Cormac tomó del brazo a Lug y lo apartó hacia un rincón de las ruinas:
—¿No te preocupa eso? —señaló con la cabeza a Nicodemus y a Liam que charlaban amigablemente a unos metros de ellos.
—No —respondió Lug.
—Ese mago está manipulándolo, volviéndolo en tu contra —le advirtió Cormac.
—No es Nicodemus el que puso a Liam en conflicto conmigo, fui yo mismo el que lo hizo al haberle mentido —respondió Lug.
—Pero él está sembrando más discordia, aumentando la hostilidad entre ustedes —protestó Cormac.
—Hay dos cosas que debes saber de Liam —dijo Lug—. Primero, él es un maestro de la manipulación, así que donde tú ves a Nicodemus maniobrando la conducta de Liam, es Liam el que en realidad está manejando a Nicodemus.
—¿Estás seguro?
—Absolutamente —afirmó Lug—. No es la primera vez que lo hace, créeme.
—¿Y la otra cosa?
—Para Liam no hay nada más importante que Sabrina. Hará lo que sea para ayudarla. Mientras nosotros tengamos también ese objetivo, no nos traicionará. Podemos confiar en él.
—No lo sé… —meneó la cabeza Cormac, dubitativo—. ¿Qué pasa si se equivoca? ¿Qué pasa si cree que ayuda a Sabrina aliándose con nuestros enemigos, delatando nuestros planes?
—Nosotros tampoco estamos exentos de equivocarnos —respondió Lug, encogiéndose de hombros—, como ya ha sido ampliamente probado. Y no te preocupes, Liam no hace alianza con enemigos, solo los usa.
—Pareces muy seguro de él —comentó Cormac.
—Nunca tuve dudas sobre él, ni siquiera cuando era un adicto corrompido por su tío y su padre —dijo Lug.
—Nicodemus podría forzarlo…
—Stefan no pudo con él, y tampoco podrá Nicodemus. Liam sabe cómo proteger su mente. ¿No recuerdas acaso que ni siquiera Nemain pudo transformarlo en su títere?
—Entonces, ¿qué sugieres que hagamos? ¿Ponernos en manos de ese muchacho?
—Seguiremos el juego de Liam —contestó Lug.
—Pero…
—¿Tienes una mejor idea? —lo cuestionó la Llave de los Mundos.
—No, pero no me gusta esto. Es claro que Nicodemus quiere que vayamos con él hasta Cambria y no sé si ese es el mejor plan.
—Lo es —opinó Lug.
—¿Por qué? ¿Crees que dice la verdad sobre el descubrimiento de la biblioteca de Arundel?
—No, pero debemos mantenerlo cerca —respondió Lug—. Sabe del problema del Bucle, lo que significa que le sonsacó esa información a Calpar. Si lo tiene en su poder…
—No… —murmuró Cormac, pensativo—. Calpar no sabía de esta reunión, nunca hablé con él. El que sabía que estaríamos en Caer Dunair era Yanis. Tal vez Nicodemus forzó a Yanis de alguna forma, tal vez es el jefe de Garret.
—Tal vez incluso los tiene a los dos —aportó Lug—. Sea como sea, aceptar ir con él a Cambria es nuestra mejor opción, aunque sea una opción peligrosa.
La conversación se vio interrumpida cuando Liam se acercó a ellos con aire altanero:
—Iremos a Cambria con Nicodemus —anunció.
—¿Nos das órdenes? —lo cuestionó Cormac—. ¿Qué te hace pensar que estás al mando, muchacho?
Liam le clavó una penetrante mirada sin contestar, luego se volvió hacia Lug y le dijo:
—¿Quieres explicárselo?
—Ya lo hice —dijo Lug con el rostro sereno—. Solo dime lo que quieres que haga.
—Necesito que presentes un poco de resistencia para que el asunto sea más creíble —le susurró Liam—. Pero, por favor, no sobreactúes.
—Entiendo —asintió Lug.
—¡No me importan tus argumentos, Lug! —vociferó Liam casi a los gritos para que Nicodemus pudiera escuchar la discusión desde donde estaba parado—. ¡Irás a Cambria con nosotros! ¡Y él también! —señaló a Cormac.
—No puedes confiar en ese hombre, Liam —protestó Lug.
—¿Por qué no? Hasta ahora es el único que me ha dicho la verdad —le retrucó Liam.
—No puedes obligarnos —intervino Cormac.
—Los lamebotas de Lug no opinan en este asunto —le escupió Liam con desdén.
—¿Cómo te atreves? —se le lanzó al cuello Cormac.
Lug lo retuvo del hombro y lo apartó del muchacho pelirrojo.
—¡Por favor! —levantó las manos Lug, interponiéndose entre los otros dos—. Decidamos sobre esto de forma civilizada.
—Muy bien —dijo Liam—. Esta es mi decisión civilizada: ustedes dos van a acompañarnos a Cambria por su propia voluntad, porque si no lo hacen… —Liam se acercó al oído de Lug y murmuró unas palabras ininteligibles para todos los demás.
Lug bajó la cabeza y suspiró un pesado suspiro.
—¿Estamos de acuerdo? —Liam le apoyó una mano a Lug en el hombro.
Lug asintió con la cabeza con el ceño fruncido en reticencia.
—Iremos a Cambria —le dijo Lug a Cormac.
—Pero… —intentó protestar Cormac.
—Sin peros —lo cortó Lug.
Liam dio media vuelta y volvió junto a Nicodemus, dando el asunto por terminado.
—Esa fue una amenaza efectiva —comentó Nicodemus—. Me gustaría conocerla. ¿Qué secreto de Lug conoces para poder forzarlo así?
—Todo a su tiempo, Nicodemus —respondió Liam—. Si te lo revelo ahora, perderé mi ventaja sobre él.
—Entiendo —aceptó Nicodemus de mala gana.
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Editado: 19.02.2021