La Sombra Del Holocausto.

Capítulo 36.

La niña se quedó dormida en mi pecho, al mismo tiempo que yo me quedaba dormida poco a poco. Fela aún no había regresado pero ya no me preocupaba porque sabía que estaba con una buena persona, los ojos comenzaban a pesarme y me acurruque en el frío e incómodo catre, quede dormida hasta que supongo que amaneció y unos golpes sonoros contra las patas del catre se hicieron presentes, pero sinceramente no los tome en cuenta y seguí durmiendo.

― ¡Ya levántense, escoria! ¡Tienen cosas que hacer! ― Grito uno.

― Esto no es un hotel ¡Vamos! ― Grito otro.

De repente Ruth comenzó a moverse encima de mí, abrí los ojos y Fela no estaba en su catre. Apreté los ojos y seguí durmiendo.

― Levántate ― Ordenó. Subí la mirada y era Kurt, fingiendo. Lo mire somnolienta baje las cejas y me tape la cara con la sabana.

Otra vez me saco la sabana del cuerpo gire
a mirarlo y era Wilm. ― ¡Levántate! ― Ordenó otra vez.

― ¡Púdrete! ― le grite furiosa. Ruth se levantó del catre. Yo seguía acostada mirándolo con altivez 

El sonrió sin ganas.

― ¿No oíste que te levantaras, ramera? ― Demandó Wilm con un palo con clavos en la mano, me tomo del brazo y me levanto con fuerza bruta, lo rasguñe entre los dedos tratando de que me soltara.

― ¡Ah! ― Exclamo de dolor y me soltó. ― ¡Eres una estúpida! ― Grito después antes de soltarme una bofetada tan rápido que solamente solté un gemido sordo, pero este no logro tirarme al suelo, trate de empujarlo pero me dio otro golpe cerca del ojo. Mi boca sangraba.

― ¡Wilm!―Escarmentó Kurt. ― ¡*Genug! 

― ¡No! ― Grito Ruth yéndose encima de este a golpes. Solo bastó un empujón para que Ruth cayera de un sentón a suelo, ella comenzó a llorar con drama. 

― ¡Ruth!

― ¡*Genug, Goldschmidt! ― Grito Kurt.

El ni siquiera giro a mirarlo y me jalo del cabello ―¡Ah! ― Gemir ― ¡Ya suéltame! ― tomo el cabello con fuerza y me llevo a fuera de los cuartos ahí me empujo con una sola mano hasta caer al suelo. Levanto el brazo con el palo con clavos e iba directo a mi cuerpo, me hice pequeña y me cubrí la cara esperando el golpe, gire a enfrentarlo cuando una mano lo detuvo desde atrás. El giro a mirarlo. -¡Ya Basta! -Grito Kurt.

Mi respiración se calmaba poco a poco y limpiaba mi sangre de la boca. El seguía Balbuceando consternado, él lo interrumpió gritándole de nuevo con esa voz tan gruesa que podía intimidar a cualquiera, Wilm lo miraba con ojos de pocos amigos, carraspeo la nariz pero Kurt seguía imponente mirándolo.― ¡Lárgate! .― grito Kurt. Wilhem soltó una carcajada sin ganas y giro a mirarme, los brazos me temblaban a modo que me impedían levantarme.

― No.― Sentencio ― ¿Por qué la defiendes tanto? Es la misma basura que todo los demás que están aquí. ¡DIMELO!

― ¡Nada! ― Grito. ― Absolutamente nada. ― Exclamo levantando las cejas ― Además, ¡Yo no tengo por qué darte explicaciones, Goldschmidt! ― Dijo. ― Soy tu Teniente al mando, y debes de obedecerme.

El asintió con ironía.

― ¡Ahora ya lárgate! ― Exclamo.

El giro a mirarme con desdén y siguió su camino hasta subir a la colina. Kurt se acercó a mi tratando de ayudar a levantarme, me zafe de él y me levante sola dándole un empujón. De bolsillo del pantalón saco un pañuelo y se acercó a mí, le di de nuevo otro empujón.

― ¡No me toques! ― Grite.
― Norah... ― Titubeó con el ceño fruncido.

― ¡Déjame en paz! ― Brame con furia. ― ¡No quiero hablar contigo! ― Grite caminando hasta los cuartos.

― Hoy es tu turno de estar en la cocina― me detuve y lo dijo con diferente tono de voz, gire a mirarlo y su postura de egocéntrico y altivez había regresado.
― Fela no está, ocupa su lugar.

Me gire de nuevo y camine adentro buscando a Ruth, la encontré aun tirada en el suelo con la cara pálida como una hoja de papel, con todo el dolor de mi cuerpo la levante en mis brazos y la lleve hasta la cocina. ― ¡Ya, Ruth ya cálmate! ― La pequeña estaba en asombro todavía, seguia llorando sin responderme. Entre suspiro y suspiro Ruth se fue calmando, le di un sorbo de agua y un pedazo de pan.

Lloraba con disimulo para que Ruth, no me mirara, ella tenía los ojos hinchados de tanto llorar y un moretón en la mejilla del golpe que di la noche anterior, me dalia la comisura rota de los labios y abajo del ojo derecho. Me dalia al parpadear

Me miraba en el reflejo de la cazuela los moretones cuando Ruth estaba sentada en la barra alta de lado mido meneando los pies en el aire. Fela apareció por la puerta, trate de taparme el golpe, pero ella seguía observándome. Era incómodo. 

― ¿Que me miras? ― Pregunte como si nada pasase con la mano en cara.
Ella torció la boca y el ceño. Seguía acechando mi rostro ― ¿Que, Fela? ― Exclame, ella tomo mi mano que cubría el golpe y al fin lo vio ella quedo pasmada.
― ¿Que te paso en la cara? ― Pregunto. Giro a mirar a Ruth que también tenía el golpe en la cara. ― ¿Y a ti?




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