La Reina Del Mafioso

Capitulo 29

  Ese lunes. Ese maldito lunes quedo tallado en piedra en mi mente. Los sentimientos que revoloteaban como buitres sobre su presa ,la cual era el impulso de probar aquellos labios con los míos, seguían estando presentes cuando el recuerdo de esa noche llegaban a mi mente en cualquier momento y aveces lograba que me distraiga de mis clases en la universidad. Había comenzado a querer más al trabajo ya que sabia que el estaba ahí, dentro de su despacho. Y si, quería besarlo, quería dar mi primer beso a aquel hombre que me hacia derretir con sus palabras o con su tacto, pero esa noche solo bese el puente de su nariz y me acuerdo bien que el cerro los ojos cuando mis labios hicieron contacto con su piel.

  Y ahora, Miércoles, los únicos sentimientos que me invadían era el de la emoción y la adrenalina.

  Caminaba al lado de Enzo mientras nos acercábamos a un camino de cemento el cual estaba rodeado por un brillante pasto verde y algunos arboles de copas altas.

 - ¿Sabes conducir?- Mire al pelirrojo y contemple su vestimenta.

  Estaba de traje el cual era completamente de un azul oscuro casi negro y su camisa junto con el pañuelo del bolsillo de su saco eran negros, pero lo que más me impresiono de ese traje era como el chaleco que estaba debajo de su saco desabotonado lo hacia ver un abdomen delgado cubriendo de seguro la musculatura de su abdomen. Era la primera vez que lo veía con un chaleco y lo admito, lo hacia ver más serio y sexy.

 - No.- Sus ojos me encontraron y note en el tranquilidad.

 - ¿Quieres que te ensañe a conducir?- Me pregunto Enzo para luego señalar con su mentón hacia adelante.

  Mire hacia el frente y me encontré con un auto de color negro con una finas lineas rojas, bajo y por su estética supe de que marca era.

 - Creo que por esta vez paso.- Me cruce de brazos y lo mire.- Enzo.- El dejo de mirara el vehículo el cual brillaba con el sol que todavía seguían en el camino ha su "cueva".

 - ¿Si?- Elevo una ceja al verme cruzada de brazos.

 - ¿Eres Italiano?- Relaje mis brazos y deje mis brazos colgando a cada lado de mi torso.

 - Tengo sangre Italiana pero nací aquí.- Asentí con la cabeza.- ¿Vamos?.- Bajo su ceja hacia su lugar de siempre.

 - Vamos.- Y con pasos rápidos me acerque al vehículo estacionado a un costado de la pista.

  El me abrió la puerta del auto deportivo de Ferrari y mire curiosa como se abría la puerta. Era totalmente diferente al auto de Enzo. Parecía el ala de un ave. Me senté en el asiento y me sentí un poco más cerca del suelo. Creo que los autos bajos no son lo mio. El extraño cinturón del asiento me hacia recordar a los astronautas de los dibujos animados cuando estaban abrochando sus cinturones para poder ir al espacio. Pase mis brazos debajo de aquel cinturón parecido a la correas de mi mochila la cual esperaba en el asiento del copiloto del otro auto de Enzo. Mire mejor el interior y quede embobada por su diseño. Era tan fino y a la vez deportivo.

  Un viento frió hizo que me hiciera más pequeña en mi asiento.

  Mire hacia mi izquierda y vi como el hombre de tinta se sacaba el saco mientras miraba al frente. Creo que nunca en mi vida vi ese movimiento de sacarse una prenda como lo hacia ahora. El aire en mis pulmones ya no existía y lo que si existía era los violentos golpes que daba mi corazón en la caja torácica. Trague saliva. Enzo entro al vehículo y dejo su saco en un espacio que había entre los dos asientos sin miedo a que se arrugase.

 - ¿Te ayudo con el cinturón?- Pregunto señalando con un dedo el raro cinturón el cual tenia un adorno de un caballo amarillo.

 - Si, por favor.- Conteste algo tímida ya que su acción anterior me había dejado fuera de mi valentía.

  El se inclino hacia mi. No le fue tan incomodo por lo largo que es su cuerpo. Creo que podría sobrevivir un día entero sin aire ya que la mayoría del día lo contenía por las acciones de aquel hombre que abrochaba mi cinturón de seguridad con tranquilidad. Sentí un olor nuevo, uno que nunca había sentido su aroma, es olor, ese varonil olor era desprendido por el cuerpo de Enzo. No sentí ese toque a alcohol y deduje que era su propio olor, un olor natural que te hacia querer estar pegada a la persona que lo portaba.

 - Listo.- El olor se alejo junto con Enzo.

 - Gracias.- Me acomode mejor en mi asiento y escuche un chasquido a mi lado. De seguro era el cinturón de seguridad de el.

  En un abrir y cerrar de ojos algo pesado estuvo sobre mis piernas. Mire hacia abajo y me encontré con un casco negro.

 - ¿Y esto?- Pregunte para luego tomar entre mis manos la bola de plástico brillante negra.

 - Tu seguridad. No quiero que te dañes la cabeza.- Hablo mientras colocaba la llave en el contacto.

  Eleve una ceja.

 - Eso significa que no eres buen conductor.- Hable burlona.

  El capto mis intenciones de bromear pero su tranquilidad junto con una pizca de seriedad me contagiaron luego de que terminara de hablar.

 - Soy el mejor conduciendo.- Dio una primera vuelta a la llave.- Pero el destino es muy engañoso y te ataca por sorpresa. No quiero que lo haga con nosotros.- Y giro nuevamente la llave en el contacto.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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