El tiempo pasaba sin cambios pero un día todo se derrumbó, Andrea se notaba cansada y como no lo estaría si su mente no puede pare pensar, tal vez no gaste gran energía con su cuerpo pero su mente corre al 1000% todo el día, las 24 horas.
– ¿Por qué estoy aquí? – preguntó, Andrea se encontraba acostada aún, no había querido levantarse en todo el día.
– No lo sé – respondí – ¿Por qué no buscas la respuesta? .
– Porque tendría que salir de aquí y no se como – Era una de las pocas veces que Andrea se preguntaba cómo salir de la torre pero nunca se concretaba nada.
– Hay una puerta a mitad de la torre, ¿Eso no te dice nada? – de verdad quería que Andrea saliera y volviera a conocer el mundo, volviera a su hogar.
– Aún no se si estoy lista para salir de aquí – se quedó pensativa por un momento para luego preguntarme algo – ¿Estoy lista?.
– Tu sola sabrás cuando estés lista – yo solo era su conciencia, aquella conciencia que le dice que luche y no se rinda pero no podía a firmarle algo que ni yo sabía – ¿Te sientes lista?.
– No – respondió, eso me decepcionó un poco pero a pesar de todo ya lo veía venir o mejor dicho lo sentí – pero ya estoy cansada de subir y bajar, ya no quiero seguir aquí, me siento vacía, no me siento yo, me siento sola, siento que mi vida no vale nada y todo es una verdadera mierda – a este punto ella ya estaba llorando, podía sentir su desesperación y era primera vez que podía ver su alma al descubierto – estoy cansada de subir sin ningún propósito, quiero que todo acabe, quiero que alguien me guíe, quiero dejar de sentirme miserable, me gustaría que alguien me dijera como procesar todo lo que siento...¡Necesito ayuda!
Luego de eso la torre se sacudió fuertemente, Andrea se asustó y levantó de la cama, trato de huir pero se quedó en pie sin saber a dónde tenía que ir.
– La puerta – Le dije, ella bajo unos pisos hasta llegar a la puerta y nuestra sorpresa fue ver la puerta abierta, de ella entraba una radiante luz, era el sol; Andrea corrió hasta llegar al umbral de la puerta pero de ahí no paso.