Había llegado el día, desde ahora en adelante él debería mostrar más que nunca su lealtad a su nación, aún no sabía qué es lo que el gobernador le estaba pidiendo que hiciera, solo le había dicho que recogiera sus cosas, ya que pronto lo pasarían a recoger.
No iba a negar que estaba nervioso, y es que temía cometer algún error, así que debía pensar más que nunca sus palabras, incluso sus más pequeñas acciones debían ser predeterminadas, por su mente pasaban una y mil posibilidades de que podría suceder en su próximo encuentro con el gobernador.
Ziehen estaba inmerso en su mente, tanto que no escuchó los primeros golpes que dieron a la puerta, cuando estos fueron un tanto más fuertes, el chico reaccionó, se levantó de la cama de golpe, en la cual se encontraba sentado, fue abrir la puerta y por un momento creyó que sería el gobernador, pero no esperaba para nada la persona frente a él.
— Tú debes ser Ziehen Merte — un hombre no mucho mayor que él se encontraba en el umbral de la puerta, y para su sorpresa este estaba sonriendo — un placer — el hombre le extendió la mano — mi nombre es Kerem Riaza, soy el hijo del gobernador — aun sin creer nada de lo que estaba ocurriendo le estrechó la mano, a primera vista el joven se veía mucho más amable que su padre, incluso él no estaba vestido con vestimenta militar, solo llevaba ropa casual — mi padre me dijo que te pasara a buscar, ¿Tienes tus cosas listas? — Ziehen asintió a la pregunta.
— De inmediato las recojo — Ziehen se dio media vuelta y tomo su maleta, era pequeña y es que el chico no tenía muchas pertenencias, luego volvió junto al hijo del gobernador — listo.
— Perfecto — comentó bastante animado el mayor, el joven Merte salió de la habitación seguido de su nuevo acompañante — supongo que mi padre te habrá comentado a lo que vas ¿Cierto?
— La verdad es que el gobernador no me dio grandes detalles, solo me dijo que necesitaba mi ayuda — no mentía, el gobernador no había sido muy claro en que lo necesitaba, pero tampoco es que Ziehen fuera a preguntar, a fin de cuentas, él iba a aceptar todo lo que le el gobernador le pidiera, todo por su padre.
— ¿Y aceptaste sin más? — preguntó Kerem bastante curioso, Ziehen solo asintió a su pregunta, el chico sonrió — me impresiona la lealtad ciega a mi padre, ahora ya sé por qué te escogió — Kerem se veía muy feliz — bueno ya que mi padre no te comentó mucho, yo lo haré, pero no le digas nada, sé que le gusta mantener la tensión — a pesar de que era el hijo del gobernador, Kerem Riaza era una versión completamente diferente de su padre.
Kerem Riaza, el hijo y sucesor del gobernador, hace poco había cumplido los 24 temp, el chico era del mismo porte de su padre y de hecho ambos se parecían bastante, aunque Kerem usaba el pelo un poco más largo, el rasgo más diferencial eran sus ojos y es que el chico tenía los ojos de color verde, como su madre. El hijo del gobernador sí estaba mucho más tonificado y es que se sabía que el chico había pasado gran parte de su vida en el ejército.
El hijo del gobernador le explicó a Ziehen que iría a unas instalaciones especiales de la milicia, esta se encontraba cerca de Termachot, pero que de todas maneras tenían prohibido salir. En el lugar se llevaría a cabo un proyecto especial, en el que consiste el poder crear una nueva parte del ejército mucho más feroz, mucho más fuerte y poderoso, todo para que Zodarte pueda ganar la guerra.
También le comentó que no estaría solo, que tendría compañeros y que no debía de preocuparse, ya que todo lo que estaría por pasar ya lo habían hecho otras personas, que ellos al final serían la extensión de ese grupo existente.
Ambos se subieron a un pequeño vehículo que los lleva a la única parte de la ciudad donde están permitidos los aterrizajes de las naves, al llegar Ziehen y Kerem se bajaron, el menor se encontraba sorprendido y es que pocas veces había visto una nave, por lo que seguía siendo sorprendente para él.
En ese lugar había muchos tipos de naves, algunos eran del ejército debido a lo grande y robustos que eran, se notaba que estaban construidos con materiales diferentes, por otro lado, había otras naves más pequeñas y hasta con algunas ventanas, esas eran de uso público, pero no se veía mucho tráfico en ellas.
— Bueno Ziehen, aquí nos separamos — Kerem comentó cuando se acercaron a la nave militar que el chico debería tomar — espero que nos veamos otra vez en un futuro cercano.
— Fue un placer conocerlo — la verdad es que la compañía del hijo del gobernador no le molesto en lo absoluto, fue hasta agradable, de todas formas, sabe que debe tener cuidado con lo que dice — al igual que usted, espero que nos encontremos en un futuro próximo — ambos estrecharon sus manos para luego Ziehen subir a la nave.
No era la primera vez que se subía a una, ya conocía ciertos protocolos, pero de todas formas la sensación de volar era extraña en su cuerpo, ya que no estaba acostumbrado, además el hecho de no poder ver el exterior como en las naves públicas lo hacía ponerse nervioso, no saber dónde estaba no le gustaba, por lo cual cerró los ojos y solo espero a que el vuelo pasara y llegarán a su destino.
El viaje le pareció bastante largo, aunque solo fue su sensación, al bajar se encontró con una instalación militar bastante grande, por fuera era blanco con grandes ventanas en la fachada. Se notaba que el lugar era de difícil acceso, ya que solo se podía llegar mediante las naves, la otra opción era caminar, pero se tardarían días en llegar y deberían cruzar un bosque que se extendía por kilómetros, además de algunas montañas que rodeaban el lugar, sin sumar que debías saber dónde quedaban las instalaciones.