Hallazgo

Luke la vio caminar de un lado a otro, con un paso ligero, elegante, el camisón de seda y encaje violeta ondeaba suavemente con cada movimiento.
Desde su cama ella se veía tan hermosa, la mejor vista que un hombre podría desear, una belleza exótica sólo para él, tan tentadora...
Kaylee hizo caso omiso a su interés y se detuvo junto a su ventana. Luke salió de la cama y se acercó, la abrazó por la cintura y descansó su mentón sobre su hombro. Ella inclinó su cabeza hacia atrás en respuesta.
— ¿Por qué estás preocupada?
Kaylee acarició gentilmente su rostro.
—James me dijo que no encontraron una solución para lo que tiene Ashley.
Luke besó su cuello, inhaló su aroma dulce.
—Necesito que me escuches —se quejó.
Él sonrió ante su molestia y reforzó su agarre, poniendo un especial cuidado en no apretar demasiado su vientre.
—Tienes toda mi atención ¿Qué quieres hacer? Ellos dijeron que era la única opción.
—Es que ella es tan joven…
Luke recordó aquella frágil cambiante que había visto el día en que habían ayudado a liberar a Tarah, la chica guepardo que estaba al cuidado de Hunter. Él se había encargado, junto con sus compañeros, y el clan de Kaylee, de acabar con la seguridad de Curtis Lane. Luke había visto a Ashley temblar en los brazos de Alexei.
Estaba desnutrida y al borde del colapso.
También recordó cuando apareció en la ceremonia de nombramientos del clan. Ya no había rastros de la chica casi muerta, si bien el miedo que sentía en ella le provocó un fuerte sentimiento de protección, supo que ella era fuerte, y ella obtenía su fuerza a través de Alexei.
—Alexei la quiere —la voz angustiosa de su compañera lo sacó de sus pensamientos—. Si ella muere el quedará devastado.
Él lo sabía. Perder a alguien que amas podría llevarte a perder la cordura.
— ¿Qué piensas hacer?
—No lo sé…
De repente Kaylee levantó su cabeza, le encantaba su inteligencia, siempre lista para resolver cualquier problema.
—La Infranet.
—Crees que…
—Es una posibilidad.
La dejó ir hacia la sala de estar, la siguió hasta el sillón en donde apresuradamente abrió su computadora. Luke tomó asiento a su lado, rodeando su espalda con su brazo.
La Infranet era una red oculta a la que sólo podían acceder cambiantes, pero las oportunidades eran reducidas, uno debía tener mucha suerte si podía entrar una o dos veces en su vida. Luke ya había usado su oportunidad tiempo atrás.
— ¿Estás segura de esto? Tal vez no puedas volver a entrar después de esto.
—Claro que sí, debe haber información que pueda ser más útil que ese tal Paul.
Sin decir nada más, la dejó poner los códigos de acceso en el navegador. La Infranet no era tan difícil de encontrar, al menos no como la Deep Web aquella red oculta de la que tanto hablan los humanos.
Era una red dentro de otra red, tan simple como eso.
Pero en donde la Deep Web abundaba la pornografía, pedofilia, tiendas de droga y cualquier otro tipo de información ilegal, en la Infranet abundaba la información sobre los cambiantes, de todos los tipos.
La pantalla se oscureció en un segundo, diminutas letras, símbolos y números blancos comenzaron a caer apresuradamente, hasta quedar solamente tres palabras en el centro.
“Nombre. Apellido. Tipo”
Kaylee anotó con rapidez los datos en el teclado, ni bien terminó la pantalla se iluminó con un blanco lacerante hasta que apareció el logo de la red con la barra de búsqueda.
—Estamos adentro —dijo ella con una enorme sonrisa.
Kaylee introdujo la palabra Amonium en la barra de búsqueda, casi de manera automática aparecieron los resultados.
—Todos dicen para qué sirve y de qué está hecha —dijo con un poco de frustración.
Ella bajó por la lista de resultados, estaba a punto de pasar a otra página cuando Luke alcanzó a leer el último resultado.
—Espera, abre el último resultado.
Era una simple carta abierta al público, pero estaba seguro de que era importante.
—Soy José Di Carlo —Kaylee leyó en voz alta—. Un jaguar que fue secuestrado y encerrado en contra de su voluntad. Por seis años estuve enjaulado como animal de zoológico, pero gracias a un grupo de cambiantes desconocidos estoy libre. Escribo esta carta para alertar a mi raza, no se fíen de los humanos. Ellos han creado una droga muy peligrosa, llamada Amonium, está destinada a controlarnos, manipularnos, someternos, durante mis años de encierro me inyectaron incontables veces, siempre que lo hacían yo perdía la consciencia y al recuperarla no recordaba nada. Si bien esos días han quedado en mi pasado, aún existe el riesgo, porque como las drogas que consumen los humanos, el Amonium tiene efectos secundarios devastadores para quienes lo han usado por un período mayor a un año, el riesgo incluye la muerte. Se preguntaran cómo he sobrevivido. Puedo decir que lo he hecho gracias a mi amada Eleonor, mi pareja, estoy felizmente vinculado, y sigo vivo para escribir esto…
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Editado: 31.10.2020