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•Deseos tortuosos•
Chloé.
—Solo un labial rojo y ya estás lista—Digo agregando maquillaje por el rostro de Allison.
—No quiero uno rojo—Se niega sentada en la silla de su cómoda—No es el adecuado para la ocasión.
—Cariño, puedes llorar todo el día y un labial rojo ocultará tu tristeza. ¿Cómo que no es el adecuado para la ocasión?—Pregunto. Allie lleva un hermoso vestido blanco cuya falda es con vuelo y llega hasta sus rodillas, la parte superior es en V y las mangas en tiras finas suben por sus hombros. Su cabello lo he recogido en un hermoso moño dejando algunos mechones caer por su rostro y sí, tacones, bajos y blancos.
—Solo un poco Chloé, hablo en serio—Advierte y yo doy un aplauso satisfecha.
Aplico el producto a sus labios y voila—Estás lista.
—Bueno, ya voy, super Aidan ya debe estar por llegar—Se levanta tomando los bordes de su falda—. Apagas la luz al salir ¿Bueno?
—Sí, tranquila ve—Respondo sin mirarla debido a que ella ya se se encontraba casi fuera de la habitación mientras yo guardo mis productos.
Allie salió de la habitación y yo me quedé unos minutos más inspeccionando mi aspecto. Llevo puesto un vestido ajustado a mi cuerpo color caqui claro, con un escote sutil, unos tacones de punta nude y mi cabello suelto en ondas. No hace falta mencionar mi maquillaje, es lo usual.
El sonido de mi móvil se introduce en mi oído y en seguida me aparto del espejo para tomarlo. Era Josh.
—¿Bonita?—Pregunta al otro lado de la línea.
—Rojito—Respondo con dulzura.
—¿Estás lista?
—Sí—Respondo expandiendo el labial por todo mi labio inferior con mi dedo indice; algunos golpes en la puerta me interrumpieron nuestra conversación—; Rojito tengo que colgar, ya te envió un texto.
—Adelante—Ordeno al colgar. Una de las empleadas del hogar hacen acto de presencia. Entro a una aplicación en mi móvil y redacto un mensaje para Josh;
"Nos vemos en dos horas. ¡Ya estoy esperando verte!
XOXO.
Tu bonita."
—Señorita Chloé están todos reunidos en el despacho de su tío, la están esperando; ha llegado el joven Aidan.
«Ha llegado el joven Aidan»
Tras escuchar esas palabras salgo de la habitación corriendo, sin importarme la seguridad de mis zapatos. Bajo por las escaleras con gran velocidad y abro la puerta del despacho sin anunciarme.
Ahí estaba Aidan, junto mi tío, mis padres, la abuela, ¿Pero dónde está Allie?
Él me observa y por un momento pude ver la inocencia en su rostro; aquella que aún tenía cuando se fue. Sorprendida corro a sus brazos y nos hundimos en un profundo abrazo.
—Estás devuelta super Aidan. Te he extrañado.
—Hola—Fue lo único que dijo al soltarme; su voz sonó tan fuerte, tan distante y tan fría.
Y ahí entendí que él ya no era el mismo.
🌙🐺🌙
Baje las escaleras hasta el living de mi hogar. Y proseguí a caminar hasta la cocina, cuya puerta trasera daba al patio, donde había un camino lleno de bombillas blancas guiando a todos hasta el lago. Caminé sin paso apresurado, tomándome mi tiempo para pensar. Luego de unos tres minutos llego al lago. Una gran mesa con mantel blanco estaba en el centro del lugar. En el lago se encontraban velas flotando, encendidas, y bombillas colgadas entre los arboles. Ya habían algunas personas sentadas en las sillas blancas situadas en el lugar. El banquete había quedado perfecto.
—¡Allison Sallow!—Exclama Sarah Scott al verme. Sarah Scott, hija del señor Scott; si mal no estoy informada es secretaria en el edificio ministerial, está casada y esperando un bebé, el bulto en su vientre me lo acaba de confirmar.
—Sarah querida. —Saludo—; luces realmente hermosa. Serás una madre muy linda.
—Gracias Allison, pero tu belleza me hace parecer ordinaria en este momento—Responde a mi halago el cuál agradezco con una sonrisa.
—¿Has visto mi familia?
—He visto a algunos ir en dirección a tu casa—Responde—; parecían nerviosos.
—¿Nerviosos?
—Sí, como emocionados.
—No puede ser...—Abro mis ojos sorprendida—; ¿Me esperas aquí?
Ella asiente y yo echo a correr en dirección a mi hogar.
—¡Allison ten cuidado, puedes caerte!—Grita desde la distancia.
Llego a la oficina de mi padre, la puerta se encontraba abierta, entro con nerviosismo; usualmente no es algo propio de mí.
—Hola—Dice en dirección a Chloé. Noto la cara de decepción en ella y sé a que se debe.
Me trago mi nerviosismo y emoción. Si él no estaba contento de estar en casa, ¿Por qué yo me alegraría de verle?
—Padre—Digo y todos miran en mi dirección; el pequeño Chris se acerca a mi y toma mi mano—. Ya han llegado todos los invitados.
Aidan me mira, me mira directamente, tal vez notando lo fuerte que me hecho, lo orgullosa que soy y por un segundo pude notar tristeza en sus ojos, fue efímero; pero real.
—Bueno ¿vamos yendo?—Pregunto tomando la mano del pequeño. Me miraban con asombro, pero algo dentro de mí me hacía actuar de esta manera, algo llamado; decepción. Este ya no era nuestro Aidan, nuestro Aidan se quedó atrapado en este lugar años atrás, en aquel lago, junto a mi en los días de soledad, junto a ambas en los momentos difíciles.
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Editado: 19.11.2024