La Reina Del Mafioso

Capitulo 28

  Las farolas de una de las grandes camionetas negras ,que de seguro le pertenecía al tal Marcel, alumbraban el vehículo dentro del contenedor. Sabia que tipo de auto era ya lo había visto correr en la pista a través de la pequeña pantalla del viejo televisor del orfanato. Todavía me acuerdo el ruido de los autos al pasar cerca de las cámara y como los chicos lo alentaban entusiasmado.

  Enzo se acerco al F1 de Ferrari. Había bastante espacio en el contenedor como para que una persona pudiera caminar a su alrededor y eso, justamente, hizo Enzo.

  Las grandes y gruesas ruedas del vehículo estaban atadas a ganchos que había en el piso con unas cuerdas las cuales parecían resistir hasta el peso de un elefante.

  Junto a los amigos de Enzo vimos como el miraba con detenimiento el F1 buscándole algún desperfecto en el.

 - ¿Todo en orden?- Cayden le pregunto a su amigo mientras lo observaba chequear el vehículo.

  Al final Enzo salio de la caja y con sus manos escondidas dentro de sus pantalones contesto.

 - A mi tío le encantara su regalo de navidad.- Contesto dándole el "visto bueno".

 - Los ricos y sus gustos caros.- Bromeo Marcel.

 - ¿A que Italiano no le gustaría que le regalen un auto de Ferrari?- Pregunto con obviedad Cayden.

 - Hay algunos Italianos que nos les gusta la estética de los autos de Ferrari.- Nuevamente Enzo contesto a la pregunta de Cayden.

  Lentamente me alegue un poco de los amigos y me intente acercar a los hombres que protegían a mi jefe y que me caían bastante bien, pero la vos de el hombre de tinta me hizo detener mis pasos.

 - Martina.- Me llamo.

 - Si, señor Cock.- Le conteste a su llamado mientras me volvía a acercar a el.

  Sus ojos cayeron sobre mi y su labio se elevo en forma de una sonrisa.

 - ¿Que opinas del auto?- Dijo señalando con la cabeza al vehículo dentro del contenedor iluminado.

  Mire nuevamente el F1 rojo vivo y luego a el pelirrojo.

 - Que parece nuevo a pesar de haber corrido en la temporada del dos mil seis.- Conteste entre medio de mis recuerdos y la actualidad.

  Los dos hombre me miraron sorprendidos pero Enzo me miro satisfecho.

 - Me había olvidado.- Hablo nuevamente Enzo.

  Todos le prestamos atención.

 - Marcel, Cayden.- Su mano aterrizo en mi hombro con suavidad.- Ella es mi secretaria, Martina.- Hablo con orgullo.

 - Que suertudo eres, amigo.- Marcel me sonrió y yo le devolví el gesto.

 - Le contare a Belen.- Un hombre que estaba sentado sobre el capo de una de las camionetas negras hizo que Marcel le mostrara su dedo medio.

  El aire se lleno de la risa exagerad de aquel hombre que hizo que el hispano se molestara el cual miro su reloj de mano.

 - Creo que ya es hora de cargar el auto en el barco.- Volvió a hablar el hombre de piel bronceada.

  Estaba segura que si Trayce viera a Marcel diría que es todo un modelo por su piel, su rostro y todo lo que conformaba su cuerpo.

 - Confió en que llegara antes del sábado.- Enzo le dio unas palmadas en la espalda a Marcel.

 - Claro, amigo.- La mano del hispano cayo sombre el hombro de Enzo.

  Luego de algunos saludos y abrazos comenzamos a caminar con los últimos rayos de sol y el frió viento de la costa del rió golpeando contra nuestros cuerpo y la luz solar impactaba contra el parabrisas del auto de le hombre de tinta el cual abrió la puerta del vehículo del lado del copiloto para que yo puedo estar cálida en su interior rápidamente.

  Vi por la ventana el paisaje que se movía con rapidez gracias a las rápidas ruedas del auto. La oscuridad ya había bañando por completo el cielo del continente en el cual me encontraba y las luces de la cuidad ya estaban en su plenitud haciendo que mi rostro se ilumine con diferentes intensidades y colores de luces gracias al pasar del auto.

 - ¿Tienes hambre?- El silencio fue cortado por un cuchillo gracias al hombre que conducía.

 - Si miento ¿Lo detectarías?- Gire la cabeza que se encontraba contra el respaldar y lo mire.

  El me vio de reojo ya que no podía desconcentrarse de la ruta porque sino terminaríamos en un accidente.

 - Entonces vamos a comer.- Dijo cambiando de carril.

 - Aceptare tu orden pero si vamos a un lugar barato.- Observe atontada como sus hombros se movieron para liberar tensión en ellos.

  El giro la cabeza por un segundo y me sonrió.

 - Como lo desee la mujer que cada día me sorprende más con su sabiduría.- Contesto alegre.

  Mi risa hizo que la música sonara baja y le di un pequeño golpecito en el hombro a Enzo.

 - Siempre creeré que necesitas una cirugía de ojos, hombre de tinta.- Coloque la parte trasera de mi cabeza contra el frió cristal tintado de negro para poder ver el perfil del guapo espécimen el cual no parecía humano que sostenía el volante de aquel auto que resaltaba en cualquier lugar. Menos en Dubai.

 - Ni loco me haría una cirugía de ojos porque en la recuperación los tendré tapados y no podre verte.- Mordí un lado de mi labio inferior.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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