La última bruja del aquelarre

49. Obscuridad

De nuevo me siento cansada, al igual que las últimas veces, otra vez estoy en la obscuridad pero hay diferencias, ahora no hay calma, en esta obscuridad no me siento tranquila, siento como si me observaran, camino sin ver hacia donde voy, intento alejarme de los sonidos, tengo la sensación de miedo en todo mi cuerpo

Aquí hace mucho frio, he llamado a mi madre o a Brent, pero no he obtenido ninguna respuesta, no se exactamente cuando fue que pare de caminar, no veo nada así que no sé si sea muy buena idea seguir caminando o dejar de hacerlo  

A veces siento respiraciones detrás de mí, o algunos roces pero no puedo hacer o ver nada, cuando paso por primera vez el pánico me invadió por completo pero ahora no sé cuánto es que llevo aquí y me he acostumbrado a esto, a no ver nada y no saber que me espera si me quedo quieta o si sigo caminando, el frio no desaparece solo se intensifica

— ¿Madre? — Digo hacia la nada— ¿Brent? — Obviamente no obtengo respuestas, a veces siento hambre, sigo caminando, de vez en cuando intento hacer algún hechizo que me dé un poco de luz pero no aparece nada, aunque ya lo sé no quiero dejar de intentarlo 

Camino y camino hasta que me canso, no descanso por mucho, en realidad si me quedo quieta siento que las respiraciones y los roces aparecerán y en verdad me asustan, me abrazo para darme un poco de calor ya que la temperatura ha vuelto a bajar

— ¿Hola? — Digo en voz alta, la garganta me arde ya que no he bebido nada y grito pidiendo ayuda o al menos una explicación de lo que sucede aquí, me quedo quieta intentando escuchar algo pero como me lo esperaba no escucho nada más que el latido de mi corazón  

El tiempo sigue pasando, yo camino y hago esporádicas paradas para descansar, la respiración ha regresado unas cuatro o cinco veces, me asusta ya que no suelen ser tan seguidas, cada vez que las escucho procuro caminar más rápido

—Medea— Me paro en seco al escuchar el sonido de la voz, espero a asegurarme de que mi mente no me esta jugando ninguna mal pasada y que ya este alucinando cosas—Medea— No estoy loca

— ¿Hola? — Pregunto en voz alta, miro a mi alrededor pero la obscuridad no me deja ver nada — ¿Hay alguien aquí? — La esperanza se apodera de mí

Una luz aparece a la lejanía, mis piernas no tardan en responder, comienzo a correr hacia ella, cada vez se ve más cerca

—Por favor ayúdame— Digo, deseo más que nada llegar a esa luz, después de tanta obscuridad mis ojos reclaman por el repentino resplandor de la luz a la cual me acerco cada vez más, cuando estoy a punto de tocarla esta comienza a hacerse pequeña— No— Grito— No te cierres— Corro con más fuerza, demasiada y mis músculos reclaman por la carrera en la que estoy, no alcanzo a llegar, la luz desaparece antes de que mis dedos puedan rozarla siquiera, caigo de rodillas con la respiración agitada

Tardo bastante en volver a ponerme de pie, de nuevo me abrazo a mí misma, ahora no sé a dónde ir, no creo que en realidad importe mucho, a cualquier dirección que camine veré obscuridad

Cada vez más me siento más cansada, adolorida y hambrienta, me he sentado ya que he empezado a temblar, las respiraciones han vuelto, las escucho por todas las direcciones, detrás, delante y a mis costados, los roces también regresaron

— ¿Qué quieren de mí? — Pregunto cansada y exasperada de todo esto, solo escucho una risa lejana, burlándose de mí, de nuevo me pongo en pie y comienzo a caminar, después de ¿horas?, ¿minutos?, no lo sé, no sé cómo medir el tiempo aquí, la luz vuelve a aparecer, de nuevo a la lejanía y sin que pueda evitarlo las esperanzas crecen de nuevo, corro hacia ella, desando pasar y resguardarme en la luz, pero como paso la primera vez esta se cierra lentamente antes de que llegue— Carajo— Respiro de manera agitada, otra vez caigo de rodillas, la diferencia es que esta vez no me levanto, me quedo en el piso, las respiraciones no tardan en llegar a dar lata, no puedo dormir o comer, sigo sin entender nada, ¿Qué es este lugar?, ¿Por qué estoy aquí?, Brent dijo que el lugar en el que estaba era tranquilo y supongo que bonito, pero esto es completamente lo contrario, solo hay obscuridad, y  ahora se ha integrado una nueva sensación, siento que alguien me observa a lo lejos, viendo como actuó ante cualquier cosa, cada vez que tengo esa sensación me pongo aún más alerta y los pelos se me ponen de punta, me dan escalofríos y todo tipo de cosas malas acuden a mi mente

Abro los ojos y me estiro, no sé cuando me quede dormida, pero al menos he descansado un poco, me pongo en pie y de nuevo vuelvo a caminar, como es costumbre no a donde y que me encontrare, mi tripa ruge por el hambre pero no puedo comer nada, así que me aguanto el hambre, concentrando mi atención en intentar escuchar algo pero no hay ninguna novedad en esta obscuridad, llevo un muy buen rato caminando y nada ha pasado, una vez que me canso de caminar me siento y me recargo en algo, no sé qué es pero es mejor que nada, cierro los ojos e intento recordar que fue lo último que paso, no recuerdo nada, solo que visite a Brent pero después de eso mi mente no logra recrear algún momento

Respiro hondo y cierro los ojos

— Medea—  Mi nombre de nuevo, abro los ojos y volteo hacia todos lados intentando escuchar algo

— ¿Hola? —  Mi garganta quema  demasiado

—Por aquí— Me quedo perpleja al oír la voz justo a mi lado, cerca de mi oído, mi piel se pone de gallina y un escalofrío cruza por mi cuerpo

— ¿Quién eres? — No me levanto, no se quien, o que es, su voz es rasposa, y su aliento al hablar me llega, el olor es espantoso

—Por aquí— Repite— Aquí— Cuando termina de decir eso la luz de nuevo aparece, esta vez está muy cerca, solo debo caminar un poco para llegar a ella, volteo a donde la voz y el aliento y la sangre se me congela, es como el ¿lagarto?, no sé qué era, que vi cuando conocí por primera vez a Brent, la luz lo ilumina, esta vez se acerca más a mí, yo comienzo a arrásame hacia atrás, intento alejarme de la luz y del lagarto o lo que sea, el miedo se apodera de mí, no estoy en unas buenas condiciones como para dañarlo, estoy completamente débil, hay que mi única escapatoria es correr, lentamente me pongo en pie y me doy la vuelta intentando alejarme de la luz, corro con toda la fuerza que me queda pero no es la suficiente como para escapar, el lagarto no tarda nada en alcanzarme, caigo de culo al suelo, él me toma de los brazos y me comienza a jalar hacia la luz, curioso hace algún tiempo deseaba llegar a esa luz pero ahora deseo alejarme lo más posible de ella



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En el texto hay: secretos, aventura, magia

Editado: 04.07.2023

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