Desmentir los Rumores
El ruido de las armas y los soldados de Mnemósine rodeando el pasillo no dejaba espacio para la duda: la confrontación había llegado. Lena sintió una oleada de adrenalina recorrer su cuerpo mientras miraba a su alrededor, buscando alguna salida, alguna manera de escapar de la trampa en la que estaban atrapados.
Los soldados de Mnemósine, con sus caras frías y mecánicas, estaban en formación perfecta. Sus armas apuntaban, pero no disparaban todavía, como si estuvieran esperando una orden. La Dama de Honor se mantenía en su lugar, observándolos con una calma inquietante.
Kiran dio un paso al frente, su postura desafiante. Sin embargo, Lena notó que algo había cambiado en él. Ya no parecía el mismo hombre que había estado liderando la lucha por la verdad. Algo en su mirada, algo en su lenguaje corporal, le decía que sabía lo que estaba a punto de suceder.
—No creas los rumores —dijo Kiran, su voz resonando con una confianza feroz. Aunque estaba rodeado, su determinación era palpable—. No estamos aquí para destruir a los inocentes. No somos los villanos en esta historia. Todo lo que hemos hecho es intentar recuperar lo que nos robaron.
La Dama de Honor no se inmutó. Su mirada seguía fija en Lena, como si estuviera esperando que ella reaccionara a algo. La tensión en el aire era insoportable, pero Lena no podía dejar de sentir una inquietante sensación de que algo más se estaba gestando en ese lugar.
—Los rumores sobre ustedes son solo eso, Kiran —respondió la Dama de Honor con voz fría—. Todo lo que han hecho es rebelarse contra el orden natural. Contra lo que ha sido establecido durante tanto tiempo. No son los héroes. Son los errores.
Lena sintió una punzada en su pecho al escuchar esas palabras. Las dudas que había estado guardando en su mente, las preguntas que se habían ido acumulando en su corazón, comenzaban a tomar forma. ¿Qué si realmente no estaban luchando por la causa correcta? ¿Qué si todo lo que pensaba sobre Mnemósine y su lucha era una mentira construida por Kiran y los demás?
Kiran notó el cambio en Lena y se acercó rápidamente, pero mantuvo una distancia cautelosa. Su mirada era intensa, buscando transmitirle algo sin palabras.
—No los escuches, Lena. Ellos no tienen la verdad. Ellos manipulan las memorias de todos, incluida la tuya. Lo que nos han dicho es solo una versión de los hechos. Es una mentira que han tejido para mantener el control.
La Dama de Honor sonrió con amargura, un gesto que reflejaba más una burla que una verdadera victoria.
—¿De verdad crees que puedes cambiar todo esto? —preguntó, mirando a Lena con una expresión desafiante—. ¿Crees que puedes devolver la memoria de todo un mundo? ¿Acaso no comprendes que todo esto es más grande que tu simple rebelión?
Lena sentía su mente girando a mil por hora, las piezas del rompecabezas de su vida encajando de una forma completamente nueva. ¿Era realmente una víctima de todo esto? ¿O había algo más detrás de lo que Mnemósine había manipulado en su memoria?
De repente, algo en su interior comenzó a cambiar. La confusión que la había invadido durante tanto tiempo comenzó a disiparse. Ya no estaba dispuesta a dejar que otros decidieran su destino. No importaba lo que Mnemósine o la Dama de Honor dijeran. No podían controlar lo que ella había comenzado a recordar.
—Los rumores no son más que una forma de control —dijo Lena, alzando la voz con una nueva fuerza. Miró a la Dama de Honor directamente a los ojos—. Y lo que está claro es que no tengo miedo de la verdad.
La Dama de Honor frunció el ceño, pero Lena ya había dado el primer paso. Estaba lista para enfrentar lo que viniera, sin importar las consecuencias. Mnemósine había intentado robarle sus recuerdos, pero había algo dentro de ella que era más fuerte que cualquier borrado, más fuerte que cualquier mentira. Algo que podía destruir la tiranía que había gobernado su vida.
En ese momento, Kiran se acercó aún más, ahora completamente enfocado en la Dama de Honor. La tensión entre ellos estaba a punto de estallar.
—No podemos dejar que sigas con esto. No puedes seguir controlando la vida de todos —dijo Kiran, su voz resonando con una intensidad que cortaba el aire.
La Dama de Honor parecía analizar cada palabra que decía, cada movimiento que hacía. Estaba claro que no se dejaría intimidar tan fácilmente, pero algo en su actitud estaba empezando a cambiar.
La batalla no era solo por el control de la memoria, sino por la lucha por lo que cada uno de ellos representaba. ¿Serían simples piezas de un sistema o serían los artífices de un cambio real? Solo el tiempo lo diría, pero, al menos en ese momento, Lena sabía que su lucha por la verdad había comenzado de verdad.