La Reina Del Mafioso

Capitulo 59

 

Canciones:

Bebe Rexha - Self Control

 

  Habían pasado ya cinco días desde aquella noche mágica que pase con Enzo y de que todas las personas que trabajan en la empresa de el hombre de tinta se enteraran de nuestra relación, al principio no me sentí como con aquello pero luego me gusto saber que las mujeres dejaran de ver a Enzo con una pequeña esperanza de que ellas podrían tener una oportunidad con el magnate.

  Enzo estaba por poco caminando por las paredes dentro de su oficina la cual tenia la puerta cerrada gracias a las flores que había traído un repartidor con el nombre de una estrella del modelaje la cual es cliente de la empresa y lo conocí ayer. Toque con las puntas de mis dedos los girasoles los cuales no me llegaban a agradar lo suficiente como para que los coloque en un florero pero me da mucha pena que ellas muran tan rápido solo porque a mi no me gusta su aspecto.

 - ¿Que harás con ellas?- La vos de Trayce me hizo observarla del otro lado del escritorio.

  Mi amiga había venido de visita unos minutos antes de que llegaran las flores lo cual provoco que Diego enfocara su mirada en el cuerpo de su novia la cual ya se había enterado de todo lo sucedido con Enzo pero sin tener lujo de detalles.

 - Las pondré en un florero con agua.- Dije dirigiéndome a la cocina con Trayce siguiéndome como un patito bebe.

 - Pero, ¿No crees que eso sera un problema para tu relación?- Su pregunta me resulto insultante y nada agradable pero no le di importancia sobre como me hizo sentir.

 - No tiene porque enojarse por unas flores.- Tome una recipiente hondo y largo de cristal el cual comencé a rellenar de agua.

 - Tienes razón.- Trayce tomo una manzana que había en un bol con frutas y le dio un mordisco.

 - Todavía no me has dicho el porque de tu visita.- Retire las flores del papel y comencé a colocarlas dentro del florero improvisado de a una.

 - ¿No puedo extrañar a mi amiga?- Dijo algo ofendida por mis palabras.

  Me voltee y no pude resistir las ganas de abrazarla. Trayce me devolvió el abrazos.

 - Me hacia falta estar unos minutos contigo.- Nunca pensé tener una amistad como la que tenia con Trayce, una amistada de amigas de la infancia.

  La puerta de la cocina se abrió y Diego entro a la habitacion. Nosotras solo lo miramos sin despejarnos de la otra.

 - Creo que es hora que vayas a casa, el señor Cock necesita que Martina se presente en su despacho.- Ambos lo miramos con seriedad en nuestros rostros hasta que Trayce suspiro y nos separamos de nuestro abrazo.

 - Por la noche te llamo.- Me dijo con una sonrisa.

 - Claro.- La vi salir de la cocina con Diego pisandole los pies.

  Tome el florero y salí de la cocina para luego dejar el recipiente de cristal sobre el escritorio para que le pueda darle algo de vida a aquel espacio frió a pesar de los rayos de sol que atravesaban el enorme ventanal con apariencia de ser fuerte. Tome la tablet monstruosa de mi escritorio y me dirigí al despacho de Enzo con ganas de hacerle recordar todas las cosas que tiene que hacer hoy. Empuje la pesada puerta y entre a la habitacion cerrando la puerta detrás de mi. Enzo se encontraba sentado en su silla mirando su monitor de computadora con pura concentración. Sonreí de lado al verlo tan concentrado en el trabajo. Avance sin hacer ningún ruido.

 - ¿Me llamo? Señor Enzo.- Hable formalmente.

  Enzo se sorprendió al escuchar mi voz y la molestia se disperso por sus ojos al darse cuenta como me había dirigido a el. Sabia que le molestaba que hablara con el tan formalmente y por eso decidí hablarle de esa forma ya que me encanta cuando se molesta. Lo observe levantarse de su silla con la molestia aun a flor de pie, por cada paso que daba hacia a mi tenia que elevar un poco más la mirada ya que su altura era demasiada para mi. Sus brazos rodearon mi cintura para luego atraerme a su cuerpo con brusquedad lo cual provoco que sonriera.

 - Sabes que me molesta mucho que me hables de esa forma.- Dijo haciendo chocar su aliento mentolado contra mi rostro.

 - Lo se.- Le conteste mientras re-acomodaba su corbata negra con lineas finas de color rojo vino.

 -¿Que has hecho con las flores?- Me pregunto mientras observaba como acomodaba su corbata.

  Alise el accesorio de tela con mi mano y lo mire a los ojos mientras sonreía.

 - Las coloque en agua.- Deje un corto beso en sus labios lo cual no hizo que se relajara demasiado.- ¿Que sucede?- Le pregunte mientras re-acomodaba su cabello pelirrojo.

 - Me molesta.- Hablo con un tono de voz sombría la cual no me intimidaba en lo absoluto.

 - ¿Estas celoso?- Le pregunte divertida.

 - Lo estoy.- La diversión se fue al escuchar su afirmación a mi pregunta. Rodee su cuello con mis manos y lo mire a los ojos con la misma intensidad que el miraba los míos.

 - Sabes que eres el único para mi, Enzo.- Una de sus manos se coloco sobre mi mejilla con ternura.- Que haya conservado las flores no significa que me voy a enamorar de esa persona, eso se llama ser cortes, amor.- Ha Enzo no le resulto suficiente mis palabras como para cambiar su humor.- Confía en mi, Enzo.- Sus ojos se suavizaron y sus labios se colocaron con delicadeza sobre los míos.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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