La reina del cementerio

Capitulo 19

 

  Ricchi le contó a Ela todo lo que paso desde el accidente en las vías del tren.
Ella escuchaba atenta. Pero estaba aterrorizada. No sabía cómo manejar la situación.
- Tenemos que descubrir varias cosas - dijo Ricchi – una , ¿por qué te persigue la policía? Este hombre con pelo largo.
- Herbert Todd. Es amigo de mi padre. No sé qué cargo ocupa en la policía pero tiene en sus manos el departamento entero.
- Bien. Después, lo que paso en el hospital. Llegaste muerta y saliste caminando.
   Ela miró a la ventana. No tenía respuesta.
- Hay algo más que quiero saber - dijo Ricchi - tus desmayos. ¿Que los provoca? Ya tenías varios. Pero cada vez vuelves a resucitar. ¿Cómo es posible?
   Ela miró a Ricchi pensando.
- ¿Por qué simplemente no escapamos de esta ciudad? - dijo la chica - Vamos a estar lejos de todo este horror.
Ricchi suspiró.
- Justamente por tus desmayos. Tus muertes provisorias. No las sabemos manejar. 
- Bueno. Si es así, yo pienso que hay solo una manera de averiguarlo ya que el último episodio fue en el hospital.
- Si - dijo el chico - hablar con la doctora. Esa mujer, que es muy hermosa. ¿Cómo se llamaba?
- Virginia Clemens, jefa de la neurología.
- Espera. ¿Cómo la conoces, si no la viste? Estabas en uno de tus desmayos.
Ela acomodó el pelo. Es como tratar de sacar un episodio desagradable de su memoria.
- Era mi doctora, cuando yo entré al hospital por mi enfermedad.

***

   A la media noche Ela y Ricchi salieron del hotel. Tomaron un taxi hasta hospital Santa Brigitta, pero se bajaron dos cuadras antes.
   Acordaron que Ela lo espera a Ricchi en una placita. Él va solo y trata de encontrar a la doctora. 
   La plaza estaba apenas iluminada.
- Me da miedo dejarte sola. 
- No te preocupes por mí. - Ela sonrió triste - No me van a matar. 
- Ya se. Pasaste lo peor.
Ricchi la abrazó. 
- ¿Sabes? No sé cómo termina todo esto. Quiero que sepas. Siempre te amaré.
- Yo también. 
- Enseguida vuelvo.
- Te espero. Tené cuidado. Eres mortal.
Ricchi sonrió.
Alejándose unos pasos se dio vuelta.
- Ela, ¿sacaste la bala de tu cadera?
- Si - contesto ella.
Después de asegurarse que no hay policías cerca, Ricchi entró al hospital sin saber que lo espera allí.
En la recepción estaba la misma mujer que le dio a Ricchi los bonos de la comida la vez pasada. Ella lo reconoció al chico enseguida.
- ¿Cómo estas querido?
- Bien, gracias. 
- Lamento tanto lo de tu novia.
- Gracias. Le quería hacer una pregunta.
- Si, por favor.
- ¿Podría yo hablar con la doctora Clemens? ¿Por casualidad no está de turno ahora?
La cara de la mujer se quedó retorcida del susto.
- Oh, ¡No sabes lo que paso! A la doctora Clemens la llevaron a la comisaria - dijo la mujer - y agrego en voz baja - dicen que mató a dos policías.

 




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