La Sombra Del Holocausto.

Parte 6: Resistencia.

Capítulo 49.


La pequeña se colocó de pie frente a mí y recorrí todo su cuerpo con las manos con el fin de saber si nada le había pasado, seguidamente hice lo mismo con el mío. Sonreí al corroborar negativamente

Ruth aun jadeante y debilucha se dejó caer de nuevo de lado mío, recargo su cabeza en mis piernas, su pulso agitado y su frente sudorosa comenzaba a preocuparme. — ¿Que tienes? — Pregunte recuperando el aliento.

Sus pequeños ojos claros se enterraron en los míos, las pestañas tan grandes que siempre tuvo estaban trozadas junto con su cabello castaño, se caía a pedazos igual que el mío. — Estoy cansada. — Manifestó con la voz tambaleante.

— Descansa, pronto saldremos de aquí.

— ¿Que tan pronto? — Pregunto.

Trague saliva y pronto conteste. — No te apures, Ruth. Cada día falta menos. — Empalme una sonrisa y ella se acurruco en mi pecho. Comenzó a llorar despacio y silenciosamente. — Me duele.

— ¿¡Que te duele!?— pregunte exaltada. Cuando me di cuenta que el cuerpo de Ruth no tenía peso, su rostro era más pálido aun y respiraba lento. De nuevo sangre salía de su boca.

— Caminaron por encima de mí. — Respondió.

Tome aire para no soltarme a llorar y lo guarde todo en la garganta. — ¿Que haremos saliendo de aquí? porque... ¿lo haremos verdad, Norah? — Pregunto con inocencia e inclinándose para mírame a la cara.

— ¡Claro que sí! ¿Y sabes a dónde? Nos iremos a América. — Dije acariciando su flequillo. Ella sonrió.


— Si... E iré a la...escuela otra vez. — dijo comenzando a toser.

— Si...— Titubee con la voz cortada. — Y tendrás muchos amigos con quien jugar, y tendrás muchos juguetes.

— Tú serás mi madre — Afirmó.

— Claro.

— Y el hombre bueno mi padre... Kurt — dijo entre tosiendo. En ese momento me solté a llorar en silencio.

— Sí.

— ¿Y Alaric seguirá dándome mi caramelo y mi flor?

— Por supuesto, Ruth— Di una bocanada de aire, y con el vestido limpie su sangre. La tos de la niña comenzaba a ser constante

— ¡Por que estas tosiendo mi niña! — Susurre entre lágrimas. — ¿Qué te pasa?

— ¿Y buscaremos a Fela...?

— Claro, todo estaremos juntos. Saliendo de aquí todos seremos una familia.

— ¿Deberás? Y tú y Fela me llevarán todos los...sábados....por un... helado.

No pude evitarlo y comencé llorar con más fuerza. Las palabras inocentes de Ruth estaban llenas de esperanza. Ruth Podolski, una niña de seis años tenía más esperanza que yo, la podía ver en sus pupilas tan bellas que ella tenía.

— En cuanto salgamos de aquí, iremos a buscarla. A Fela a Alaric y a Kurt.

Ruth dio una de las sonrisas más dulces que me pudo dar. Pude notar que apenas tenía aliento. Y me dijo;

— Oye Norah... Te... Quiero... Muchísimo. — Apenas dijo.

— Y yo a ti, mi niña. — Gimotee en lágrimas y con una sonrisa.

Pegue mi mejilla con la suya, suspiro cerca de mi oído. La mire y me sonrió otra vez y cerró los ojos. Se durmió para siempre.

Me solté a llorar con mucha más fuerza mientras la abrazaba y hundía cabeza en su pecho mientras seguidamente decía; No me dejes.

»Sola otra vez«

Y en medio de todo ese dolor que estaba sintiendo me pregunte " ¿Por qué?"
Justo en el momento que habíamos escapado tenía que morir, apenas tenía seis años, ni siquiera había vivido nada solo seis años de su vida, eso era todo. No era justo. Seguía llorando mientras que me aferraba a su cuerpo frio y sin vida.

La quite de encima mío y la recargue en un árbol y comencé a clavar los dedos en la tierra formando un hueco y dejando la tierra en un bulto de otro lado.

Seguía haciéndolo hasta que por debajo de las uñas comenzó a sangrarme. El hueco en la tierra era bastante grande, era una niña hermosa, y sin embargo ya no podía cargar con ella, no tenía caso. En ese momento me puse a pensar que una de mis razones más importantes por las que hui de Sobibor, ya no estaba, pues se me había muerto en los brazos. Me quede sin una razón menos.

La sostuve en mis brazos una vez más, me hinque en ese momento para dejarla caer sobre el hoyo. Cuando unos pasos se hicieron escuchar de fondo contra las ramas, tome con fuerza a la niña y me deje caer sentada y me recargue en el árbol, pronto Alaric aparecería de lado mío mirando a todos lados con Cautela. Lo mire sin ninguna expresión más que la de mi dolor. Tenía el ojo morado, el labio roto y la tela del pantalón a la altura de la rodilla desgarrado.

— Te he estado buscando. — Susurro. — No tenemos mucho tiempo tenemos que movernos.

Yo carraspee la nariz sin mirarlo

— Norah, tienes que despertarla, no podrás cargarla tanto tiempo, te cansaras. — Dijo acercándose al mirarme con la niña entre mis brazos.




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