Mi pierna se movía con inpaciencia mientras miraba mi móvil intentando distraerme. Me encontraba sentada en la misma Heladería dónde una vez vine con Sasha y Nelly, solo que está vez era Estefanía a quien esperaba. Ella dijo que me tenía nuevos datos sobre la chica con la que Marlon me engañaba. La verdad aquello ya había dejado de tener importancia, planeaba mandar al diablo a Marlon y descubrir en que andaban Nelly y Sasha. Aquello si me tenía un tanto extrañada, sobre todo por lo que mi amiga dijo el día que la fui a ver hasta su casa. No planeaba armar una escena, simplemente necesitaba una explicación para aquello que había visto que no era tan grave en realidad. Sabía que algo me ocultaban y necesitaba saberlo, me sentía tan estúpida pensando que entre ellas podía haber algún romance secreto del cual no quisieran hablarme y por el cual Nelly me habría mandado al infierno. Sonaba demasiado absurdo pero yo no encontraba otro motivo para que se vieran a escondidas.
—¿Puedo tomar tu orden?.
Una mueca asomó por mi rostro al toparme de nuevo con aquel tipo tan desagradable que tuvo el descaro de darle su número a Nelly.
—Esperó a alguien y no pienso ordenar hasta que ese alguien entre por la maldita puerta y se siente justo en esa silla...
Mi tono de voz era duro y el chico lo notó de inmediato, no estaba segura de que me recordará y yo estaba dispuesta a recordárselo si era necesario.
—En ese entonces volveré en unos minutos....
Le hice una señal con la mano para que terminara de marcharse, no solía ser grosera con nadie pero a este tipo si que no lo toleraba.
Negué en repetidas ocasiones intentando controlar mi evidente molestia. Todo era culpa de ese chico, en cuanto el se apareció frente a mí sentí unas enormes ganas de insultarlo. Estaba por marcar el número de Estefanía para preguntarle porque demonios tardaba tanto en llegar. Ya se había retrasado veinte malditos minutos y no creía ser capaz de soportar más tiempo en este lugar, pero entonces la susodicha apareció muy campante. Con una sonrisa como si eso bastará para disminuir mi mal humor por su retraso.
—Lo lamento, me tuve que escapar de Mauro ya que me imagino que sospecha que te dije lo de Marlon. Supongo que quería asegurarse de que no me encontrará contigo...
—¿Por que el estaría interesado en cubrir las estupideces de Marlon?.
Estefanía me miraba como si aquello que dije fuera una estupidez. Quizá para ella tenía sentido pero para mí no lo tenía.
—¿Bromeas?. ¡Son hombres!, <<no crees que si Mauro estuviera interesado en quitarte la venda de los ojos te lo hubiera dicho ya>>. Es obvio, se cubren todo el tiempo. — Ok, eso tenía sentido. —Mauro también me engaña y por eso no te dijo nada, si lo hubiera dicho Marlon se la regresaría contándome sobre su infidelidad.
Negué en repetidas ocasiones.
—Hijos de puta...
—Lo sé, pero ya me estoy encargando de Mauro por mi lado. Pero bueno prosigamos, te he citado aquí porqué creo que este es el momento en que decidas si quieres o no saber quién es esa chica.— Mi boca se entre abrió con sorpresa. Aquello solo significaba una cosa: ella ya había descubierto quien era la chica con la que Marlon me engañaba. De su sudadera saco un papelito con lo que he de suponer es la dirección de la chica. —Esta es su dirección...
Tragué saliva fijando mi vista en ese maldito trozo de papel.
Dejo el papelito sobre la mesa llenadome de curiosidad. Aquello era mi propósito desde el comienzo pero ahora algo me gritaba que dejara todo como estaba y agradeciera a Estefanía por su labor aunque fuera en vano.
Aún así aún quedaba una duda.
—¿Cómo lo descubriste?— pregunté curiosa.
<< Hace un par de días Marlon le pidió a Mauro que lo llevará a casa de la chica— se encogió en hombros mientras hacía una pausa breve y luego continúo —el mencionó que tenían que hablar de algo importante. Mauro se estacionó una calle antes y la chica ya se encontraba afuera de su casa, logré tomarle una foto a la chica pero al parecer Mauro lo descubrió porque sospechosamente la foto ya no se encuentra en mi galería...>>
Mi vista se mantenía fija a aquel papel que se encontraba doblado por la mitad, mis dedos golpeaban con inpaciencia la mesa. No quería abrir aquel papel.
—Vaya, tener esa foto habría resueltó todo, no me gustan las sorpresas.
Admití. Estefania se mostraba motivada y orgullosa por su buen trabajó.
—Si, pero tienes esa dirección a tu favor. Cómo te dije, la decisión es tuya.
Me remoje los labios mientras tocaba mi barbilla. Finalmente tome el papel y lo arrugue antes de meterlo al bolsillo trasero de mi pantalón.
—Gracias Estefanía aunque si te soy sincera, prefiero no saberlo. Voy a terminar con Marlon.
—Es una decisión muy acertada.
Asentí regalandole una sonrisa, ella es una buena chica, no entiendo cómo el imbécil de Mauro puede engañarla.
—¿Harás lo mismo con Mauro?.
Ella tomó una gran bocanada de aire antes de responder.
—Sería una idiota si no lo hiciera, ¿No?.— una sonrisa juguetona se asomó por su rostro.
—Dimelo tú...
Ella volvió a sonreír y negó un par de veces, podía notar por el semblante de su mirada que estaba herida por la situación y no pude evitar sentirme mal por ella.
—Lo haré pero antes le voy a dar su merecido.
Comencé a reír ganandome una mirada desconcertada por parte de Estefanía.
—Lo siento, yo también estoy haciendo lo mismo, o bueno lo estaba. Ya veo que no soy la única novia rencorosa en el planeta.
Ambas comenzamos a reír. El mesero se acercó de nueva cuenta hacía nosotras y tomo nuestra orden, para mi fortuna el otro al que yo no deseaba ver ni en pintura, se encontraba atendiendo otra mesa.
—Que la suerte no nos abandoné.
...
<<¿Cuántas veces has echo cosas estúpidas por impulso? ¿Cuántas veces has trropezado por seguir lo que tus emociones te dictan?. Yo me caracterizaba por ser una chica impulsiva y curiosa, hacía las cosas porque si y sin pensar las consecuencias. Aquello sin duda solía traerme muchos dolores de cabeza pues al actuar de manera estúpida la vida terminaba golpeándome sin piedad. Siempre terminaba diciéndome que la próxima vez actuaría de manera sensata, que pensaría las veces necesarias para tomar una decisión sabía, pero eso nunca sucedía y me dí cuenta que "la próxima vez" era solo un método de consuelo para evitar sentirme mal por mis tropiezos>>.