Lavinia
El nombre de la bruja pelirroja es Rona y no deja de darme miradas cautelosas mientras me dirige por una casa de aspecto colonial qué huele a humedad y hierbas. Hemos llegado a lo que parece ser un salón de visitas y dentro de este hay todo tipo de cosas esotéricas que usamos las brujas. En el medio del lugar hay una silla alta acojinada donde se encuentra sentada una mujer canosa qué tiene los ojos cerrados. Está vestida como si perteneciera a la época medieval.
Al ingresar, sé que siente mi presencia porque sus ojos se abren y me encuentro con la sorpresa de ver solo dos ojos blancos en su totalidad sin ningún iris. Como si alguien hubiera pintado el fondo de sus ojos. Rona se detiene frente a mí para hablar, pero la señora sonríe, como si ya se esperara toda esta escena. Hace un gesto con la mano para que nos acerquemos.
—Sabía que vendrías eventualmente, Lavinia.
Yo me acerco con cierta precaución. Aquella bruja es muy vieja, no solo en edad, puedo verlo en sus ojos vacíos. Ella ha vivido más de un milenio y estoy segura de que nada parece asustarla. Al menos eso creo hasta que me acerco a un metro.
Ella alza su mano para detenerme y frunce el ceño.
—¿Qué es lo que ha hecho, Rona?
La susodicha en cuestión le comenta todo lo que sucedió en el calabozo y la vieja bruja asiente al escuchar todo. No está asustada, pero si parece algo confundida. Hasta que una sonrisa se instala en su rostro y me hace acercarme. Su mano callosa se alza para tocar mi rostro y me suelta en un segundo. No tengo tiempo de analizar lo que sucede porque de repente Rona me ha empujado lejos de la señora. Caigo de bruces al suelo de mármol viejo.
—No puede ser. No puede ser cierto, lo habría sabido —niega la vieja bruja mientras me ve aterrorizada.
Rona me mira más asustada que antes.
—¿Qué ha sucedido Nana? ¿Qué viste? —pregunta
Nana mira a Rona con duda, sus ojos blancos pasan de una a otra. Me señala.
—Ella no es una simple bruja, es por eso que fue tan fácil para ella manipularte —dice.
—¿Manipularla? ¿De qué diablos está hablando? ¡No he manipulado a nadie!
—¡Ten más respeto por nuestra Nana, bruja irrespetuosa! —suelta Rona dispuesta a golpearme.
Nana se levanta de su silla y se interpone entre la dos. Mira a Rona con una advertencia.
—Ya te he dicho que no es una simple bruja. No te conviene de enemiga.
—Eso es cierto —regreso.
Nana me mira como si estuviera a punto de mandarme a callar al infierno. Rona me mira sin entender.
—Ella tampoco me quiere de enemiga.
Suelto una risa.
Nana me calla con una mirada.
Ahora la sala se siente fría y sé que es ella, calmando las aguas. No logro describirlo, pero es su poder el que me calma. La vieja bruja pide a Rona que deje la sala y ahora solo estamos nosotras dos. Por alguna razón, presiento que lo que estoy por escuchar no es bueno.
No estoy entendiendo nada y si mis poderes se han manifestado, significa muchas cosas. Aunque la expresión de éstas dos brujas parece ser la de una tragedia, como si yo fuera un problema muy grande.
Nana regresa a su asiento.
«Has llegado a este lugar siguiendo una profecía» su voz resuena en mi mente.
Yo asiento con la cabeza.
«Encontramos parte de un cuento viejo relacionado a la profecía» le digo.
«Necesitas la otra parte, ¿no es así?»
«Nuestro trabajo es encontrar a esa persona destinada a acabar con nuestro mundo, no queremos hacerle daño nadie»
Nana inclina su cabeza, mirándome.
«Y quieres liberar a ese cazador tuyo para poder lograrlo juntos»
Vuelvo a asentir. Los ojos blancos de Nana aunque están carente de colores y vacíos, me observan por un minuto. No logro comprender como, pero su ojos parecen transmitir lástima, pena.
Ella debe ser una bruja poderosa y su visión debe de haber notado algo en mí y eso me inquieta mucho.
«Por favor, libera a Darian. Le necesito para lograr esta misión»
De nuevo veo un destello de tristeza en sus ojos blancos como la leche.
«Me temo que él te necesita más a ti»
La miro sin comprender. Niego con la cabeza, ella no está consciente de que Darian solo es un compañero de misión. Tampoco sabe que él me odia.
«Darian, él no... no es de esa forma. La misión...»
«Me temo que no puedo ayudarte Lavinia, como te digo, lo que él necesita es a ti»
«No lo comprendo».
«Aquel cazador está atrapado en sus propias pesadillas y me temo que tú estás en muchas de ellas. Es probable seas la protagonista de ellas. Sin embargo no podrá salir de ahí hasta que vayas a rescatarlo»
«Pero yo no tengo ningún poder»
—Todo este tiempo has estado hablando telepáticamente conmigo, ¿no es así? —dice en voz alta esta vez.
Su voz ya no suena en mi mente. Suena en toda la sala. No es hasta ese momento que lo comprendo. La telepatía no es algo común, tenemos que estudiarla y no todas las brujas logran comunicarse así. Sin embargo, lo he hecho con Nana. Ella me mira como si estuviera orgullosa.
—No sé como ha pasado esto —digo.
—Lavinia, tus poderes van más allá de un simple don como las demás brujas.
Lo hace sonar como si fuera algo más que una bruja, sin embargo todo este tiempo me he sentido como una extraña. El tener poderes de telepatía qué no conocía no me hace poderosa. Nana parece comprender eso porque dice:
—La telepatía no es tu único poder, manipulaste a Rona. Si puedes hacer eso, sin duda puedes entrar a los sueños.
Niego.
—No hay forma, yo no... además, no sé que quieres decir con que Darian me necesita. Quizá no lo sepas, pero él me odia. Entrar a sus sueños solo empeorará sus pesadillas.
No estaba consciente del odio que Darian podía tenerme hasta ese momento. Si sus pesadillas son sobre mí entonces es un odio demasiado fuerte. Lo único que haré es hundirlo más.
Nana niega con la cabeza.
—Sigues sin comprenderlo. Los sueños que infundimos en los demás siempre derivan a las peores pesadillas o los deseos del corazón, a veces entremezclados. Solo puedes ser protagonista de los sueños de otra persona si tienes un lugar en su corazón y mente.