La Reina Del Mafioso

Capitulo 20

  Como me encantaría estar en medio de la nada solo por un día. La ciudad me estaba matando con sus habitantes groseros y apurados.

  Tome un poco más de la botella de agua y una vez que no hubo liquido dentro la tire a un tacho de basura. Seguí mi camino entre el mar de gente.

  Hoy me había despertado muy decidida. Decidida a ser feliz una vez en mi vida. Ese coraje que me dio la "Decisión" había provocado que mi andar sea seguro y que no me sintiera tan inferior cerca de algunos compañeros de clases que asistían a ellas en lujosos autos y con ropa de marca. La universidad de Columbia era la segunda más cara de todo el país en el que habitaba y era normal ver a gente adinerada por todos lados. Hasta Marcus tenia mucho dinero gracias a los locales de comida cara de su familia.

  Entre al edificio Cock y salude a los secretarios del lobby. Ellos me saludaron como era habitual. Me encamine al ascensor, se abrieron las puertas de este y antes de poder entrar me detuve.

  Enzo estaba dentro con sus guarda espaldas.

 - Martina, justo a tiempo.- No entendía nada.- Tenemos que ir a un club privado en las afueras de la ciudad con unos clientes importantes.- Hablo.

  Yo solo le seguí el paso apurado y dominante.

 - ¿Un club?- No se que tipo de "club" ya que había te todo tipos de clubs.

 - Si, un club.- Contesto mientras todo el grupo salíamos al exterior.- Un club campestre.- Dijo rodeando su auto.- Rápido sube.- Y con eso entro al auto.

  Con rapidez entre al vehiculo. Senti el cuero del asiento debajo de mis manos mientras uno de los guarda espalda cerraba la puerta. Segunda vez que estaba en este auto y me segia pareciendo facinante.

  Enzo me entrego la tablet moustrosa.

  La prendí y comencé a chequear las cosas por hacer hoy. Y ahí me di cuenta que a donde íbamos tendríamos una "merienda" con unos clientes importantes, pero el que más resaltaba entre todos era el dueño del lugar el cual lo había subrayado con amarillo gracias a una herramienta de la aplicación, su apellido era difícil, creo que árabe, Habib.

  Sin poder controlarlo mis ojos cayeron sobre le hombre a mi lado que conducía. Tenia una mano sobre su la palanca de cambios y otra sobre el volante. Se veían tan concentrado en la calle y su traje lo hacia ver como un hombre serio. Despegue mis ojos de aquel hombre y los coloque en las veredas de la ciudad. Había gente curiosa y asombrada que miraban el auto de Enzo pasar por las calles a una velocidad respetable.

  Quería decirle mi respuesta a su propuesta pero no sentía apropiado el momento ya que lo veía algo tenso cuando hizo mover sus hombros en una forma de querer sacarse algo de encima. Así que me quede callada y seguí mirando el paisaje mientras tenia en mis muslos mi mochila.

  Me deje llevar por el constante vaivén de las imágenes que me otorgaban el exterior a través de aquellas ventanas con tinta negra bañándolas que no me di cuenta que estábamos estacionando frente a un enorme portón de rejas negras con un tigre de plata en la unión de las rejas. Enzo avanzo cuando uno de sus guarda espaldas hablo con el hombre de la casilla de piedra blanca. El lugar era maravilloso, tenia el pasto a la perfección tanto que me hacia dudar que fuera real, arboles que tenían hojas a pesar de que sea casi el fin del otoño, había carritos de golfs yendo de un lado a otro en unos pequeños caminos, pero lo que más impresionaba del lugar era la enorme estructura que había en medio del club campestre, sus paredes estaban cubiertas con piedras blancas y de marrón claro en diferentes tonalidades y ubicaciones. Una vez que estuvimos al lado de "la casa" pude ver que en el lugar donde teníamos que bajar había una cascada espejo que estaba centrada frente a la puerta pero estaban divididos por el camino de cemento negro.

 - Deja la mochila dentro.- Mando y yo lo obedecí.

  Comencé a notarlo algo molesto, pero no sabia el porque y por alguna razón me entristecía. Sentía que estaba enojado conmigo pero creo que no era así, tal vez tubo un mal día o un mal despertar.

  Ambos salimos del auto y nos dirigimos a la puesta de cristal y madera en la cual había cuatro personas con el uniforme del club en el cual sus remeras tenían un pequeño logo sobre el corazón. Trate de ponerme a la altura de Enzo pero no lo lograba con facilidad ya que su andar era violento y sus piernas lo ayudaban a dar grandes zancadas. Pero comenzó a reutilizar su andar cuando me vio esforzándome por llegar a su altura, hasta que por fin llegue y me sentía agotada de repente. Sentí el peso de su mirada sobre mi cabeza y decidí enfrentarlo con curiosidad, pero me sostuvo la mirada por un momento para luego enfocarla en el grupo de hombres que estaban sentados en una gran mesa redonda cerca de un ventanal en el cual se veía gente jugando golf.

 - Enzo Cock.- Dijo un hombre con traje blanco y rojo mientras se levantaba de su asiento interrumpiendo a un hombre que le hablaba.

  Se acerco a mi jefe y le dio su mano en forma de saludo.

 - Señor Habib.- Su voz sonó profunda.

  Me dio algo de risa al escucharlo hablar de diferente forma con una persona comparando a cuando me dirigía la palabra.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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