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•La noche de los justos•
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Habíamos llegado hace más de una hora a la morada de Tim, podía recordar cada rincón de este lugar. Tim y yo habíamos sido amigos anteriormente, por ello yo ya había pisado este lugar. Nuestra amistad no tuvo mucha duración, no duró mucho más que un verano, sin embargo podía reconocer la honestidad en sus palabras.
La música se escuchaba por todo el lugar, las luces neón y el montón de gente no me dejaban distinguir entre la multitud movimientos sospechosos. El lugar estaba a tope de personas; brujas, lycans, druidas, elfos y vampiros. Tim sí que se había lucido con ésta fiesta.
Aunque habían muchas especies bien podría decirse que se agrupaban con los suyos, uno que otro era el que se mezclaba.
La casa estaba oscura y la iluminación solo consistía en las luces instaladas con el sonido. El patio trasero se había convertido en una pista de baile muy transitada, la sala y el piso de arriba muy a mi pesar se con certeza que serán aprovechados para fornicar. El equipo estaba a un par de metros de donde la multitud bailaba, eran tres cornetas grandes, una mesa con equipos audiovisuales, luces neón, máquinas de humo y todo lo que pudiera haber en un equipo de festejos.
Chloé se encontraba hablando con Sophie a unos centímetros de mi, Trevor estaba bailando muy plácidamente con Elle, cuya estadía era por gracias a mi. Aún no lograba descubrir el paradero de Maya pero pronto tendría que saberlo, si quería protegerlos, debía buscarla. No me preocupaba la idea de que estuviera en el piso de arriba disfrutando de su tan abierta sexualidad, debido a que los vampiros no pueden concebir, me preocupaba el hecho de que pasara algo y ella estuviera lejos del grupo, lejos de mí. No me perdonaría si algo le llega a pasar.
Dejé el vaso que contenía alcohol en un muro cercano a las sillas donde me encontraba sentada y caminé dentro de la casa, en la sala habían parejas bailando, otros conversando y manteniendo el respeto por el público que no quería ser testigo de algunos espectáculos, más no sé que me esperaría en el piso de arriba.
Subí las escaleras tras haber logrado cruzar entre la muchedumbre que estaba bailando camino a esta y mientras más subía menos seguridad tenía. Recordé quién soy, mi procedencia, mi familia y de qué soy capaz, obteniendo así la mayor seguridad posible. Cuando me encontré en el segundo piso noté que estaban vacíos los pasillos. Temía tener que buscar entre las puertas situadas en este lugar.
¿Como entraría a May?
De entre una de las habitaciones salió un chico, alto, de tez blanca y cabellos negros azabache, disfrazado de Drácula. Siempre haciéndole honor a sus ancestros.
—Justo con quien quería encontrarme—Habla al verme y se acerca a mi—. ¿Has estado evitándome durante toda la noche?
—Bueno no es como si quisiera estar cerca de ti, Tim o de Lía—Respondo con honestidad.
—Estás en mi casa, en mi fiesta, en mi territorio y aún así esperas no encontrarte conmigo... Eso es algo muy inteligente Allison—Dice con ironía—. Aunque ella no ha podido venir, no se encontraba bien.
—¿Has visto a May?—Pregunto perdiendo la paciencia. Doy un vistazo a mi alrededor y efectivamente entre las paredes ocre del lugar habían un total de trece puertas. ¿Como sabré dónde está la rubia?
—Ah, Lilit. Un vestuario muy interesante, la primera mujer de Adam y la querida de Lucifer. Un poco bizarro ¿No crees?—Dice inspeccionando mi vestimenta. Me cruzo de brazos negándome a continuar con este juego. Si tenía que correr entre todas las habitaciones lo haría, ya no tengo un buen presentimiento en todo esto. Sonríe con triunfo y luego prosigue a hablar;— Maya está en esta habitación, justo tras de mi. Tal vez deberíamos entrar o tal vez no.
—¿Por qué tú saliste de esa habitación?—Señalo la puerta blanca y luego a él, curiosamente son del mismo color; blanco.—¿Qué le hiciste a May?
—Nada, comprobemoslo.
Abre la puerta y me toma del brazo, seguidamente en un acto brusco ambos entramos a la habitación. Habían un total de cinco personas además de nosotros y Maya.
Maya estaba en el suelo junto a los otros, pude notar que hay dos vampiros y tres lycans, dos de ellos chicas. Todos alrededor de una botella.
—Pero mira lo que me he encontrado justo en el pasillo—Informa Tim sin soltar mi brazo.
Retiro su brazo con una manoteo y miro a Maya con interrogación. Luego observo a los Lycans, estos me miraban con cierto nerviosismo, uno de ellos me parecía conocido, inquietantemente conocido.
—Solo jugamos a la botella—Responde señalando el objeto del suelo—Únete.
—No, May, yo...
Ante mi negación se levanta del suelo y prosigue a acercarse a mi.
—Solo vayamos con los demás—Ruego. Ella me toma por los hombros y poco a poco nos lleva con los demás y me sienta, junto a ella.
—Solo está tímida. Ella normalmente es una experta en estos juegos—Dice a los demás.
Bueno si no tuviera la sospecha de que van a atacarnos probablemente actuaría como May quiere.
Observo a los jugadores, los vampiros tienen una apariencia similar a la de Tim; altos, delgados, pálido, uno rubio y el otro castaño. Por otro lado los de mi raza; las chicas son totalmente distintas; una alta y delgada, pelirroja, de un color casi tan intenso como el de Joseph y la otra más baja y pelinegra. Pero el chico... El chico era aquel que nos encontramos en Southwood. No puede ser...
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Editado: 19.11.2024