Ginji
Con el culo pegado a la silla ¿Cómo quiere Rouge salir de aquí? ¡Es imposible! Y el camarero hace caso omiso a nuestras actitudes, así que terminamos obligados a elegir algo de comer.
—Esto es absurdo —opino más para mí mismo.
—¿Podría dejar esa música? —le pide Rouge al violinista—. Gracias —dice de mala gana.
—Rouge, yo… —Bajo la vista—. Lo siento, esto es mi culpa.
—¿Por qué iba a ser tu culpa? —Enarca una ceja.
—Si no me hubiera disfrazado de chica ni me hubiesen descubierto, Selenia no podría aprovecharse y no estaríamos en este embrollo.
Suspira con pesar.
—En todo caso si vamos a hablar de magia y cosas irreales, entonces sería mi culpa en realidad, como dijiste la otra vez. —Toma de su copa—. Yo soy el que te ha atacado, yo soy el malo del cuento.
—Bueno, pero…
—¿No es por eso que me pediste que me alejara? Es lo que estoy haciendo, lo entendí perfectamente.
—Es que… —Mis ojos se humedecen.
—Tú continúa con tu carrera, yo me encargaré de lo sobrenatural. He lidiado con esa oscuridad durante años, solo que pensaba que era producto de mi mente, ahora ya sé que no, así que olvídalo, puedo con esto.
—Yo soy un maldito sacrificio, si yo no existiera todo iría bien.
—Gin, por favor. —Toma mi mano y alzo la vista—. Eres mucho más, eres importante, no solo eres una estrella, también vales mucho, tu existencia te da la libertad de ser la gran persona que eres.
Mis mejillas se ruborizan.
—Gracias, Rou, aunque prefiero los chistes malos de Talk.
Él frunce el ceño y aparta su mano de mí.
—¿Por qué metes a ese tipo en la conversación? —La luz del techo titila, tiene alrededor como una bruma negra.
—Porque esto se estaba volviendo muy empalagoso y aunque me quieras animar no me parece correcto, pero no te preocupes por Talk, es una chica.
La lamparita del techo explota.
—Genial, es más compatible que yo —expresa furioso.
—No lo dije por eso, lo aclaré porque está en las mismas que yo, así que prefiero hablar con él.
La copa que tiene a su lado se resquebraja.
—Ah, ¿sí? —Su mandíbula se tensa.
Me mantengo tranquilo.
—Se supone que estamos intentando alejarnos, no te enojes. —Se levanta de la silla de forma abrupta y sonrío—. Lo logré —expreso triunfante—. No pensé que funcionaría, pero sí lo hizo.
—¿Usaste mis celos para que me liberara? —exclama sorprendido.
—Sí, se me ocurrió mientras hablábamos, ya puedes irte.
—¡No voy a dejarte! —Se me acerca y me sobresalto.
—Pero Rouge…
—Si Selenia, o lo que sea esa cosa, descubre que me fui, ¿quién sabe que podría hacerte?
—¿Quién sabe lo que tú podrías hacerme? —le recuerdo.
—No empieces.
Frunzo el ceño.
—Dijiste que te ibas a alejar, pues cúmplelo.
—No, dije que lo iba a arreglar, así que no voy a dejarte aquí —pronuncia determinado.
—No serás menos por dejarme, cumple mejor tu decisión de alejarte.
—Ginji, no me lo hagas más difícil.
—Rouge, no es difícil, solo debes irte. —Le señalo la salida.
—¡¿Qué hiciste con el Ginji que escuchaba mis consejos?! —se queja.
—Nunca escuché tus consejos, solo te decía que sí para lograr mi objetivo, el que te callaras.
—Suenas como tus padres, ¿no es ese su lema?
"Siempre sereno, siempre callado, siempre reprime todo, entonces pasará, lograrás el objetivo".
—Mis padres me criaron así y los odio por eso —expreso molesto—. ¡Así que ya déjame en paz y vete!
—No —dice determinado y cortante.
—Ay, no te soporto. —Suspiro.
—No sé de quién estoy enamorado —expresa con cansancio.
—Estás enamorado de una fantasía, porque no tengo personalidad.
—No digas bobadas.
—Comencé a comportarme distinto cuando me convertí en chica, así que no tengo idea de qué mierda soy, ni de lo que hago. Siempre quise ser actor porque me gusta fingir al menos tener una personalidad, que soy otras personas, porque estoy vacío. —Mis ojos vuelven a humedecerse y bajo la vista—. Ya no sé ni lo que estoy diciendo. —Las lágrimas al fin mojan mi rostro y me refriego los ojos—. Déjame en paz.