En cuanto se enteraron de la noticia, Blake y Lioslaith se apresuraron a ir a donde su hijo y su esposa. Blake había dejado a cargo del castillo y de sus hombres a su hombre de confianza y a Andrew su otro hijo. Clarissa había querido acompañarlos.
Gylen Castle no estaba muy lejos y lograron llegar pronto. Dory luego los puso al tanto de lo ocurrido y los condujo a la habitación principal.
Laonis se encontraba en el lecho, tan pálida e inmóvil como la muerte. Lioslaith y Clarissa, se apresuraron a acercarse a ella y notaron su tacto frío y húmedo. Blake se acercó a su hijo, que dormía sobre un lecho improvisado en el suelo.
-Campeón-le murmuró para que nadie más lo oyera.
Alexander abrió un ojo y en cuanto vio a su padre se fundieron en un abrazo.
-Partimos en cuanto supimos.-le dijo, ayudándolo a ponerse de pie. Alexander sonrió con cansancio y fue a besar a su madre y a su hermana.
-¿Que pasó?-le pregunto Lioslaith. Alexander cansado, deprimido y furioso le contó lo poco que sabía. Ron no había parado de buscar a esa pandilla de rufianes. Porque no había duda de que el villano de Laonis no había actuado solo.
-¿Y que...que pasará con Laonis?-preguntó Lioslaith tragando saliva.
-La daga no logro llegar al corazón pero causó una herida grave. Helga hace lo que puede, pero...no hay nada más. Solo resta esperar.
-Se pondrá bien.-lo animó Blake dandole un apretón en los hombros.-Es una mujer fuerte.
Alexander suspiró apesumbrado. Y abrazo a su hermana. Está era tan pelirroja como su madre y el la adoraba.
-Te eche de menos.-le dijo. Ella sonrió con burla.
-Ni una carta, Alex. Ni un recado. ¡Desapareciste!
-He estado muy ocupado en el castillo. ¿Podrás perdonarme?
Después de fingir pensar, Clarissa sonrió para la dicha de su hermano y le besó las mejillas.
-¡Claro que sí, tontito!
-Iré a traerte algo de comida.-le dijo su madre.-Debes comer bien. -y salió de la habitación dejando a los dos hombres.
Alexander fue a sentarse en la butaca mientras Blake examinaba a su nuera. Su palidez lo asustaba pero no quería preocupar más a su hijo. El ánimo de este era de total derrota.
-Vas muy bien con la reconstrucción del castillo.-comentó.
-Si. Mis hombres hacen un gran trabajo. Ya se inició la construcción de otras habitaciones para el castillo.
Blake asintió.
-¿Que tal vas con los Campbell?
-He estado muy ocupado con las tareas del castillo. Ni siquiera he ido a visitarlos .
-Las amistades fortalecen a un Laird.-le aconsejó.-Quizas ellos te apoyen. Son familia ahora.
-Ni siquiera han venido a ver a Laonis. Les envíe un mensajero avisándoles de lo ocurrido.
-John se encuentra de viaje. De seguro, en cuanto se entere vendrá a ver qué ha pasado.
Alexander se encogió de hombros. La familia de Laonis no se había comunicado con ella desde la boda. Sabía que ella no tenía buenas relaciones con sus padres pero si con su hermano. Así que esperaba que al menos este se hiciera presente en un momento tan difícil como este.
Con los hombros rígidos a causa del cansancio y la preocupación, Alexander volvió a recostarse en la jergon bajo la atenta mirada de su padre. Blake había desplegado una comitiva de hombres en busca de los atacantes pero al igual que Ron poco éxito habían tenido.
Las personas que habían capturado, se suicidaron poco después sin decir ni una sola palabra. Frustrados y bastante molestos, los guerreros regresaron a Gylen Castle a la espera de noticias de su señora .
Clarissa se quedó conversando con Dory y Lioslaith bajo a las cocinas y se puso a platicar con Hilda. Después vio entrar a un trío de muchacha y se quedó pasmada al ver entre ellas a Betty. Ella no la vio sino hasta que Lioslaith se le plantó enfrente. Betty dió un respingo y retrocedió.
-¿Que crees que haces, muchacha?-la interrogó Lioslaith, enfadada.-¿No te había dicho que no te quería cerca de mi hijo?
Hilda se quedó de piedra pero no sé movió. Las otras dos muchachas a hicieron a un lado y dejaron a Betty sola.
-Señora, yo...-balbuceó Betty sin saber que decir. Alexander había dicho que el se encargaría de apaciguar a su madre pero al parecer no había cumplido su palabra. Otra vez.
-No sé que haces aquí.-siguió Lioslaith-Pero hablaré con mi hijo para ver qué sucede. Apenas puedo creer que seas tan descarada como para seguir insistiendo en un imposible. Mi hijo está casado ahora y...
-Solo fue un handfasting.-respondio Betty.
Lioslaith la vio con ganas de comersela.
-Por ahora.-siseo-Y te vendría bien que respetarás este matrimonio.
-¡Lo he hecho!-se defendió Betty. Temblaba ante la mirada de la pelirroja.-Solo trabajo aquí. Ayudo en los quehaceres del castillo y duermo en las cabañas.
Lioslaith miró a Hilda en busca de una confirmación y está con gesto serio asintió con la cabeza.
-Ese es tu lugar.-le recordó Lioslaith-No habrá más. De eso me encargo yo. Y espero que te sepas comportar con decencia y pudor.-y añadió acercándose al rostro de Betty que dió un respingo asustado- Porque sigues estando al servicio de los Macdougall y bien podríamos echarte de clan.
Betty asintió, aterrada y echo a correr hacia afuera. Lioslaith la observó desaparecer y después de tomar la bandeja con comida para Alexander, subió presurosa hasta la habitación.
Blake le notó el semblante furioso y se levantó de la silla para ir hacia ella. Alexander se había vuelto a dormir pero su madre lo acribillaba con la mirada dudando entre despertarlo a patadas o tirarle la bandeja de comida encima.
-Que sucede, cariño?-dijo Blake acercándose con cuidado y quitándole la bandeja de las manos.
-Betty.
Ese nombre era suficiente para hacerla enojar. Lioslaith nunca había querido a esa muchacha y a Blake se le había olvidado que ella se encontraba ahí. Cerró los ojos con pesar y al abrirlos, su mujer lo miraba con ganas de asesinarlo.