La Revolución Del Ejército I: Los Experimentos Malditos

Capítulo 28

Estaba confundida, Naila no entendía muy bien por qué los tomaron prisioneros, según ellos no había nada que los delatara, la joven estaba muy confundida, además que todo había ocurrido muy rápido, no le había dado tiempo de reaccionar o pensar. De todas maneras, ella sentía que habían tenido mucha suerte y es que ya Creyl había sacado su escalera hace poco y estaba a punto de convertir esa materia en lo que era inicialmente cuando llegaron los soldados, el problema ahora es que él tenía esa energía a su disposición.

Naila estaba en una habitación que no conocía, era muy parecida a la cual la llevaban cada vez que experimentaban, pero esta solo tenía una cama, no sabía que le harían o la razón por la cual estaban ahí, cuando los trajeron no les dijeron nada por lo que estaba aún más extrañada, sí sabía que Creyl estaba en la habitación del lado, aunque aún no sabía si eso era algo importante.

La chica solo se quedó mirando el techo, pensando en todas las posibilidades de su arresto y no tenía ninguna que le resonara más que la otra, estaba tranquila a pesar de todo, en su mente las cosas no podían ir peor de lo que estaban, no lo pensó hasta que cuatro militares seguidos de dos tipos de médicos entraron al lugar con algunas cosas, no reaccionó a las primeras solo cuando los cuatro militares la tomaron de muñecas y tobillos.

Su mente se quedó en blanco al saber qué pasaría, siempre supo que el gobernador y los militares eran crueles y sádicos, además no sabía por qué le estaba pasando eso, no les habían dicho nada.

Cuando su mente reaccionó empezó a tratar de zafarse, pero ella era una persona, no había comparación alguna, los hombres la tenían de tal forma que estaba sentada en el suelo apoyando su espalda en la cama, estaba tan concentrada en quitárselos de encima que no vio a uno de los tipos de capa blanca acercándose con un objeto de metal que estaba electrizado, se dio cuenta solo cuando la toco.

El dolor era indescriptible, su grito era genuino y se volvió aún más agudo y desgarrador cuando ya no solo era uno, sino dos que atacan diferentes partes de su cuerpo casi al mismo tiempo, aquellos objetos eran unas lanzas, que en la punta tenía una pequeña bolita con púas, lanza que la enterraban fuerte, como si le tuvieran odio desde siempre.

Intentó zafarse una vez más, en respuesta una de las personas la golpeó en la cara, Naila no paraba de gritar.

No sabe muy bien cómo de pronto ya no estaba ahí, estaba en una sala, seguía sintiendo el dolor y las punzadas de una manera más leve, hasta podría decir que escuchaba sus gritos, pero sonaban amortiguados, como si estuvieran muy lejos.

Le costó un poco orientarse, ya que el cambió fue repentino sin darle tiempo a pensar, pero volvió en sí al escuchar una voz conocida.

— ¿Qué planea hacer luego de las torturas? — Naila no entendía nada, no entendía qué hacía Ziehen ahí junto al gobernador y al teniente, miró más a su alrededor y vio unas pantallas donde salían ella y Creyl siendo torturados, rápidamente miró a Ziehen, este estaba mirando al suelo — en el hipotético caso que luego de que se sepa si tienen poderes o no.

— Ya luego lo pensaré — habló el gobernador, Naila, noto que estaba en un lugar oscuro, significaba que estaba usando su poder ¿Por qué la había llevado ahí?, miró la pantalla y se percató que seguía gritando, pero que no tenía su nube alrededor — primero deseo corroborar tu información — eso llamó la atención de la chica y se giró de nuevo a ver a las personas frente a ella — ya sabes qué pasará si me mientes Ziehen.

— Lo sé, señor — ¿Qué había hecho Ziehen?, eso se preguntaba Naila, ¿Él era el causante de que estuvieran presos y torturándolos?

— Se nota que el joven Merte está comprometido con esto — habló el teniente con una sonrisa — hasta fue capaz de enamorar a la chica Snorb, veo su dedicación a nuestra nación — su mundo se cayó, en ese instante no sabía si dolía más la tortura que estaba recibiendo o sentir como su corazón se partía en mil pedazos.

—¿Es eso cierto? — preguntó el gobernador dándose vuelta a ver a Ziehen

— Si — se quedó sin palabras, hasta sentía como su respiración comenzó a fallar, quería vomitar, quería morir, quería golpearlo y pedirle explicaciones, Naila se sentía como una estúpida.

— Definitivamente, te ganaste esto chico — vio como el teniente le entregaba un papel a Ziehen — que lo disfrutes.

— Ya sabes Ziehen como me gustan las torturas — comenzó a respirar de manera irregular, su garganta ardía y sus ojos se ponían cada vez más borrosos — en especial me gustan aquellas que se pueden escuchar — escucho su voz doble y el gritó de Creyl, intentó taparse los oídos, pero no pudo, antes de volver en sí miró a Ziehen, este solo estaba de pie mirando el suelo sin reaccionar.

Naila volvió a la habitación, notó que estaba llorando y sabía que no era por las torturas, se sentía débil, traicionada y como una completa estúpida, lo peor es que su mente comenzó a repasar todas esas veces que el chico se acercó a ella, cuando le pidió entrenar juntos, cuando se disculpó, cuando la cuidaba, ¿Acaso todo era mentira? ¿Todo había sido planeado?, de ser así se sentía una tonta al creer que sus sentimientos por ella eran verdaderos, lo malo es que ella sí le gustaba, lo quería.

La chica no supo si se desmayó o su mente se desconectó de la realidad, lo único es que cuando reaccionó se encontraba sola en el cuarto, ya era tarde y estaba tirada en el frío suelo, se incorporó con mucho cuidado, ya que su cuerpo estaba adolorido y hasta le costó mover sus piernas y brazos, se quedó mirando la pared de enfrente sin saber qué hacer, su mente comenzó a divagar.



#1350 en Ciencia ficción
#9212 en Otros
#1532 en Acción

En el texto hay: cienciaficcion, amor, poderes

Editado: 10.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.