La Supervivencia de los Ocho Peones (libro 1)

Capítulo 5

Después de un largo tiempo de caminar, Kháli comenzó a relatarle su historia a Cai, con la esperanza de que él hiciera lo mismo. Le narró todo el evento desde el día anterior hasta cuando se desmayó en el bosque. Su tono era monótono y mecánico, como si estuviera contando la historia de otra persona.  Durante todo el camino, Cai y Jim se mantuvieron en silencio, el primero sin expresión en su rostro y el segundo con un tremendo fastidio de ir caminando con ese chico.

– ¿Qué hay de ti?, – preguntó ella al finalizar – ¿Dónde están tus padres?, – luego recordó que él había dicho no tener casa –… ¿Tienes padres?..

–No, – fue la única respuesta que recibió.

–Jim tampoco, yo solo tengo a mi padre… – y continuó otro monólogo sobre su madre y el por qué ya no le había preguntado a Jerome sobre ella y sus sentimientos respecto al caso.

–Hemos llegado, – informó Cai. 

Estaban en un pueblo mucho más pequeño que el de dónde venían. Las casas estaban hechas de madera y parecían tener sólo un ambiente. Ya era de noche y las luces dentro de ellas hacían el fallido intento de iluminar la calle.

Cai continuó caminando hasta llegar a lo que parecía una taberna sin letrero ni nombre.

-¿Qué hay aquí? - preguntó Jim mirando con sospecha al ver el pequeño establecimiento. 

Cai tan solo abrió la puerta y ordenó – Entren.

Por dentro no era tan mala como lo esperaban, no había gente espeluznante ni mal olor y estaba todo muy bien iluminado. Una mujer de corta estatura y cabello rizado se acercó.

–¡Te dije que si regresabas, te sacaba del pelo! – La mujer miraba a Cai con una expresión amenazante en el rostro.

– Me encontré a mis dos amigos, - Cai los empujó suavemente hacia ella. - Tienen hambre.

– ¿Ah, sí? ¿Y cómo se llaman tus “amigos”?¿Eh?

Kháli se estremeció pues él se había presentado, pero ellos no le habían dicho sus nombres.

–Ella es Kháli y él es Jim – respondió con toda naturalidad, – hemos caminado desde el bosque. 

–…El bosque está a tres horas de aquí – dijo la mujer contemplándolos asombrada; su rostro se suavizó y suspiró. – Bien, pasen. ¡Carlos, prepara dos platillos especiales! Tú no comerás, – agregó dirigiéndose  a Cai. – Aunque trabajaras aquí toda tu vida no podrías pagar todo lo que has robado.

Kháli estaba segura de que eso era una exageración o por lo menos eso esperaba, pero decidió que lo mejor era no contradecir a la mujer que les daría de comer, en lugar de ello, suplicó: 

–Por favor, si no fuera por Cai no estaríamos aquí, seguiríamos perdidos en el bosque, él fue quien nos rescató y amablemente nos guió hasta aquí.

Jim resopló, Cai se mantuvo en silencio, la mujer dudó. Finalmente asintió.

–Claro, si tú lo dices, - dijo no muy contenta del todo. - ¡Carlos, que sean tres! Mi nombre es Álida, en un momento les traeré su comida. Dame tu bolso, pueden quedarse esta noche, pero no es un buen lugar para jóvenes de su e… - dejó de hablar cuando vio las marcas en los brazos de los tres.

Al ver su expresión, Kháli alzó un poco insegura los brazos.-¿Las ha visto antes? 

-No, - se apresuró a decir. Álida pareció palidecer. Miró a cada uno de ellos. - No estoy segura… No. Tomen asiento, ahorita regreso.

Jim y Kháli comenzaron a tener sospechas. - ¿Es seguro quedarnos? - le preguntó ella a Cai.

-La policía está al otro lado del pueblo. Si quieres ir, podrás mañana. Por ahora, esto es lo que hay.

Tomó asiento y luego de un momento, los otros dos hicieron lo mismo. Minutos después, Alida desvaneció sus dudas con una expresión gentil y los tres olvidaron todo al ver los grandes platos de comida.

-...No tenemos dinero.

Álida rió. - Lo sé, no te preocupes. Coman sin pena.

Fue todo lo que se necesitó para que los tres enterraran sus rostros en los alimentos.

-¡Gracias al cielo! - exclamó Kháli cuando estuvo satisfecha. Jim fue al sanitario. Cai había terminado de comer. - ¿Crees que deberíamos contarle a Alida sobre las personas que nos persiguen? - preguntó en voz baja. - Estoy segura de que reconoció estas marcas, - alzó sus brazos para comprobar que ahí seguían las pálidas líneas blancas.

–La verdad, no lo sé. No sé qué está pasando. Haz lo que quieras. 

-¿Tú se lo dirás?

-No. No confío en nadie.

Ella lo miró. - Confiaste en nosotros.

Él no dijo nada.

– ¿Te está molestando este chico, cariño?, – Era Álida que fue a sentarse frente a ella.

Cai sólo bufó.

–No, todo está bien – aseguró Kháli tratando de sonreír.

–Preparé un baño para cada uno – continuó Álida – sin ofender, están hechos un asco. ¿Por qué estaban en el bosque en primer lugar?

–Uh… estábamos con mi padre cuando unos ladrones nos atacaron y tuvimos que separarnos – dijo Kháli sin mentir pero sin querer extenderse. – Cai nos encontró y hemos estado con él desde entonces.



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En el texto hay: romance, batallasepicas, romance drama aventura

Editado: 01.05.2024

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