La mañana de ese día fue bastante emotiva, hacía ya varios meses había mandado a hacer un traje, tal vez costó más que un año de salarios mínimos en mi país, todo con una medida perfecta a mi cuerpo, considero tener una particular fantasía con los trajes elegantes, diseños interesantes que realzan personalidades, ese día era perfecto para portar mi traje, esa corbata color carmesí con triángulos pequeños que formaban una red serían detalles que el mundo jamás olvidaría, luego de bañarme y meditar en el espejo lo que estaba a punto de hacer volteé a ver mi frasco de pastillas, me haría compañía y mantendría mi mente al nivel, ¿qué pasa cuando un enfermo mental no toma sus medicinas? alucinaciones y desesperación podrían apoderarse de mí, sin mencionar que tomar decisiones bajo esas circunstancias no es buena idea en lo absoluto.
Me preparé el desayuno, no tomaría vino normalmente a estas horas, pero era el gran día y ese sabor era el más parecido al de la victoria, música instrumental de fondo para darme la idea de que haría un cliché en la vida real, te haría pensar que soy el típico loco que no está bien con la sociedad, que quiere llamar la atención porque siempre tuvo en su vida ausencia de ella, pero diría que todos esos pensamientos que a cualquier persona le hubieran parecido coherentes con las atrocidades que estaba por hacer son normales en estas circunstancias, sin embargo yo era inmune a ellos, había pasado tanto tiempo con esas ideas que no me afectaban, en ese momento me transporté, desde niño corría tras la ilusión de tener lo que siempre quise, mientras comía escuchaba la voz de mi maestra de matemáticas que decía: -si te desempeñas en la vida como en esta materia vas a ser un fracasado- claras y sin interrupciones estaban todas las voces que habían atormentado mi niñez y adolescencia, no de la manera que normalmente se piensa, a mí nadie me golpeaba, a mí nadie me ofendía por mi físico, simplemente el hecho de conspirar contra mi intelectualidad se constituía en la mayor ofensa posible hacia mi persona, creer que no sería capaz de algo era como arrancarme con una pinza las arterias.
En un parpadeo estaba dentro de un edificio, en un congreso con cincuenta presidentes privados de libertad por mi culpa, tenía el micrófono habilitado en televisión nacional, volví en sí de mi pequeño momento de análisis y ordené que a cada presidente pasaría junto a mí a dar palabras dirigidas a su país, pero primero hablaría yo, excentricidad, delicadeza al respirar y un grado de cinismo que me regaló la vida por encima de cualquier otro era lo que saldría de mi boca, mi voz no sería conocida por el modulador que usaría, me dirigí a la población con una de las preguntas que más me hice por las noches, - ¿Has pensado en lo interesante que puede ser tu día cuando rompes la rutina que te alimenta?- de dos cosas estaba seguro, que no había un final bueno para mis rehenes y que soltaría más barbaridades que las cataratas del Niágara agua.
El poder queridos amigos como la estupidez humana y el mismo universo, además de infinito es algo insaciable, cuando en mi camino encuentro límites, en ese momento deja de ser un camino para mí y se convierte en una senda enemiga, la naturaleza demuestra que dominar es la mejor forma de vivir, a los dominados como ustedes ahora mismo no les va tan bien, peor cuando tienen a un loco que aunque no lo ven, va vestido con un traje de cinco mil dólares solo para sentirse en su propia película, en este punto nos preguntamos si en verdad somos libres, ahora viene el momento a darle forma a la pregunta pero, ¿a caso hemos sido libres este tiempo atrás?
A diario vemos injusticias y callamos, rezamos con la esperanza en nuestro rezo nada más, pues la inseguridad define la fe, el misterio la fe en la mente, tratamos de acoplarnos al mundo para dejar un escenario quieto a nuestras futuras generaciones pero la mayor parte del tiempo se nos va de las manos tal propósito, seguimos los vicios jurando no volver y volvemos jurando no ser tan malo romper un juramento, continuamos la escuela esperando que lo desconocido no sea tan cruel con nosotros y nos recompense, pensamos ser el tipo que estudió tantos años la vida de muchos que dieron su vida a la búsqueda del conocimiento, que ahora eso nos hace aptos de merecer una vida digna, vida que no es más que la recopilación de las películas que le movieron sus más grandes aspiraciones, que lo ilusionaron con la felicidad y que robaron su tiempo en inocentes sueños, como tapar una gotera usando agua, como pensar que recibiremos lo mismo que damos.
Para finalizar mi primera intervención les pedí que a partir de hoy me conocieran como Titán, corté la comunicación y me dirigí a los aterrados señores presidentes, vaya que lo estaban, les dije: señores, no se asusten ¿a caso no tuvieron una buena vida? un mendigo daría ochenta años de su irrelevante vida por un día siendo presidente de una nación, hice que trajeran la comida y se calmaran un poco, luego de un momento todos estaban más estables, yo y mis pastillas tendríamos un romance para mantener el orden en ese lugar, cuando ya hubieron comido pedí que les dieran una habitación a cada uno, tendrían una cámara vigilando todo el día y cuando fuera necesario consideraría hacerlos llamar para dar declaraciones al exterior, las condiciones para los habitantes eran simples y me tomé la molestia de estar con cada uno de ellos en sus habitaciones y explicárselos.