Aura
Caminé con él tras de mí.
Se aclaró la garganta, lo que me hizo voltear.
—¿Pasa algo?
—Tengo que contarte algo —respondí.
—Yo también —respondió tratando de ocultar sus nervios.
—Bien tu primero.
Suspiró.
—Cierra los ojos.
Lo miré con una ceja levantada, pero al final lo terminé haciendo, una sonrisa creció en mi rostro.
—Ábrelos.
Los abrí y miré que estaba arrodillado con un anillo entre sus dedos.
—¿Te casarías conmigo?
Me quedé muda, mirándolo pasando mi vista de él a él anillo. Lo agarré del brazo y lo hice pararse.
—Tayden —lágrimas se acumularon en mis ojos—. Discúlpame tanto, por darte ilusiones, por hacerte creer que quizá tendríamos una oportunidad.
—¿Qué?
—Me casaré con el príncipe Rodrick —resoplé.
Traté de acercarme a él, pero retrocedió. Una lágrima se deslizó por su mejilla
—No hagas esto, por favor.
—¿Hacer qué?
—Déjame acercarme, déjame abrazarte.
—¿Desde cuándo lo sabías?
—Desde siempre. Sabías que esto pasaría.
—Nos creí invencibles.
—Lo lamento.
—Entre el trono y yo ¿Cuál escogerías?
Me quedé callada.
—Vez ahí está tu respuesta, puedes escoger y no lo haces.
—¡No tengo otra opción!
—¡Siempre la hay!
—¡Para mí no!
Me señaló queriendo decir algo, pero al final se quedó callado. Se pasó las manos por el rostro resoplando.
Se acercó a mí entendió mi mano dejando en este el anillo.
—Puedes quedártelo.
—No claro que no.
—Es tuyo —me miró a los ojos—. Lo compré pensando en ti, así que te pertenece.
Vi tristeza en él.
—No me arrepiento de esto.
Me abrazó.
—Sé feliz, aunque no sea conmigo.
Asintió dándose la vuelta.
—Te amo.
Susurré.
Vi en anillo en mis manos, era muy bonito y ahora muy importante.
⊷⊶
El cuarto se sentía callado sin las risas de medianoche de nosotros.
Se sentía frío sin él.
Sabía que ya no se colaría en mi habitación durante la noche, ya no me quedaría dormida con el abrazándome.
Me mostré con él.
Entregué mi alma y cuerpo a él.
Tenía la esperanza que viniera y me abrazara diciendo que esta sería la última vez, no tenía planeado esto. Quizá suene egoísta, pero pensada no decírselo, no por ahora.
No disfruté de la última vez juntos.
Sentí la necesidad de buscarlo, pero no lo hice.
Suspiré, sintiendo como las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. No quería que mis sollozos lo escucharan así que los oculté con la fría almohada.
Me hice bolita en la cama.
Podría ser débil, pero este amor lo sentí y fue uno de los primeros que tuve.
Sentía mis ojos hinchados, poco a poco se fueron cerrando sintiendo cada vez más el sueño y el pesar que esto me causaba.
Y con un pequeño dolor de cabeza me quedé dormida.