-Jerome, tu padre, te contó sobre la historia del ajedrez ¿No es así?, – preguntó Alexandria.
Los habían llevado a la habitación de al lado donde había suficientes cojines para todos. Sin haber dicho nada, Cai los había seguido, y en ese momento arreglaba los cojines de manera que el suyo y el de Jim estuvieran a cada lado de Kháli y frente a ellos estuvieran Alexandria y Rita.
Kháli asintió, – ¿Por qué estamos hablando de eso? - aunque ya sospechaba la respuestas. Su padre le había dicho que el ajedrez era basado en Guerreros reales. No. Eso no podía ser.
Alexandria pareció leer sus pensamientos. -El Imperio Blanco y el Imperio Negro.
-Esperen. - Jim sacudía la cabeza. - No están hablando en serio, ¿qué está pasando realmente? ¿De verdad quieren decir que esas figurillas del tablero de Kháli eran personas reales?
-No eran, – corrigió Rita, – representan a personas que existen ahora.
-Que existimos – agregó Alexandria. Hizo una pausa y comenzó a hablar con tono de que se trataba de un largo relato.- Naturalmente se les hará difícil de creer esto, pero el planeta tierra no es el único lugar en que hay vida. El universo se divide en 64 escaques. No son dimensiones o universos paralelos ni líneas de tiempo. Cada escaque es un mundo y el planeta tierra es tan sólo uno de ellos.
-¿Ah, sí? – preguntó Cai escéptico. - ¿Y cómo sabes eso?
El tono de Alexandria era bastante calmado y convincente, no contrastaba con las palabras tan fantasiosas que emitía.
-Los Guerreros, como Rita y yo, podemos viajar entre ellos. Lo verán dentro de poco, pero si necesitas una prueba inmediata, puedes asomarte por la ventana y los tres soles te comprobarán que te trajimos a un mundo diferente.
En lugar de alzarse a corroborar lo dicho, los tres sintieron sus manos sudar y se aferraron más a los cojines en los que estaban sentados.
-¿Qué?, – preguntó Kháli con voz temblorosa, incapaz de moverse. Esperaba que alguno de los chicos hiciera algún movimiento, pero permanecieron tan helados como ella.
-¿Qué sucede? - Rita parecía estar teniendo uno de los mejores momentos de su vida. - Oh… si miran solo un sol, pensarán que estamos locas e intentarán escapar… pero… si ven los tres soles…¿perderán la cabeza?
Kháli no sabía que se podía sudar tanto sin hacer ningún movimiento.
Rita continuó con su voz maliciosa. - Pues si pierden la cabeza, no merecen ser parte de nosotros, - encogió los hombros. - Los regresaremos a sus casas y nada de esto pasó.
-Digamos que les creemos, - rugió Cai. A Kháli le sorprendió lo firme de su voz. En lugar de temeroso parecía solo estar enojado. - Dejen de hablar como si fuéramos parte de su equipo…
Rita sonrió ante su arrebato. Alexandria permanecía impasible. - El tiempo apremia, pero esto jamás había sucedido antes, sabemos que puede ser mucho para ustedes. Solo les pedimos que nos escuchen hasta el final. - Hizo otra pausa, había algo en su voz que hacía que le prestaran atención a cada sílaba.
Cuando Cai no dijo nada más, Alexandria prosiguió: - Ya les dijimos que el ajedrez está basado en un ejército real y que existen varios mundos con vida en este universo. Cada división del universo es representada en el tablero de ajedrez como una casilla. Al inicio de los tiempos, los 64 escaques tenían seres con vida; civilizaciones funcionales con gobiernos diferentes. En la actualidad sólo la mitad continúan, 32 escaques consisten en mundos muertos y éstos son representados por las casillas negras...
-¿Qué les pasó?, – preguntó Jim. Los tres estaban ya inmersos en la historia.
-El Imperio Negro los destruyó – fue la respuesta de Rita.
Alexandria había hecho un dibujo de cuadros blancos y negros que representaban a un tablero de ajedrez. Extendió el papel entre ellos, para que todos pudieran verlo.
-Cuando los 64 escaques tenían vida, – continuó,– había una estabilidad perfecta. La paz regía en cada uno de los mundos, la felicidad gobernaba sobre todos. Pero claro, todo esto no fue suficiente para un ser en particular, ya ni siquiera se sabe su verdadero nombre, lo llaman simplemente Rajá. Rajá descubrió la existencia de los otros mundos, y emergió en él el deseo de conquistarlos. Su escaque no contaba con un gobernador, así que él quiso comenzar a reinarlo. De ese minúsculo deseo, estalló la primera guerra del universo y ocurrió lo que siempre ocurre: muchos habitantes estaban de su lado y otros querían que la vida continuara de la misma forma. De cada ser que moría y estaba en su bando, Rajá tomaba su ánima y la unía con la de otros seres fallecidos para aumentar su poder.
-¿”Ánima”? ¿Qué es eso?, – preguntó Kháli.
-El ánima es algo que todo ser, no importa en qué mundo nazca, posee. Se podría decir que el ánima es la esencia de una persona.
-¿Como la mente?
-No, la mente deja de funcionar si el cerebro muere. Además, nadie puede vivir sin su cerebro, pero cualquiera podría vivir sin su ánima.
-Nada de esto tiene sentido, – se quejó Cai.
-Todo el cuerpo de una persona llega a su fin en algún momento, excepto el ánima. Hasta ahora no se ha escuchado de alguien que haya logrado destruir una. Ésta tiene todo el poder de una persona y en ciertas circunstancias, si te apropias de una ajena, su poder se podría transferir hacia ti.