La TeorÍa Del EngaÑo

TRASLADO

Un poco de tiempo determinaría el rumbo de mi plan, esperaría que estuviera más hostil el ambiente y entonces actuaría con todo esplendor, tantos años creando armas me daban la confianza de un león en relación a un enemigo que solo daba la impresión de ser un cordero, al menos eso creía.

Lo cierto es que no estaba preparado en lo más mínimo para lo que venía, sólo sabía que estaba listo para una guerra no tenía idea de que tipo, esperaba solamente y en esa espera escuchaba sólo mi voz interior, cantando una canción de batalla, entonces di orden de apuntar y disparar a cualquier objeto que se acercara, me encerré en una habitación sólo, pensaba bajo la incertidumbre, porque si esto no funcionaba tendría que hacer algo realmente ingenioso, escuché que me llamaban para salir al frente, tomé una copa de vino y me acerqué a la ventana, derrepente solo me atacó la risa, veía venir una pequeña flota contra mí y contra mis soldados, vaya que era pequeño aquello, solo estando totalmente desarmado podrían hacerme daño, seguía parado a la ventana pues observaría como mis soldados destrozarían aquellos aviones y algunos tanques con los que se atrevía a enfrentarme el desconocido.

Pasaron dos minutos tal vez y empezó el enemigo a disparar, veía como se acercaban cada vez más, mientras yo me preguntaba por qué no les habíamos disparado o si era parte de la estrategia, en un segundo aquello me resultó terrorífico, bajé corriendo y con un grito les pregunté ¿A caso no piensan disparar? Miraba a lo lejos mis tropas caídas y ya eran muchas, empezamos a llamar a todos los elementos que estaban fuera del edificio y no contestaban, nunca había sentido el poder de un ataque de pánico tan horrendo e inmenso, estaba simplemente acabado, el primer round y ya parecía estar fuera, el maldito había desactivado de alguna forma mis armas de modo que no funcionaran, entonces el plan b que pensé no utilizar tan rápido tuvo que ejecutarse, volveríamos a nuestras armas convencionales, esas no estaban codificadas electrónicamente, tomé una de ellas y frente a la puerta al lado de lo que quedaba de mi ejército empecé a disparar con todo el odio del universo, deseaba que fueran bombas atómicas para de una vez por todas deshacerme del infeliz que se había atrevido a enfrentarme.
Dos mil soldados en el primer ataque fué la baja, de algo estaba seguro, mi enemigo era mucho más peligroso de lo que creí y me quedó claro que era alguien que conocía mis movimientos a perfección, tal vez uno de mis empleados que conocía el código de activación de las armas, lo extraño es que había reunido a cada uno de los que habían trabajado para mí desde que se fundó mi empresa y los estaba monitoreando constantemente a cambio de un sueldo, esto descartaba esa posibilidad, ahora pensaría en cómo enfrentaría de nuevo al desconocido, Titan por fin tenía un punto débil al parecer.
Mis ataques de ansiedad eran en niveles de grandes ligas, estaban fuertes como nunca pues jamás esperé un fracaso tan grande en tan poco tiempo, tratamos de recuperarnos pero ahora las cosas cambiarían, la piedad se ponía una armadura de violencia y empezaría a cambiar de perspectiva, me blindaría lo suficiente como para que ni el oxígeno extraño penetrara mi edificio, salvo que... ¿dónde estaban los demás? se fueron a esconder seguramente ¡cobardes!

Miedo no, ¡pavor!, escuché las puertas abrirse, era una invasión y corrí lo más rápido posible por toda aquella sala hasta que choqué con una algo que parecía una pared invisible, sentí que se apagaban mis latidos lentamente y mi visión se iba oscureciendo, en un momento dejé de escuchar mi corazón latir y solo caí al suelo, todo daba vueltas, el enemigo había ganado la batalla en lo absoluto, estaban vestidos de blanco y me inyectaban sustancias en las venas, fui cayendo en un sueño lentamente, escuchaba ahora todo lo que hablaban, algunas voces se oían como susurros y otras como si utilizaban una bocina, así me quedé envuelto en un sueño y mi mente se apagó.

No estaba seguro cuantas horas habían pasado, ni donde estaba, hasta que vi a Molly, estaba asustada y me veía con ojos de preocupación, quise sentarme y estaba atado de pies y manos a una camilla, ella al verme en aquella situación rompió en llanto y salió casi corriendo de la habitación, juro que no entendía nada en lo absoluto pero me sentía tranquilo por fin, después de un rato de observar la blanca habitación entró un doctor, se sentó a mi lado y me dijo - muchacho, quiero que sepas que vengo a ayudarte, soy el doctor Scott tu nuevo psiquiatra- en ese momento mi mente se despertó y empecé a gritarle: ¡PSIQUIATRA! ¿Cómo que psiquiatra? ¿Dónde están mis hombres, qué les hicieron? ¿robaron mis armas y me secuestraron no es así? sabía que no podía confiar en nadie, ¿fue Molly verdad? -¡NO HUBO GUERRA!- me gritó- padeces de esquizofrenia, te encerramos hace cinco meses en una habitación gigante y hablabas todo el día, parecías muy ocupado y alucinabas todo el tiempo, Molly tu esposa se atrevió a hablarte varias veces por teléfono y le asustabas con las cosas que le decías, pero ayer ya no tuviste control alguno, tiraste todas las cosas de tu habitación hasta quebrar la ventana desde donde te observaban nuestros doctores, heriste a dos de ellos simulando disparos con tus zapatos y demás cosas, Molly pidió que te dijera que si no te sometes a un tratamiento especial ella se irá con tu hija muy lejos- en ese momento yo no tenía palabras y solo le di un si moviendo la cabeza, no podía creer que ahora todo había desaparecido, no sabía que era real y que era solo imaginación, parecía que me habían arrancado la mitad de mi vida de un golpe, podría jurar que palpé con mis manos esa irrealidad, mis recuerdos mientras casi lloraba sólo y pensativo iban llegando como pájaros a mi mente, la pequeña Helena estaba perdida con un padre como yo.



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En el texto hay: deseo, suenos, amor

Editado: 01.10.2018

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