Intrusos

Débiles gotas caían desde el cielo gris cuando estaba por finalizar su tarea. Había pasado la tarde mostrándole el territorio a su joven aprendiz, Tyler. Y no había hablado con Ashley desde el día anterior.
La distancia era una cruel tortura, y el hecho de que ella estuviese en un frío silencio no le daba lugar a sus esperanzas, que permanecían latentes, esperando por una luz que pudiese revivirlas.
Después de hablar con Luke la mañana anterior, había pasado la tarde en una reunión con Aria, Derek y Sean, Hunter y Liam los habían acompañado como grupo de apoyo. Alexei se sorprendió de ser llamado a una reunión tan importante, sólo los Alfas y sus lugartenientes podían ir, Liam era el lugarteniente de Aria, no él.
No prestó mucha atención, pues el recuerdo de los lobos cerca de su cabaña lo puso inquieto, aunque sabía que Ashley estaba segura con Cárter y James, no obstante, eso no le quitaba el mal presentimiento que agitaba al felino en su interior, como si presintiera que algo malo iba a suceder.
—¿Cómo pueden tener un territorio como este?
La pregunta, cargada de curiosidad de su aprendiz, lo volvió al presente.
—Somos un clan muy pequeño —contestó después de pensar bien sus palabras—. Nuestro valor y fuerza no nos sirven para defender un territorio más extenso del que tenemos, necesitamos números, Tyler, pero hacer crecer al clan llevará mucho tiempo.
La idea de su verdadera vulnerabilidad lo hizo estremecer, el punto débil de su clan eran las nueve mujeres, las únicas que podían traer nuevos miembros. De pronto comprendió el peso que debían cargar, aunque ellas sabían de antemano la responsabilidad que tenían, Aria no quería que actuaran bajo presión, no quería que se apresurasen a buscar una pareja si no se sentían listas.
—Entonces, lo que nos sucedió fue bueno en parte —la voz de Tyler fue de cayendo junto con su mirada—. Los encontramos a ustedes, y ahora Jane traerá un nuevo miembro a sus filas.
No pudo evitar sentir algo de tristeza en sus palabras. Alexei todavía no sabía qué es lo que le habían hecho durante su cautiverio, sólo Aria lo sabía y él no debía presionar hasta que fuese voluntad de Tyler.
—Desearía que hubiese sido de otra forma —admitió, ninguna mujer debería tener un embarazo forzado de esa forma—. Pero estoy seguro de que ese bebé estará bien protegido.
Tyler sonrió débilmente, la tristeza fue reemplazada por un fuerte orgullo.
—Aquí es el límite —se detuvieron al pie de una colina—. Lo reconocerás por las marcas en algunos árboles. —Señaló los pinos cuyos arañazos marcaban las iniciales I.D—. Y por ese olor extraño que estoy seguro que puedes percibir.
Tyler alzó la vista.
— ¿Qué hay más allá de la colina?
—Otro valle más extenso, bosques y claros que se extienden hasta el límite norte de la salida de Woodstone City, todo eso junto con la ciudad de Lake Saint Jerome les pertenece al clan White Claw. Al norte se encuentra la ciudad de Paradise City y las montañas Delmoore, eso junto con los cincuenta kilómetros de bosque le pertenecen al clan Moon Fighters.
—Los lobos.
—Exacto. Ellos son aliados de los White Claws, pero para nosotros siguen siendo enemigos. Ya has visto a los lobos enfermos que irrumpieron sin permiso en nuestro territorio.
El joven cerró sus manos en firmes puños.
—Mataré a cualquiera que se atreva a cruzar.
Alexei admiró su energía y valor, pero aún tenía mucho que aprender.
—Alto ahí chico —le dijo usando las mismas palabras que le oyó decir a Aria cuando él tenía la misma edad de su aprendiz—. Piensa con la cabeza antes que con el instinto, juzga bien antes de condenar a un posible enemigo.
—Lo siento —se apresuró a decir Tyler relajando su postura.
Estaba avergonzado, y reconoció el error, el joven aprendía rápido y eso le agradaba. El chico le caía bien.
—Serás un buen guardián un día de estos, tu fuerza y valentía serán muy útiles para el clan.
Tyler levantó la mirada, sus ojos brillaban de alegría
— ¿Tú lo crees?
—Sí, ahora debemos regresar.
Alexei emprendió la marcha de regreso hasta la vieja cabaña de Kaylee, era la vivienda temporal para los recién llegados hasta que las nuevas cabañas estuviesen listas, sería cuestión de semanas para que tuviesen un lugar más confortable dónde vivir.
—Gracias por todo, Alexei.
Notó el respeto que el joven le tenía, y se sintió muy agradecido.
—De nada.
Ni bien se aseguró de que Tyler estuviese seguro en el interior, se transformó y atravesó el bosque corriendo a toda prisa, impulsándose con fuerza, mientras que los arbustos y ramas bajas arrancaban mechones de pelo, la tierra todavía húmeda por las lluvias ahogaba sus pisadas, y el viento alborotaba su pelaje.
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Editado: 31.10.2020