Habían pasado ya varias semanas de aquel momento en la gasolineria; de aquel tema no se volvió hablar. Sus padres estaban en Sicilia de vacaciones y hablaban con ella cada dos dias.
La vida de Lara iba como siempre; se había comunicado con algunas amigas que hacía años que no veía pero se sentía incómoda con aquellas mujeres, no se hayaba en compañia de aquellas. Las conocía desde la secundaria pero no eran tan amigas como ella creía que eran o al menos ellas no la conocían muy bien.
Siempre habia sido algo reservada y si acudió aquellas jovenes fue porque su madre insistió que necesitaba estar con mujeres de su edad, cambiar palabras y hablar con ellas de la vida cotidiana, juntarse a tomar café y tener charlas con otras personas y no estar tan solitaria en aquella casa.
A ella no le costaba hacer amistades, había aprendido a adaptarse con cualquier tipo de gente a causa de su ex trabajo, y se mostraba cómoda cuando se juntaban cada viernes o sábado para tomar algo y jugar Cricker pero su sentir por dentro no era el que mostraba para el exterior.
Los problemas se iban agrabando con los dias entre Jukka y Juanna, pero ella de a poco se fue alejando y desentendiendo de todo aquello ocupando su mente en su hijo y en evitar problemas con sus comentarios.
Observa por el ventanal que daba al jardin del frente de su casa y vé que finalmente los nuevos dueños de la casa contigúa se estaban mudando pero no sabía quienes eran los agraciados de aquella bella casa; solo se veía a la empresa de mudanza y no a los dueños.
Salió a caminar con su hijo por el barrio para tomar un poco de aire fresco, durante esa caminata pensaba que hacer al regresar y decidió hacer su armario y el de su esposo, donar las cosas que no iban a usar.
Entre las cosas de Jukka encuentra escondido un telefono. Ella lo mira y lo examina bién, intenta prenderlo pero se da cuenta que le faltaba carga.
Busca en los cajones algún adaptador para poder cargar aquel dispositivo y encuentra uno. Mientras deja cargando aquel móvil sigue ordenando y apartando en cajas con etiquetas cosas que ya no iban a usar.
Llama a a la iglesia para avisar que tenía donaciones para llevar al otro día y en que horario podía pasar.
En realidad, Lara no era una mujer creyente ni de fe por el contrario. Pero trataba de evadir aquel tema siempre que podía porque sabía que habia personas a las cuales incomodaba con su forma de pensar.
Termina de apartar las cajas y las deja en el hall de entrada para llevarlas al otro dia. Mira la hora y faltaban varias horas para que Jukk regresará de su trabajo.
Cogió aquel teléfono móvil y lo enciende. No habia contactos guardados sólo mensajes de dos números, ella mira los números y observa la imagen de contactos, un número era de Juanna y el otro de una mujer que ella no conocía. Observa las conversaciones y se pone a leer cada mensaje. Los dias y las horas que habian sido enviados y recibidos.
Cuando terminó de leer todo aquello no sabía si enojarse, arrancarle la cabeza a Jukk o que carajos hacer.
Toma todas las conversaciones y las envia a su teléfono junto con los dos contactos. Borra toda actividad reciente para no levantar sospechas. Lo deja en el mismo lugar donde lo había encontrado. Se sirve un trago y piensa muy minúisiosamente ¿Cómo actuar sin hacer un escándalo?
Después de tanto pensar llega a la conclusión de no decir nada a Jukk y dejarlo, observar cada movimiento que él daba desde lejos y ver hasta donde era capaz de llegar.
Actuaba de manera normal ante su marido y no dijo una palabra. Le comentó que al otro dia iría a la Iglesia a dejar aquellas cajas y Jukk aprobó aquella iniciativa y que le haría bien ir un rato.
Esa noche, Lara no podía dormir. Era la primera noche que no consiliaba el sueño pero era porque la intrigaba aquel móvil.
Toma su abrigo y un termo de café, hagarra sus cigarrillos y sale sin hacer ruido y se va al jardin delantero. Observa los días y las horas de cada conversación. Ahora entendía todo. Juanna lo había atacado porque ella y Jukk todavía tenían sus encuentros a escondidas a pesar de ya no estar juntos.
Miró las fechas y los meses, habían mensajes de años anteriores. Cuando ella lo conoció, él se veía y se emcontraba con su ex mujer hasta después de haber nacido el niño. Se dijo para si misma «¡Pedaso de mierda aún te revolcabas con tu ex mientras yo llevaba nuestro hijo en el vientre y seguías acostandote con la muy zorra hasta hace unos meses atrás!»
Lee el último chat y era de tres meses atrás. De ahí ya no habia registro de sus encuentros clandestinos y pensó «¿Por qué tenía otro telefono? ¿Para qué ella no descubríera qué él aún se intimidaba con la madre de sus hijos?»
Creyó que iba a tomar las cosas a peor pero sabía que era la madre de sus hijos y que podía perdonar aquel desliz.
En su último chat él le dice que ya no quiere verla que entienda que tiene otra familia y otra mujer a quien cuidar y ella no lo había tomado a bien, en aquellos textos había amenazas de parte de ella donde decía que iba a dejarlo en la calle sin nada. Que se iba vengar de él por traer otro hijo al mundo.
Por un momento Lara sentió que la observaban y mira a la casa de enfrente que habían comprado, una silueta la observaba desde el segundo piso en la oscuridad y cuando ella miro ésta se esfuma; no le dió importancia, sabía que los vecinos nuevos han pensado que estaba loca para estar a altas horas de la noche y con el frío que se sentía allí afuera. Tenia cosas más importantes en que ocuparse.
Pensaba como iba a reaccionar o si iba a enfrentar a Jukk para que le díera una explicacion y sabía que eso traería más conflictos a la pareja porque ella había metido las narices en algo que no debía.
Se concentra en el otro contacto y era una mujer morena de unos 37 años de edad de contextura regordeta. Lee su nombre de usuario y se dedica a leer cada mensaje enviado y respondido por su esposo.
No solo la engañaba con la ex, sino que también con una zorra, negra y gorda que era casada. Se preguntó «¿Quién era en verdad Jukka? Pero ella no podía juzgar, ella, una ex sicario que mataba por dinero y su esposo no conocía su otra cara»
Suspiró y miró al cielo. Pensaba con cautela. Debía ser inteligente y actuar, o al menos hacer caer a Jukka por sus propios medios. Googleo a la otra mujer y obtuvo direcciones, números telefonicos y el lugar donde trabajaba. Al número telefonico ya lo tenía y la agendo.
Editado: 19.05.2021