07/09/2010 - 04:10 PM
Fue así como un pequeño trozo de vagos recuerdos, se plasmaban en la memoria de Javier, pensando en el crimen que había cometido y el por que de los hechos sucedidos, todo debió de haber comenzado en la universidad central de Pulok, localizada en el foco, cuando Javier salio de clases, debía de encontrarse con Alejandra, su novia, en la cafetería que se encontraba cerca de la universidad, a pesar de no ser un joven muy sociable, Javier era uno de los mejores estudiantes de la academia, su inteligencia lo llevo a convertirse en uno de los prodigios de la isla, quizás uno de los chicos con un futuro mejor previsto que el resto de la sociedad, pero eso se vería totalmente destruido cuando la locura lo convirtiera en el brutal asesino que es frente a las fuerzas de la ley, pronto, mientras leía la historieta del nuevo numero de Patriota escarlata, a la vez, recibió un mensaje de texto de Alejandra, que le pareció muy fuera de lo común por parte de ella…
Mi Amor
04164793312
Javier, estoy ocupada en el trabajo, podríamos vernos quizás a las 5
espero que me perdones cariño, nos vemos.
04:15
Javier le parecía extraño que Alejandra pospusiera su cita para después, ella nunca atrasaba algo sin antes comentarlo y siempre era muy responsable con sus promesas, aun así, Javier no le tomo mucha importancia en el momento y decidió ir al hospital, para mientras, poder visitar a su madre enferma.
—Pero mira a quien tenemos aquí, es nuestro compañero Javier, como estas amigo.
—Hola... Ricardo
—Por que la cara larga, acaso te dejaron plantado, eso es normal —replicaba Ricardo, uno de los bravucones de la universidad, un joven del bajo mundo que se valió de la fuerza bruta y los contactos correctos para llegar a la posición en la que esta actualmente—, tal vez deberías dejar de estar con ese preciosa chiquilla, no es para ti hermano.
—Al menos yo tengo una buena pareja… Imbécil.
Pronto, al igual que el oficial que lo interrogaría días después, fue tomado por el cuello, Ricardo estaba enfurecido de que hubieran dicho tales palabras frente a el, y para el , desafortunadas palabras en el momento incorrecto la verdad.
—No me vuelvas a hablar así bastardo, entiendes, yo soy el depredador y tu eres mi presa. Si vuelves a pasar frente a mi, te prometo que iras al hospital, al igual que tu madre.
—Lo entiendo…
Ricardo se alejo, quitando un poco del polvo del suéter verde de Javier, luego de eso se alejo mientras la mayoría de los jóvenes universitarios que veían a lo lejos, empezaban a reírse del desafortunado acontecimiento.
Javier decidió no mirar dos veces y retirarse del lugar lo mas rápido posible. Ser depredador o presa, era una de las dudas que le recorrían por la mente, al igual que aquel joven, pero el no tenia respuestas, es por eso que quizás, la mayoría de nosotros somos tan ignorantes en estos aspectos, nunca tendemos a encontrar la respuesta en el momento mas adecuado de nuestra vida y por eso, nos dirigimos a un mismo trágico final.
Luego de ir a la parada de la universidad y esperar a que un bus pasara, se dirigió al hospital de San Venganza para visitar a su madre, luego de bajarse en la parada del pueblo, recibió otro mensaje de texto, esta vez era de un numero desconocido, pero Javier no quiso ni revisar, el no tomaba interés en números de personas a las cuales el no conocía.
El hospital de San Venganza no era el mejor, pero si era gratuito, y eso era importante gracias a la poca cantidad de dinero que poseía los Rojas, por esa razón, el viejo hospital permanecía igual que otros muchos centros públicos, horribles y destruidos.
Al entrar al olvidado y casi destartalado hospital, pudo sentir como el olor a muerto y el limpio pasillo lleno de personas que buscaban de otra oportunidad u redención se presentaban ante el, muchos de ellos en camilla, mientras que otros no tan enfermos, yacían en su sillas llorando por sus familiares caídos, sin ver mucho, Javier, fue a preguntar a una mujer obesa y de gran tamaño que atendía a las personas que querían ir para visitar a sus seres queridos u familiares.
—Disculpe…
—Que quieres joven, estoy muy ocupada —respondía la antipática mujer—, deberías volver en otro momento
—Pero señora, no esta haciendo nada.
—Dime ya que quieres
—Kelly, Kelly Rojas, soy su hijo y vine a hacerle una visita.
—Habitación 4-F, ¡Siguiente!
Luego de “tratar” a una persona tan desagradable como la señora de las visitas, fue a la habitación de su madre, pero de nuevo, mientras caminaba, recibió un mensaje de texto, esta vez del mismo numero que se lo envió anteriormente, a pesar de que no era un muy buen momento para atender el teléfono, Javier se tomo las molestias para revisar el mensaje que le habían enviado dos veces seguidas.
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