con cara de tonto.

—Siempre me estas espiando mejor dime en que te ayudo, Elizabeth me invitó a cenar con ella y unos amigos.

—¿Andrai con miss vicina? (¿Iras con la vecina?)

—Non é quello che pensi (no es lo que piensas)

—Ok, ayúdame a lavar los platos y serás libre para ir a cenar con la vecina jaja.

—Gracias papá, voy a apurarme.

Mientras tanto Elizabeth se encontraba tomando un baño, estaba completamente relajada, pero en cuanto su mente imaginó a Sam, los nervios invadieron su calma.

—Ay ¿porque estoy tan nerviosa? Solo es una cena con amigos, Sam no estará solo conmigo, debería pensar en otra cosa, o mi corazón va a estallar.



#6379 en Otros
#1121 en Acción

En el texto hay: romance, accion, heroes vs anti heroes

Editado: 02.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.