Violet
No estaba muy emocionada por las visitas sorpresa, pero no dejaba ver lo disgustada que estaba. Después de la cena mi madre me llamo a su saloncillo para que la ayudara a organizar lo necesario para las visitas. No era que quisiera renegar, pero normalmente cuando arreglábamos las habitaciones de los invitados sabíamos quienes eran y que gustos tenían , pero esta vez no, madre, no quería decirme quienes eran, aunque se lo había preguntado ya una media decenas de veces, ¿cómo podría organizar los cuartos si no sabía quiénes eran?.
Normalmente, solo seguiría instrucciones de mi madre sin rechistar, pero estaba cansada de cuidar de mi hermanita, no era que renegara, pues lo hice con todo el amor que tengo, pero hubiera deseado descansar placidamente hoy y mañana, esa fantasía se esfumó desde que llegue al saloncillo, madre me había puesto a cargo de supervisar el día siguiente, a las sirvientas en el aseo de las habitaciones, esa noche también elegimos las habitaciones donde se hospedarían y el desayuno que estaríamos dando. Gracias a Dios solo eran dos porque si no hubiera pasado toda la noche despierta.
Madre me dejo con las sirvientas para preparar los últimos detalles y ella se fue para encargarse de la vestimenta de Allison y Liria, claramente por su emoción deduje que alguno de los dos invitados o probablemente ambos fueran muchachos solteros. No era sorpresa para ninguna de nosotras que mi madre quisiera comprometernos desde pequeñas, pues el negocio de nuestro padre había caído bastante y apenas teníamos para mantenernos algunos años, no mucha gente sabia esto y por ello madre deseaba comprometernos antes de que nuestra situación llegara a oídos de la sociedad y todas fuéramos repudiadas. Liria no estaba de acuerdo, pero ella no sabía que tan mal estábamos, ninguna de mis hermanas lo sabía. Yo me había enterado por accidente.
Aun recuerdo ese día.
Recuerdo
Una noche oscura me había acostado a dormir y Liria estaba en la otra cama, cuando se dio la vuelta de la nada y me miro a los ojos.
-Violet-susurro Liria
-Mm-le respondí
-Podrías llamar a madre, no me puedo dormir-dijo con la vos temblorosa.
-Mamá ya debe de estar dormida Liria
-Llámala por favor-insistió
-Está bien - dije, me levanté y salí a buscar a mi madre a su cuarto, el pasillo estaba oscuro y tenía un poco de miedo, pero a la lejanía se miraba un poco de, luz en la última habitación del pasillo, ese era el cuarto de mis padres, lo habían puesto ahí para estar cerca de nosotras. Al acercarme se escuchaban las voces de ellos dos, así que me acerque más a la puerta y lo siguiente me conmociono.
-Alexander, que haremos, quedaremos en la ruina ,más importante las niñas no tendrán dote, no se podrán casar.-Dijo afligida y llorando mi madre.
-Para Elizabeth, lo sé, crees que no lo sé, no sabes cuanto lo siento, no debí confiar en el -Mi madre dejó de llorar un momento, levanto su cabeza y pregunto con vos agotada
-¿Cuánto tenemos? ¿Para cuánto nos queda?
-Podemos vivir bien, con la cosecha tendremos comida, en nuestra mesa y ropa, pero ya no podrán ir a fiestas y las niñas no tendrán institutriz, tendremos que despedir a la mayoría de los empleados, solo se quedarían 3 sirvientas y el mayordomo -Madre se derrumbó al escuchar eso y volvió a llorar.
En ese momento entre completamente a la habitación, no podía aguantar más, no quería ver así a mis padres, quería ayudar de cualquier manera y lo único que se me ocurrió era ayudar en la educación de mis hermanas menores.
-Yo les puedo enseñar- dije, Mis padres voltearon a verme con sorpresa en sus ojos
-¿escuchaste todo?-Pregunto mi madre, pero sonaba más a una afirmación
-Madre, Padre-dije viéndolos firmemente-Yo les ayudaré a mis hermanas, yo seré su institutriz
-Pequeña, solo tienes 11 años, como podrías hacer eso-dijo mi padre acercándose y arrodillándose a mi estatura.
-Yo sé que puedo, he aprendido mucho de Adelaida, solo ayudaría con Fátima y Míriam, ya que únicamente me sé la etiqueta de niñas, también podría ayudar a madre con las responsabilidades de la casa para que pueda enseñarles a mis hermanas mayores-Mi madre me abrazo llorando y padre nos abrazó a ambas para consolarnos.
Fin del Recuerdo
-Cierto, no tengo que renegar - me dije a mi misma, recordándome a mi misma del porqué hacía esto. Me puse a trabajar y a terminar de arreglar lo que pude esa noche
-Mañana por favor estén listas para trabajar desde la madrugada-Les dije despidiéndome a las tres sirvientas -Feliz noche -concluí y me fui directo a mi habitación para descansar y poder levantarme en la madrugada