CAPÍTULO 11
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Narra Carlos
La veo sangrar y no lo soporto, su rostro refleja el dolor que siente.
No quiero soltar su mano, no quiero dejarla sola, pero tengo que si quiero que le den atención médica.
-No, no me dejes sola- son sus últimas palabras antes de cerrar los ojos y caer en un sueño profundo por los analgésicos que le pusieron.
-Lo siento mi amor, pero tiene que ser asi- esas palabras me rompen el corazón, pero tiene que recibir ayuda médica y las enfermeras no me permiten entrar.
30 minutos después…
-Cómo está?- camina hacia mí, está bastante preocupada
-No lo se Nana, aún no me han dicho nada, todo esto es mi culpa, volvemos a estar juntos y ya hay consecuencias-
-Oh no cariño, nada de esto es tu culpa, el que un idiota se atravesará no es tu culpa, es la de ese inepto además, solo fue un accidente- me abrazo cómo una madre abraza a su pequeño
-No Nana, no fue un accidente, fueron mandados de Alvaro Vivaldi- <<me las pagarás idiota, por tu culpa mi muñeca salió lastimada y eso no te lo perdonaré>>
-No puede ser cierto...el, el está muerto, yo lo ví, con mis propios ojos, - negaba con la cabeza, con sus manos cubre su boca, y sus lágrimas amenazan con salir
-Entonces estás fotografías que son?¿Crees que esta es la actitud de otro imbécil igual a él?- sacó de mi bolsillo las fotos que arrojó el imbécil del auto, y se las entregó, toma las fotos con las manos temblorosas, y una lágrima cae por su mejilla
Momento del accidente
<<Que le pasa a esa mierda, que no ve que el semáforo está en rojo?>>
Me acerco al auto negro, es un Audi A3 2019, con cristales oscuros, no hay visión alguna al interior de este.
Toqué la ventanilla con 3 golpes, y solo se abrió un poco, cómo máximo diez centímetros y lanzó unas cuantas fotografías, que cayeron cómo plumas hasta el pavimento.
Baje la mirada, les eche un vistazo a unas cuantas que tenían su contenido expuesto, y otra vez las amenazas de ese imbécil… me agaché y tomé las fotografías
-Que quieres idiota?-
-Ya sabes lo que quiero- apreté fuertemente las fotografías en mis manos
-Tic toc, el tiempo vuela-
-Eres un…- aceleró y saco la mano levantando el dedo intermedio…
-PUDRETE- grito mientras atravesaba otra vez en luz roja
-Te voy a matar nuevamente, pero esta vez me aseguraré que no revivas maldito hijo de pu**-
Fin del momento del accidente.
-Nana, que debo hacer?- me encuentro en ese momento de la vida en el que pensar en un problema causa malestar de estómago y pensar en algo diferente lo encuentro imposible.
-Lo que sea necesario, mi único consejo para ti, es que entre más cerca estás, menor es la visibilidad-
Existen personas en la vida, que cada palabra que sale de su boca, es SABIDURÍA, y mi Nana es una de ellas.
-Deberias de ir a verla- su voz es suave como un susurro y su toque es la caricia de una madre al contacto con mi espalda
Me armo de valor, me levanto de mi asiento sin dirigir palabra alguna, con la vista cargada en la puerta blanca al final del pasillo que tiene consigo el número 546. Me detengo frente a ella, dudó en abrirla, pero necesito saber cómo está, con esa preocupación tomó la manija con mi mano izquierda que al hacer contacto con esta, transmite el frío que contiene por ser metal, y eso me transporta nuevamente a años atrás, un suceso desagradable, y se puede decir que de todos mis horripilantes recuerdos que tengo, este tiene el primer lugar en la lista. Giró la manija con un suave movimiento de muñeca y empujo la puerta hacia adelante con cuidado a no hacer ruido y me adentro a la habitación, una vez dentro de ella, cierro la puerta y me dispongo a sentarme en el pequeño sillón que se encuentra aun lado de la cama en la que está Magaly acostada, al estar ahí, sentado junto a ella, tomó su delicada mano entre las mías, y la beso, el dorso de su mano es tan suave y puro que siento que no merecen mis labios contacto con su piel.
La miro, y quedo fascinado por lo hermosa que es, incluso con una venda rodeando su cabeza, luce espléndida.
Sé que no es mucho, y gracias a Dios no pasó a mayores, pero, aún así me siento culpable, tenía que prestar más atención al camino y de lo que más me arrepiento es haberla metido nuevamente en un lío así.
Sólo inclina un poco la cabeza hacia su derecha con un pequeño puchero arrugando el ceño y un poco la nariz.
-Tintín- suena el sonido de una notificación de mensaje de texto, introduzco la clave a mi celular y abro mensajes de texto, un número con terminación 64, un número desconocido que no tengo registrado, decidí ignorarlo porque puede ser un mensaje fastidioso de mi compañía telefónica, apago nuevamente mi teléfono y vuelvo a centrarme en esa hermosa castaña profundamente dormida.
Y de nuevo un mensaje más, nuevamente introduzco la clave de mi celular y abro el chat del número desconocido encontrándome con una amenaza…
"Hola
¿Cómo se encuentra el caballero rojo?
Perdona si le molestó pero es que últimamente estado bastante ocupado preparando el plan para destruirte mal**** hijo de pe**, sé que has estado tratando de averiguar dónde estoy pero no lo olvides; siempre estoy a tres pasos delante de ti y esta vez acabaré contigo de una vez por todas, voy a matar a cada uno de tus seres queridos frente a tus verdosos ojos y cuando ya no te quede nadie más en este mundo al cual amar te haré sufrir hasta el momento en que desees no haber nacido, y cuando me cansé de despedazarte veré si tengo compasión de ti y te mato de una vez por todas…