Aisha Denson Rivera
Ya han pasado varios días y ese beso no sale de mi sistema, sus labios cálidos y sus fuertes brazos rodeándome con posesividad los siento tan cerca y lejanos a la vez.
Julián, desde que me beso me ha ignorado tal como lo prometió después de mis duras palabras, mi hijo me perdono y ya me habla, aunque prefiere pasar casi todo el día con el lobo alfa.
Me he sumergido en mis cosas evitando verlo, sin embargo, desde que su olor me embriaga, me asomo a verlo a la distancia cuando viene a devolver a mi hijo.
Ya son unas tres semanas que tiene en la manada escucho murmuraciones de que muchas lobas sin mate les interesa pasar, aunque sea una noche con él, pero al parecer solo tiene tiempo para mi hijo y su familia.
Mi loba dice que él es perfecto para nosotras, es ardiente, cariñoso y buena persona.
Estoy consciente que sus sentimientos son puros y sinceros, aun así, no evita sentir miedo de amar por segunda vez y salir herida, ya sea con que cambie o en el peor de los casos tenga un final similar al anterior, no creo poder soportar de nuevo el mismo dolor.
—Aisha ya debemos irnos, mi madre nos espera —papá Maxi habla desde la parte baja, me dispongo a salir viendo a todos ya saliendo por la puerta principal, hoy cenaremos en casa de la abuela.
—Ya estoy lista —ellos me sonríen cuando los alcanzo justo cuando estábamos bajando los escalones de nuestra cabaña, Julián aparece con varias bolsas en las manos.
Su olor tan potente y masculino es un deleite para mis sentidos.
—Tíos buenas tardes, mañana iré con Leví al lago —les informa, papá Alberto, asiente mientras yo le echo un ojo, va bien guapo con esa camisa negra con los primeros botones sueltos.
—Me parece bien, ¿iras donde Nicolás? —él negó la pregunta.
—No, Michelle me invito a su cabaña, cenaré con ellos —por poco mis ojos se salen de mi rostro y van a parar a Montreal.
—NO, tú no puede cenar con una mujer soltera, no sería bien visto —mi voz pareció sorprender a todos, en especial a mis padres.
—Soy un hombre soltero y en busca de una familia, ¿qué me lo impide? —su cuestionamiento bastante acertado hace que todos me vean, no soy tonta él, al igual que todos esperaban que dijera que yo lo impedía más solo negué.
—Tienes razón, nada te lo impide, y mi hijo no lo puedes llevar, mañana lo llevaré a la ciudad —salí apresurada, siendo seguida por mi familia que parecían decepcionados, lo escuche caminando hacia el lado Oste.
Mi loba parecía que tenía pica, pica en el cuerpo, pues estaba desesperada por ir corriendo hasta el tomarlo por el cuello y besarlo hasta que se le olvidó ese absurdo de visitar a su ex mate.
—Yo jamás pensé que nosotros hubiéramos criado a una cobarde —dijo mi padre Maxi el beta de la manada.
—Yo tampoco mi lobo, yo tampoco —comento mi padre consentidor los miré con reproche.
—Tienen razón mis ardientes lobos, he parido a una cobarde que no sabe luchar por ser feliz y le está entregando en bandeja de plata un alfa maravilloso a alguien que no lo merece o bueno talves si y esta noche termine probando las mieles que debe esconder ese joven alfa —la voz de mi madre me dejo gélida.
Ellos siguieron caminando a casa de la abuela Marianny mientras que como autónoma camine hacia donde vivía Michelle, pero antes recordé que mi olor me delataría, así que fui primero a mi casa en busca de una pulsera, esconde aroma, luego me encamine hasta el lugar.
Cuando llegue al jardín de la cabaña ya Julián estaba sentado hablando con ellos, me sentí muy celosa, no sabía que era lo que estaba haciendo, mi cabeza me decía déjalo buscar su felicidad mientras que algo dentro de mí me gritaba que entrara y lo sacara de esa cabaña porque es mío.
Si tuviera los poderes que tiene mi prima Ilusión pudiera empezar a mover cosas para que ellos no pudieran pasarlo nada bien, cuanto la extraño deseara que estuviera aquí conmigo.
Una ráfaga de viento me azoto el rostro y ante mí apareció la susodicha con una gran sonrisa en su rostro.
—Aquí estoy eso, si debo irme rápido, Stéphane se despertará en cualquier momento Elise e Ivette está a cargo, así que ya te imaginaras —sonrei emocionada.
—Por 45 minutos podrás ser invisible, nadie lo notará, así que úsalo con sabiduría y Aisha no vayas contra el destino, este es un regalo que se te ha otorgado —asentí algunas lágrimas salieron de mis ojos, lo cual era ya algo normal en mí, ella me toco y a la vez que me volvía invisible ella desapareció.
Con sigilo entre a la casa no quería alborotar el gallinero antes de tiempo Julián es mío me costó tener que escuchar de su boca que estaba buscando una familia y nada se lo impedía para darme cuenta de que la única que estaba impidiendo mi felicidad era yo misma, Leuby es y siempre será mi primer amor, mi mate y padre de mi hijo, sin embargo, Julián será mi compañero alguien que me ame y proteja, también yo puedo hacer lo mismo por él me gustaría tener más hijos, salir a pasear y más que nada sentir que alguien siempre estaría junto a mí.
Los dos hijos de Michelle jugaban en el piso con unos regalos que al parecer les había traído Julián mientras ella habría las bolsas.
—Traje pollo, lasaña y ensalada, solo debemos servirlo —ella sonrió y procedió a servir todo, de postre pude ver un pastel de chocolate.
—Niños vengan a la mesa —pude ver la sonrisa de Julián al ver a los niños, no quería desatar la furia que llevaba dentro, así que solamente observaría y actuaria si era extremadamente necesario.
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Editado: 14.01.2022