La secta del cambio de género

Capítulo 5

Llego a la dirección de la tarjeta y la llave que tengo en la cartera abre la puerta del departamento. Estos objetos no son míos, pero "vinieron" conmigo cuando desperté en la residencia de Talk al tener la aparecía de una chica. No sé cómo hizo todo esto la rubia pechugona, pero cuando lo descubra, espero al menos poder solucionarlo. Aunque viendo mi panorama, estoy seguro de que nada va a terminar bien.

Ojalá Rouge hubiera venido, todo esto me da escalofríos.

Una casa llena de lujo, bastante silenciosa. No veo a esa mujer. Apoyo la cartera en una mesita que da al costado de la puerta de entrada.  

Avanzo por el pasillo y me alarmo viendo que hay fotos de este rostro. Sonriendo, estando de vacaciones, haciendo caras divertidas e incluso con gente que desconozco. Creí que me habían operado nada más. No solo me modificaron el cuerpo, me pusieron la cara de alguien que ya existe.

¡Y qué bien hecho!

Me miro al espejo, sosteniendo la foto y actúo una sonrisa para ver si es la misma cara. Pues no hay ni una simetría distinta, cada facción es idéntica. Espero que esa chica esté bien, me moriría si le hicieron algo por mi culpa.

Dejo la foto en una de las estanterías y sigo caminando. Cuartos limpios, no hay señales de nadie aquí. Llego a la cocina, la alacena está llena de comida, pero si no vive nadie y se encuentra en desuso, me parece todo muy raro.  

Mejor me largo.

—¿Te gusta tu casa? —Escucho detrás y se me eriza la piel.

Me giro rápido, la señalo y grito:

—¡Tú!

—Me dijeron que eras alguien muy calmado, te ves alterado, cariño. —Agarra del frasco de la mesa una galleta y la muerde—. ¿Qué pasa? ¿Hay algo qué no te gustó?

—¿Quién eres y por qué me hiciste esto? —Apoyo mis manos en mi tórax—. Vamos al hospital y lo arreglas.

Se ríe y casi se atraganta con la galleta.

—Ay, tú crees que yo te operé, eso sí que es asqueroso. —Se relame sus labios pintados de rojo—. Qué gracioso y qué rica mi boca. Es de cereza, ¿quieres?

—No me hables de cerezas, y no voy a besarte ¿Quién eres? —insisto—. ¿Qué quieres de mí?

—Soy tu hada madrina, te concedí tus deseos —expresa a modo de burla—. Pero llámame Selenia.

—¿Es broma? —Enarco una ceja—. Primero, las hadas no existen, segundo, yo no deseo ser mujer, ni tener otra vida.

—Sí, porque tu vida era tan espectacular —exclama con sarcasmo—. Mira, la cosa es así, no quiero cambiarte, estoy disfrutando mucho tus desplantes.  

—Te voy a denunciar con la policía.

—Inténtalo. —Agarra el teléfono de la mesa y me lo acerca—. ¿Quieres terminar en el manicomio? Haz lo que digo y te prometo que nos divertiremos mucho, sino tu deseo va a ser peor de lo que piensas.

¿Peor? Mejor le sigo la corriente antes de que se vuelva violenta.

—Bien —digo sin ganas, como si estuviera hablando con mis padres, personas las cuales siempre han querido manejar mi vida y yo he tenido que limitarme a obedecer—. ¿Qué quieres hacer?

Sonríe con malicia.

—No me crees, bien, te mostraré.

 



#12044 en Fantasía
#4540 en Personajes sobrenaturales
#25868 en Novela romántica

En el texto hay: boyxboy, lgbt, magia

Editado: 02.03.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.