La última bruja del aquelarre

4. Comercio

Desperté temprano, tenía responsabilidades que atender, como acompañar a mi padre hasta el mercado local donde venderíamos nuestros productos, me decidí por un vestido que mi hermano me regalo, uno bonito, bastante holgado como para ser cómodo y darme mucha movilidad pero aun ser bonito, evite ponerme el corse que lo acompañaba, a pesar de que fuese bonito, termine sujetándome mi melena en una trenza y me cale con una capa fina, cuando salgo no me sorprendo al hallar a mi padre casi por terminar su desayuno, hago una mueca y me acerco a servirme un poco

—Buenos días—Comento mientras engullo el primer bocado de avena tibia con queso de cabra y miel

—Buenos días cariño, ¿dormiste bien? —Sonreí

—Como un bebé

—Buenos días nympha—Mi madre hace su aparición

—Buenos días—Sonrió sintiendo como planta un beso en mi mejilla

—¿Qué tal le fue a Brayden? —Pregunto con curiosidad, por lo que supe ayer no regreso a casa por quedarse entrenando para poder competir por un puesto en la guardia real

—No ha regresado cariño, pero estoy segura de que le fue muy bien—Eso esperaba, el último hace acto de aparición, Everard aparece con la almohada aun marcada en su rostro

—Buenos días familia, nympha, ese vestido te queda como un guante

—Gracias—Mi hermano tenia como regla de vida siempre hacer como mínimo un cumplido al día, le gustaba hacer a la gente sonreír

Terminamos de desayunar con una amena conversación, cada uno lava el cuenco en el que ha desayunado y me alisto para irme. Montamos en la carreta que lleva todos los productos que constan de telas de satén de una isla lejana, usualmente es una tela muy cara, piedras con runas, son como amuletos, especias y unas pocas armas hechas por Everard

—¿Lista nympha? —Asiento con una sonrisa ante el mote cariñoso, todos me llaman de ese modo desde que tengo conciencia pero no se la razón, aunque en realidad me da igual saber, al llegar arreglamos los productos y empezamos a vender, gracias al cielo los clientes no tardan en llegar

—¿Cuánto por la tela? —Pregunta una chica bien parecida, ataviada con un vestido rojo fuego con lazos dorados, le doy una sonrisa

—Estas son mas baratas que estas—Señalo cada tela—Pero estas son las más suaves y brillosas

—Esas quedarían perfectas para un vestido, ¿no lo crees Charlotte? —La mujer a su lado asiente mientras toca la tela

—Esta vale 36 runias miladi

—Nos la llevamos

—Claro—Meto la tela en una bolsita de hojas trenzadas—Aquí esta

—Maravilloso—Guardo el dinero y me despido con palabras de suerte

—Esa es mi nympha, has hecho la primera venta del día—Respondo al abrazo cariñoso de mi padre y sigo con las ventas. El día trascurre de maravilla, hombres y mujeres se acercan para comprar o solo admirar las cosas, como sea nos vale, las telas al ser de buena calidad se vender rápido, las armas también se venden en un santiamén, las especias son las preferidas para los bares y posadas que dan cobijo a los viajeros

—¿Cuánto por la espada? —Un hombre se detiene a admirar la última arma que queda en venta, es la mas cara

—50 runias mi señor—Protegemos el filo con una tela, por lo que ahora solo puede ver la empuñadura

—¿50?, eso es un precio elevado—La retiro de sus manos desenrollándola de la tela y mostrándole el filo

—Lo es mi señor, pero le aseguro que el precio lo vale—Él estudia a más profundidad la empuñadura y suspira

—Me temo que es preciosa—La blande y sonríe—Es muy ligera, los movimientos son fluidos—Me guardo mi risa para mí misma, los últimos cinco caballeros que la vieron dijeron exactamente lo mismo

—Justo eso mi señor, es una buena inversión

—Le recomiendo llevársela, si no, lo hare yo—Me giro a la fuente de la voz,  Lion, un guardia real me sonríe—El precio que pide la señorita seguro es una ganga comparado con otros lugares, además usted mismo lo dijo, es una arma maravillosa

—Bueno, pues me la llevo—El hombre me entrega un saco de dinero y se va

—Lion Heneris, bienvenido—Saluda mi padre regresando de un reparto, Lion se acerca a mí y besa el dorso de mi mano, no me sonrojo, a este punto ya es casi rutina que lo haga, casi siempre que me ve coquetea conmigo, pero no respondo a sus insinuaciones

—Theobald Relish, un gusto verlo señor, Medea—Retiro mi mano y sonrió con educación

—Buenas tardes mi señor—Sus ojos verdes se entrecierran y pasa sus dedos por su rubia melena

—Por favor Medea, te he pedido infinidad de veces que me llames por mi nombre

—Claro mi… Lion—Se me dificulta porque siempre soy formal con la gente

—¿Qué lo trae por aquí Lion? —Mi padre suspira con un poco de cansancio

—Daba una vuelta por el mercado y se me ocurrió que mi madre querría un poco de esas especias que vende, además de que aquí puedo hallar a una de las damas mas bellas de la ciudad—Me sonrojo levemente

—¿Cuándo será el día que deje de coquetear con mi hija? —Su tono no es molesto, más bien risueño



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En el texto hay: secretos, aventura, magia

Editado: 04.07.2023

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