Capitulo V: La Abominación de Uldor

Nota del Autor: Hola queridos lectores de Litnet.

Les saludo cordialmente trayendo un nuevo capítulo de La Saga de Varynna la Errante I o en este caso el penúltimo capítulo de la primera saga. Y ya saben en la siguiente actualización el correspondiente epílogo de la historia.

Debo reconocer que me tome un tiempo desde la última actualización, básicamente pensando en cómo iba abordar este penúltimo capítulo repleto de acción y entre otros asuntos pendientes de nuestra querida elfa pelirroja.

Retomaremos este capítulo un par de horas de los sucesos finales de la publicación anterior básicamente para entender ciertas cosas y lo que sucederá a continuación:

Sin mayores palabras, comenzamos pero antes para reflexionar:

“Dicen que los seres inmundos de los “Viejos Tiempos” acechan en los oscuros rincones olvidados de la tierra, y que aún se abren las “Puertas” que liberan, ciertas noches, a unas formas prisioneras del infierno.

Justin Geoffrey, el poeta loco.

Antes de regresar a Hill-Forst, aldea de los Boggarts...

–¡¿Hola?!...

Estudiando las rusticas viviendas, como los puercos que hurgueteaban cerca de ella.

–¡Soy amiga!– afirmó Varynna. –No los culpo.

Varynna se rasco detrás de la nuca, esperando alguna respuesta de los Boggarts que se mantenían ocultos posiblemente bajo tierra o al interior de sus viviendas. Solo caminaba en círculos, esperando encontrar a uno de sus líderes de los despreciables seres.

–¡Soy una indefensa doncella!– dijo. Considerando patético dicho comentario. –Bueno ni tan indefensa. Ni doncella… soy casada. Jejeje...

Solo la miraban con temor por aquel hedor a magia oscura entorno a ella, preferían mantenerse a salvo.

–¡Les tengo un trato! – anunció.

Sin respuesta a sus últimas palabras, solo respiro profundo y cerró los ojos, agudizando los oídos, necesitaba encontrar a uno.

–Será a mi modo– dijo finalmente.

Varynna con dar un paso había avanzado cerca de tres metros deteniéndose junto a una choza a medio caerse, un paso a la izquierda y destrozo la rudimentaria puerta, iba silbando una canción, giro y golpe.

–¡Tenemos un ganador!– destrozando el piso y extendiendo su mano, el boggart pataleaba incesantemente y la maldecía. –¿Insultas a mi madre?... ni la recuerdo, debes esforzarte en herir mis sentimientos, lindo.

Varynna nuevamente dio un paso y ahora se encontraba en el centro de la aldea de los Boggarts, alzando a su "prisionero" y dijo:

–Solo deseo hablar… no me obliguen a romperle el cuello, soy amigable en lo posible.

Terminando sus palabras se vio rodeada por un setenar de Boggarts portando armas oxidas y herramientas de campesinos robadas.

–¡¿Quién es su líder?!– pregunto y liberando a su "prisionero". –Y les recomiendo bajar sus armas, de todas formas, puede partir la cara a cada uno de ustedes.

Los Boggarts intercambiaron palabras en su extraño idioma y dando paso a un anciano con larga barba blanca portando un cayado con el cráneo de un oso.

–¡Veb!– dijo Veb. –No hace falta pelear… y veo que eres una elfa del norte, eres demasiado alta para una elfa sureña– hablando de forma más fluida que el resto.

–¡Soy Varynna de los elfos norteños!– contesto Varynna. –Necesito su ayuda.

–Pues… habla, ojeras puntiagudas– replicó Veb.

Varynna solo se limito a esbozar una sonrisa, explicando a los Boggarts sobre los responsables que estaban merodeando en el bosque y acosando tanto a los habitantes de Hill-Forst como a los Boggarts. Necesitaba ayuda para encargarse de los esbirros del responsable de todo ese asunto y dijo:

–¿Tenemos un trato?...¡les prometo que tendrán su venganza por ser maltratados por ellos!...

Y los ellos solo alzaron sus armas.