Capítulo 11.

A Piero no le importaba tener cerca a su jefa… es más… lo estaba disfrutando, su cuerpo pegado al suyo, su perfume… su piel, ella disimulaba pero era obvio que también sentía algo.

¡No bromees! Por supuesto que no quieres quedarte así conmigo…

¡Claro que sí quiero! – Dijo suavemente pasando algunos cabellos de Alexandra hacia atrás con la mano que tenía libre… ¡Quería apreciar sus hombros! –

No… tú no quieres…

¡No se resista! Déjese llevar como aquel día en su oficina donde me vio a los ojos y no pudo ocultar que le agrado…

¡No te creas importante! – Balbuceó Alexandra como  pudo pero las caricias de Piero en su espalda la estaban perdiendo –

¡No lo soy! ¿O usted qué piensa?... – En eso el ruido del agua caliente en su punto la volvió a la tierra… bajó el recipiente y con cuidado dejó caer poquito de agua en el pecho de Piero y su mano se liberó… igual con la mano de él pegada a su brazo –

¡Bien!...

¡Alexandra! – Exclamó Piero volviendo a sujetarla y esta vez la estrechó en sus brazos muy fuerte –

¿Qué haces?...

¡Te quiero! – Esas palabras la dejaron sin habla… él que quería decir exactamente con eso… se quedó inmóvil… ¡Hasta que vio con terror a alguien no muy feliz por esa escena entre ella y Piero! –

¡Maribel! ¿Qué hace aquí? – Exclamó Alexandra apartándose de Piero y siguiéndola –

¿Dónde está? – Dijo Piero volteando pero se le había perdido… hasta que la localizaron con horror hablando con Kary –

¡Maribel vete! – Decía Alexandra muy asustada por lo que ella pudiera hacer en venganza –

¡No me voy! Esta niña debe saber quién es su verdadera madre – Dijo la muy cínica –

¡Ella es mi mami! – Exclamó Kary inocentemente señalando a Alexandra -

¡Claro que no! Yo soy tu mamá, ella sólo te ha engañado… te cuida por lástima, no te quiere – Eso hizo que Kary empezara a llorar, era muy pequeña para entender… le estaba haciendo un daño irreparable –

Kary… princesa no le hagas caso…

¡No me toques! – Gritó Kary corriendo a su habitación, Maribel sonreía satisfecha por haber envenenado el corazón de la niña en contra de Alexandra -

¡Kary! – Exclamaba Alexandra llorando –

¡Te dije! Y esto sólo es el comienzo…

¡Vete de mi casa! – Gritó Alexandra empujando a Maribel hasta la salida… subió rápido a la habitación de Kary pero había cerrado con llave, no quería verla –

¿Está bien?... – Preguntó Piero –

¡No! Maribel está cumpliendo su amenaza…

¿Qué amenaza?...

¡Nada! No es nada… déjame con mi hija…

¡Ella no quiere verte… por ahora! Déjame hablar a mí con ella…

Pero…

¡Por favor! – Los ojos de Piero denotaban saber lo que hacían, así que Alexandra asintió con su cabeza y el control quedó en las manos de él –

¡Kary! – La llamó él… al escuchar la voz de Piero la niña respondió –

¿Qué?...

¡Abre la puerta Kary! Quiero hablar contigo…

 ¡No! Ahí está… ella… - A Alexandra se le partió el corazón, ya no quería llamarla mamá –

¡No! Estoy solo yo… saca llave y déjame entrar, quiero que hablemos – Kary hizo un pequeño silencio… y al final se escuchó el seguro de la puerta ceder –

Piero…

¡Yo me encargo! – Dijo él entrando y cerrando la puerta –

Kary estaba abrazada a sus osos de peluche y lloraba, no quería ver a Piero, él se sentó a un lado de la cama y comenzó una difícil y delicada conversación con una niña de 5 años.

¿Cómo que tengo dos mamás? – Preguntó la niña de repente viendo a Piero con lágrimas en sus ojitos –