Los días pasaban con extrema lentitud para Evelyn, cada hora parecía un siglo y, por suerte para ella, el trabajo no le iba faltando, aunque eso hacía que acabase por las noches muy cansada.
- Me duele todo el cuerpo. – Susurró Evelyn tumbada en el pequeño sofá que había en su sala-comedor.
- A mí también. ¿Por qué no me dejas tumbarme? – Replicó Elyan, que había tenido que sentarse en una de las sillas.
- Es que no puedo, estoy tan, tan cansada.
- Eres tan dramática.
Tenían la tele encendida de fondo y su madre había subido a acostar a Kaira y Sven, siempre les contaba una historia antes de dormir. Evelyn recordaba esos días como si hubiesen sido hace nada, le encantaban las historias que su madre se inventaba para ellos y cómo luego siempre les daba un sueño de buenas noches, justo en medio de la frente.
Sus recuerdos fueron interrumpidos por el himno real. No era común que parasen los programas que había, solamente lo hacían cuando tenían algo importante que anunciar y, por el momento, Evelyn supuso que se trataba de la Selección, aunque tan solo habían pasado dos días desde la primera entrevista de las chicas, ¿qué irían a anunciar?
- Sentimos interrumpir las otras transmisiones de esta manera, pero venimos a informar de un caso de envenenamiento grave que ha ocurrido en palacio. – Comenzó a explicar la reportera.
Ambos mellizos abrieron los ojos bastante, ¿envenenamiento? ¿En palacio? Eso era algo extraño, nunca se había oído algo parecido, y menos llevándose a cabo el elaborado proceso que se estaba llevando a cabo.
- Por ahora, quince de las jóvenes que están hospedándose en palacio han dado indicios de haber sufrido envenenamiento. Se está investigando el caso y se están haciendo pruebas al resto de jóvenes para ver a cuántas ha afectado esta desgracia.
- Pensaba que el palacio era un lugar seguro. – Comentó Elyan mientras la reportera seguía dando detalles.
- ¿Qué ha pasado? – Sarah acababa de aparecer por el hueco de la escalera, con una mano en el pecho y la otra en la barandilla.
- Han envenenado a varias chicas de la Selección mamá. – Respondió Evelyn, desviando la mirada del pequeño televisor durante tan solo un momento, para establecer contacto visual con su madre.
La reacción de Sarah fue llevarse la mano a la boca y acallar un pequeño gritito, bajó las escaleras con cierta urgencia y se sentó en una de las sillas, al lado de Elyan. Evelyn también se había incorporado en el pequeño sofá, absorbida por la noticia. En plató también estaba el príncipe Stefan, pero no había ni rastro de los reyes, su hermano gemelo o cualquiera de las jóvenes de la Selección.
- Estamos muy desconcertados ante esta situación. – El príncipe estaba respondiendo algo que la reportera le había preguntado. No sonreía como cuando Evelyn le vio en pantalla, observando a las seleccionadas. – Ha sido algo completamente inesperado y vamos a llegar al fondo del asunto antes de que ocurra alguna tragedia más.
- Pero, la familia real parece estar bien, ¿no es así?
- Sí, así es. Ni mis padres, ni mi hermano ni yo hemos sido afectados, creo que nadie más de palacio.
- Entonces, parece ser que no ha sido problema de las cocinas, ¿o sí?
- Estamos investigándolo, no queremos acusar a nadie hasta que no tengamos las pruebas suficientes. Pero me gustaría decir, en especial a todos los padres cuyas hijas han sido seleccionadas, que van a ser tratadas como se merecen y que duplicaremos la vigilancia, no dejaremos que nada parecido vuelva a ocurrir.
- ¿Están muy graves las jóvenes afectadas?
- Me gustaría decir que en un par de días se les pasará, pero no tengo la autoridad suficiente para dar ese diagnóstico. Ahora mismo, todas las chicas afectadas están siendo trasladadas al hospital que trata a la familia real y al resto le están haciendo pruebas en el palacio.
- ¿Qué hará la familia real al respecto?
- Sabemos que los padres de las chicas solo quieren que se mejoren y su seguridad, por lo que se les tratará como si fuesen parte de la familia real, con la misma urgencia. Encontraremos al culpable o los culpables y serán severamente castigados. Además, proporcionaremos una compensación a las familias afectadas. Una vez más, en nombre de toda la familia real, pedimos disculpas.
- Aunque realmente ellos no tienen la culpa. – Comentó la madre de los mellizos, aún con la mano sobre el pecho, cerrada en un puño.
- Bueno, si la Selección no hubiese ocurrido, esto no habría pasado. – Respondió Elyan, encogiéndose de hombros.
- Menos mal que tú no estabas ahí, hija mía. – Susurró Sarah, llevándose la mano a la boca al imaginarse que su hija era una de las envenenadas.
Las jóvenes afectadas resultaron encontrarse peor de lo esperado y ser más de las que en un principio se habían anunciado. En varias horas el número ascendió hasta veintinueve, veintinueve jóvenes que habían sido ingresadas en el hospital privado de la familia real y que no tenían el pronóstico de mejorarse en pocos días.
El palacio entero se puso manos arriba y todas las actividades relacionadas con la Selección quedaron paralizadas mientras se encontraba al o los culpables. A la mañana siguiente se publicaron listas que fueron colocadas por todo el reino con los nombres de las veintinueve afectadas. Evelyn vio que Ada no había sido una de ellas, los señores Corday habrían sentido un alivio enorme, pensó. La verdad es que no recordaba la cara de ninguna de las jóvenes que habían sido envenenadas, aunque tampoco había puesto empeño en recordar a las seleccionadas, tan solo a Ada y porque la conocía desde pequeña.
La familia real se tomó totalmente en serio la gravedad del asunto y, tan solo un día más tarde, dieron otro comunicado. Fue a la hora de la comida, Sarah había encendido la tele por si daban más detalles sobre el caso y así fue. Esa vez estaban en plató ambos príncipes y la reportera, ni rastro de los reyes, ni rastro de las seleccionadas.
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Editado: 06.08.2024