—¿Essstamos en Califffornia? —balbucea Cameron. Se ríe mientras Hunter intenta levantarlo del suelo. Se excedieron con la cantidad de alcohol que bebieron. No creo que estén muy bien.
—Sí, idiota. Estamos en California. Ahora arriba.
Su hermano menor se tambalea al intentarlo y cae de trasero al suelo. Se ríe. No creo que sienta dolor. Por otro lado, Acacia se ríe de su novio. A diferencia de Hunter, logré que se pare y me siga, pero no puedo irme sin Cameron y Hunter.
—Hunter —me quejo cuando lo veo reírse de su hermano—. Tenemos que apurarnos.
Él asiente y de un fuerte tirón hace que Cam se levante. Se acabaron los juegos, aparentemente.
Tengo a mi hermana murmurando cosas sin sentido mientras está colgada de mi espalda. El camino de vuelta me resulta mucho más corto a pesar de ser el mismo.
Cameron es más escandaloso, por lo que Hunter tiene que golpearlo varias veces para que mantenga el silencioso.
Puede que seamos los peores hermanos del mundo pero es para una buena causa.
—¡Shhhh! —exclama Cas—. ¿Eso de ahí es una cebbbra?
—No, aquí no hay cebras —le respondo.
La sigo arrastrando.
—Creo que yo también vi la cebra —dice Cameron.
Niego con la cabeza de la frustración. ¿Esto es soportar borrachos? Porque no quiero hacerlo nunca más en mi vida.
—Sigan caminando —ordena Hunter y estos dos parecen obedecerle.
Entramos a la casa en puro silencio. Bueno, eso quería yo.
—¡Papá, Kate, Dylan! ¡Ya estoy en casa! —exclama mi hermana.
A Hunter se le escapa una carcajada.
—¡Silencio! —siseo y le tapo la boca. Estoy bastante segura de que esta es la primera vez que Acacia se emborracha porque de lo contrario, no se comportaría así.
Miro a todos lados por si alguien nos escuchó. Caminamos por el pasillo, con Cameron y Acacia preguntándose a donde vamos. No le contestábamos nada, tampoco que están tan intrigados.
—Galleta —me llama Hunter y me giro—. ¿Oyes eso?
—¿Qué cosa?
—Cállate y vas a escucharlo.
Hago caso a lo que me dice e intento buscar este sonido del que habla Hunter. De repente, lo oigo. Son llantos.
—Dylan se despertó —murmuro sintiendo como el plan empieza a caerse a pedazos.
—¿Qué hacemos? —me pregunta Hunter.
—¡Tú eres el del plan! —susurro a su dirección. Acacia empieza a pesarme en los brazos.
—¿El bebé? —pregunta Cameron y se ríe—. Quiero ver al bebé.
—Mi hermanito que apenas me dejan ver —Acacia se una a las risas.
No sabía que estaba tan resentida con la situación. Yo lo estoy también, pero decido que es mejor ignorarlo.
—Quédate con ellos —le ordeno pasando a mi hermana a Hunter. Se apura a atraparla—. Ya vuelvo.
Con mis absurdas pantuflas de conejos, voy corriendo hacia la habitacion de mi medio hermano. Sigilosamente, abro la puerta. Me acerco hacia su cama y lo encuentro llorando.
—Tengo una pesadilla —se queja.
Bueno, bueno. ¿Se supone que debo alzarlo?
Obedezco a mis instintos y lo alzo, dejando que se apoye en mi hombro. Comienzo a mecerlo como vi en las películas y se comienza a callar, gracias a Dios. Se calma y lo vuelvo a dejar en su cama. ¿Pero qué pasa? Llantos otra vez.
—Quiero a mamá —lloriquea.
Negativo base.
Lo alzo nuevamente y sin mas remedio, me lo llevo.
Hunter frunce el ceño cuando me ve.
—No se calla —le explico.
Observo a mi alrededor y entiendo que tanto se ha cagado la situación. Tengo a un niño en brazos, dos borrachos y un idiota que no sabe qué hacer.
—Los llevemos a la habitacion de tu padre —me dice sin más remedio.
Obliga a los enamorados a caminar por el pasillo. No es nada fácil, se tambalean y se caen a cada paso que dan pero por suerte Dylan no está haciendo tanto escándalo.
—Mamá —pide el niño.
—¡Mamáaa! —pide Cameron también.
Hunter está haciendo un esfuerzo descomunal para no reírse.
Llegamos por fin y Hunter abre la puerta, empujando a la pareja dentro. Me quedo afuera con Dylan. Las luces se encienden.
—Malcolm —habla Hunter. Oigo a Kate quejarse por la luz—. Los encontré borrachos.
—¿¡Qué!? —exclama papá y de la nada tengo a el niño pidiendo a gritos a su padre. Abro mis ojos como platos cuando oigo desde dentro a Kate preguntar por Dylan.
Empiezo a caminar apurada con Dylan en brazos hacia la cocina. La mejor idea que se me ocurrió en el momento. En eso, con los saltos apresurados, logro que mi hermano se destornille de la risa, cosa que me agrada.
Su risa es adictiva.
Rezo mentalmente para que todo vaya bien ahí adentro. No quiero más problemas. Quiero solucionarlos.
De repente, tal como creo que esperábamos, los gritos. No distingo muy bien qué es lo que dicen. Siento a Dylan en una silla y abro el refrigerador para buscar comida.
—Julie —llama y me giro para ver que quiere—. Quiero fresas.
Sonrío. Mis favoritas y al parecer las de mi hermano también. Busco y las encuentro abajo de todo pero igualmente, las pongo en la mesa y las compartimos. ¿Donde estará el chocolate?
Minutos después, mientras comparto fresas y chocolates con Dylan, llega Hunter con una sonrisa en el rostro.
—Todo salió perfecto —me dice.
Chocamos los cinco. Hunter se nos une y entre los tres compartimos las fresas. Un gran avance, porque generalmente no las comparto con nadie.
***
Ha pasado un día desde que Cameron y Acacia se delataron a ellos mismos.
La vida es buena.
Ahora están algo distanciados porque bueno, al parecer, mi hermana intentó negarlo todo el dia siguiente y Cameron se enojó porque no quería ser el secreto de nadie. Papá se lo tomó... Algo mal a decir verdad, pero yo creo que con un par de días, lo hubiese aceptado. Mi hermana fue la idiota en el juego.