Mini maratón.
Es la verdad.
Ximena.
Los últimos rayos del sol están aún iluminando el cielo. El aire es un poco frío eso solo indica que ya se acerca la noche. Estar en el jardín trasero es algo que me gusta demasiado y más en estos días cuando April simplemente se la pasa jugando toda la tarde mientras que yo la observo desde lejos riéndome por sus graciosidades, sorprendiéndome cada día más con su gran imaginación y su pasión por hacerme reír.
Cher está sentada junto a mí con su portátil sobre su regazo. No sé en que esté trabajando en estos momentos, pero por lo visto tiene mucho trabajo y eso solo me lo deja saber por la velocidad en la que teclea cada una de las teclas como si estuviera corriendo un maratón, pero solo sus dedos son los que lo están corriendo. Es algo que simplemente es agradable el escuchar sus dedos tecleando, el mecanismo de sus articulaciones cada día es un progreso grande. Aun puedo recordar que hace tres meses atrás a penas y podía teclear quinientas palabras en media hora y ahora creo que ya puede escribir cinco mil palabras en una hora y media y eso sin que April la este interrumpiendo a cada rato.
—¿Cómo vas con el asunto? —su pregunta me sorprendió bastante. Creí que nunca tocaría el tema, no a menos que mamá lo sacar por el desayuno, en la comida o en la cena. Se que ambas se preocupan por mí tanto como yo por ellas y lo agradezco me hacen sentir mejor. Todos somos seres humanos y merecemos un poco del amor que nuestra familia nos da, aunque no la merezcamos.
—Bien —me limite a responderle. No tengo ganas de entre en tantos detalles.
—Elaine.
Por el tomo en que dijo mi nombre se que no es una buena señal.
—Intento manejarlo de la mejor forma posible. No es necesario que los resultados se vean de un día para otro, ¿vale? soy un ser humano que se aferra a las cosas más de lo necesario y que cuando tiene que dejarlas ir se aferra aun mucho más por miedo a que después nada vuelta a ser igual que antes, el sanar y soltar lleva su tiempo y a veces más del que nos proponemos como personas.
—Y lo sé, por eso es que te estoy preguntando, nena. Sabes que lo que más me interesa es que estés bien. Que vueltas a comer como antes lo hacías, que le vueltas a sonreír a la vida, que disfrutes de lo que haces y amas hacer por encima de las criticas de las personas, ¿hace cuento que no escribes?
Uy un golpe bastante bajo hermana.
Ese golpe realmente si me dolió.
—Creo que todos quieren los mejor para mí, y adoro que lo hagan y sobre todo que se preocupen por mi salud mental más que nada, pero salir de la depresión no es un proceso nada fácil y sé que tardare en superar esa faceta de mi vida, pero un paso a la vez. Escribir antes era mi salida de emergencias de la vida, pero ahora cada que me siento frente al computador siento que me comienzo a hogar, que las palabras se me quedan atascadas y que la imaginación simplemente no me da para ver las imágenes de inspiración y ya está.
Cher cerró el portátil para concentrar toda su atención en mí y yo en April, es algo que solemos hacer solo las hermanas García. Me gusta la idea de tener más tiempo para charla con mi hermana mayor y la madre del rayito de sol que ilumina todos mis días, pero también el desastre al que le gusta despertarme a la seis de la mañana para prepararle panques calientes. Tiempo de calidad, así le suele llamar mi madre cuento lo pasamos juntas las cuatro. Y es el tiempo que más necesito dentro de mi vida, más paz y menos caos.
—¿Lo has visto?
Negue con la cabeza.
—Entonces…
—Si te estás preguntando que, si lo seguiré ignorando hasta que nuestros caminos se crucen por accidente, tal vez, no lo sé, Cher, la verdad es que no quisiera tener que enfrentarlo, aun no sé si mis sentimientos por él fueron reales o simplemente dejaron de existir tan rápido como ver una estrella fugaz en el cielo sin tener tiempo de pedirle un deseo, seis meses no son nada a comparación de tres años de relación, ¿sabes?
—Claro que te comprendo, ¿olvidas que he estudiado también psicología? —sonreí al darme cuenta de que ella también ha estudiado lo mismo que mamá. Ambas muchas veces me han intento dar una sesión de terapia, aunque saben que eso no se puede hacer, pero aun así me gustan sus sabios consejos que a veces suelen decirme por accidente.
—No se me olvida —le asegure—, es más deberías de abrir tu propio consultorio ya que parecieras quererme dar una terapia gratis en el patio de nuestra casa mientras ambas observamos como April intenta ponerle un vestido a su conejo él cual disfruta de eso y creo que podríamos decir que ese conejo es masoquista —solté una pequeña risita.
—Me gusta verte sonreí, Mena.
—Me gusta la idea de poder tenerte como hermana.
No es necesario tener que decirlo, tampoco tener que gritarlo, pero salir de una relación y superar lo que él me hizo no ha sido un proceso nada fácil de superar, aun puedo sentir como me toma por la fuerza por las noches o peor sentir como me empujada y hacía que me golpeara con las cosas. Superar ese tipo de actitudes no se asimilan de la noche a la mañana, pero un día a la vez. Las marcas que dejan las personas que una vez creímos amar son marcas que tardan años en desaparecer, nos hacen creer que las personas lo único que buscan es hacernos daño y dejar de confiar en ellas y en nosotros mismo. Pero la vida se trata de aprender de nuestros propios errores y mejorar día con día para no volverlos a cometer.