La Reina de Inglaterra

37. Mejor aportador

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—Evangeline Seller— escuché mi nombre y los aplausos eufóricos se escucharon por todo el lugar. Subí al estrado caminado hacia el director a recibir mi diploma.

—Muchas gracias—dije con una sonrisa.

Hizo la señal de que me parara justo al lado de él para la foto, puse mi mejor sonrisa y pestañee por el flash, seguí mi camino bajando los escalones dirigiéndome a los demás estudiantes que ya tenían su diploma.

Habían pasado las semanas en donde me preparé para mis exámenes, me volví más unida a Lucas y puedo decir que si, si estaba enamorada del nerd y ya hoy es mi graduación. Aunque aún no me decidía en que me iba a especializar, si policía o S.W.A.T., pero tenía unos meses para pensarlo, ahora solo estaba enfocada en otra cosa.

El director fue mencionando más nombres de mis compañeros y miré hacia el público donde estaba mi padre con su perra esposa y mi novio quien no dejaba de aplaudir orgulloso por mí.

Me sonroje un poco y mire al frente viendo bajar a Dalia una de mis compañeras en la clase de matemáticas.

— ¡Erg! Ya quiero que esto acabe, quiero ir a la fiesta y festejar que ya salí de este infierno llamado "escuela"—voltee a mirar a Nathalie quien estaba atrás de mí con sus amigas Sofía, María, Nora y Lisa con cara de fastidio.

Aún no me cabía la idea de que ese grupito se hubiera graduado.

Volví a mirar al frente, ya quedaban pocos estudiantes para qué le entregarán su diploma. Quería que terminarán ya también y no era porque quería ir a festejar porque esa fiesta sería más tarde sino porque moría de hambre. No he comido nada desde anoche por estar pendiente a otras cosas y el nerviosismo por este día.

Levante un poco mi toga para sacar mi teléfono de mi bolsillo trasero de mi pantalón. Busqué el número de mi Quasimodo y le escribí Hey ¿podrías comprarme algo de comer? 😥 tengo hambre!! 😔

Mire a donde estaba sentado esperando ver su reacción. Sonrió y me miro negando luego volvió la vista a su teléfono y escribió Te dije que comieras algo, pero no me hiciste caso ¿qué quieres comer?

Se me antoja un McDonald'srespondo.

De acuerdo .

Sonreí y volví a guardar mi teléfono.

—No entiendo como sales con ese feo—susurro Nathalie en mi oído derecho.

Rodé los ojos—no todo está en lo físico, Nathalie—giré para verla—hay muchas cosas importantes que eso.

— ¿Sí? ¿Cómo el que?—preguntó riéndose y las demás se rieron con ella.

—No voy a perder mi tiempo contigo explicando algo que ya es evidente—dije y me giré.

—Apuesto a que le está pagando para estar con ella—comenta Sofía.

—Oh peor aún, ella le paga para que esté con ella para llamar más la atención—le sigue María.

—De seguro para llamar la atención de Brad—se ríe Lisa—no olviden que está enamorada de él, ¿olvidan lo que pasó ese verano?—recuerda y todas se ríen.

Respiro hondo para no girarme y darle un puñetazo en la cara y se arme todo un escándalo, aún no es el momento, no todavía, ya solamente queda poco para que ese día llegue.

Pasaron los minutos y ya habíamos terminado, el director dio su discurso final y ya podíamos irnos todos a nuestras casitas.

Empecé a caminar hacia donde estaba mi padre y Lucas quienes me esperaban con orgullo. Abracé primero a mi padre.

—¡Ah! Cariño estoy orgulloso de ti—me abraza tan fuerte dejándome sin respirar.

—No... Respiro...—dije en un jadeo.

— ¡Oh! ¡Perdón!—se disculpa soltándome.

Sonrió y miro a Lucas parado al lado de mi padre.

Lo abrazo también— ¡Felicidades esmeralda!—dice y me río por mi sobre nombre que me había puesto. Era así como nos llamábamos ahora, el Quasimodo y yo esmeralda.

Mi padre nos separó y nos miró seriamente—hasta el casamiento. Por ahora nada de abrazos y besos, un metro de distancia—me agarra del brazo poniéndome al lado de él y miro a Lucas de arriba abajo con desagrado y luego se giró divamente conmigo agarrada de manos.

Me ríe— ¡Papa! Por Dios ya basta con tus celos—dije mirándolo.

—Ah no señor—negó con la cabeza—ya lo dije, hasta que se casen no van a tocarse ni un dedo.

— ¡Estamos en el siglo veintiuno! Eso no se usa— miré a Lucas quien venía atrás de nosotros con una sonrisa.

—Y a mí que me importa—responde alzando la barbilla—ya hablé con él. Ya sabe qué hacer.

Lo mire confundida y me gire para ver a Lucas quien me guiño el ojo, ¿Y ahora qué?

Salimos al estacionamiento y nos dirigimos al auto de papa, me volteé y vi parado a Lucas cerca de la entrada despidiéndose. Suspire, mi padre aún no aceptaba la idea de que él y yo estuviéramos saliendo.

Cuando se lo dije se puso como loco y saltó que estuviéramos todo el tiempo a tres metros de distancia hasta que nos casáramos, pero él y yo no íbamos a hacer eso y nos veíamos a escondidas.

Subí al auto, Nathalie y su madre llegaron después.

—Tengo hambre — dije.

—Descuida—responde la perra esposa de mi padre con una sonrisa—iremos todos a almorzar a un restaurante en familia.

Le devuelvo la misma sonrisa farsa y ella se gira mirando al frente.

Solamente dos noches más para que esta farsa de esposa buena he hijastra se acabe, ya todo está en la mesa, solo queda tirar los dados y que el mejor apostador gane.




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