Luciano
Cuando recibí la llamada de mi padre jamás imagine que sería para avisarme que mi hermano había tenido un grave accidente. Había prendido la televisión de inmediato, en todos los canales se hablaba del terrible accidente, su auto se había dado varias vueltas y habían aparecido llamas en él. Mi corazón estaba destrozado, había tomado el primer avión de vuelta a casa después de años.
Hacía meses no hablaba con él, me sentí culpable por haberme alejado de mi familia de un día para otro, pero no podía soportar verlo feliz con quien algún día había sido mi mejor amiga y de quien estaba seguro aún seguía sintiendo algo. Su boda me había dolido, aunque cuando supe querían padres había quedado destrozado por completo.
Había actuado como un completo idiota con Camila la mayor parte del tiempo, era solo un adolescente con pensamientos estúpidos.
Cuando el avión había aterrizado en florida había conducido lo más rápido posible para llegar a Daytona.
Había llegado tarde, mi hermano ya había muerto. Mis padres estaban en el frente de la sala de urgencias. Nunca los había visto abrazados, al menos no desde que se habían separado hace diez años atrás. Recorrí la habitación buscándola, estaba en un rincón apartada de todo el mundo, mi pequeño sobrino de tres años estaba junto a ella y su amiga Kate.
Caminé directo hacia mis padres, les di un fuerte abrazo mientras no dejaban de llorar. Traté de consolarlos un momento y luego decidí ir hacia Camila.
Ella levanto sus ojos del suelo y me miro un momento, está completamente hermosa, mucha más que la última vez que la vi.
Mi pequeño sobrino corrió a mis brazos, lo alcé en el aire y le di un fuerte apretón.
— Tío Luciano – digo mientras apoyaba su cabeza en mi hombro - ¿Dónde está papá?
No sabía que decirle, por lo que mire a Camila pidiendo ayuda. Ella se puso de pie sacudiendo sus manos en su pantalón.
— Hola – dije suavemente.
— Hola – dijo susurrando – necesito hablar contigo, ¿podrías acompañarme a otro lugar?
— Nicolas, ¿puedes quedarte con tía Kate? Iré con tío Luciano por un jugo.
— Está bien mamá.
Caminamos en silencio a una sala apartada.
— ¿Cómo estás? – pregunto al fin.
— ¿Cómo crees que estoy? Obviamente mal, acaba de morir mi marido, el padre de mi pequeño hijo. Ni siquiera sé cómo decirle que su padre murió.
— ¿quieres que te ayude con eso? – pregunto dudoso.
Ella niega con la cabeza
— ¿Quiero saber qué fue lo que hablaste con Ethan el jueves en la noche?
— ¿yo? – pregunto confundido
— Sí, tú lo llamaste el jueves en la noche, estuvo hablando contigo por horas. No me lo niegues Ethan dijo que tenías un problema y querías hablar con él. Desde ese día no volvió a ser el mismo. Estaba extraño, ¿Qué fue lo que le dijiste? ¿acaso le contaste lo nuestro?
— ¡no! Por supuesto que no, no sé de qué me estás hablando. No he hablado con Ethan por meses. Definitivamente no fue conmigo con quien estaba hablando el jueves en la noche.
Su cara era de completa confusión, no sé qué estaba pasando, pero si sabía que yo no tenía nada que ver.
— ¿Cuándo fue la última vez que viniste a florida?
— Camila – digo suspirando – no he vuelto desde que se casaron.
— Él dijo que venias una vez al mes, que se juntaban en un bar porque no querías venir a casa. ¿eso también es mentira?
Joder, en que mierda estaba metido mi hermano para mentirle de esa forma a su esposa.
— Eso también es mentira – digo mientras veo que lagrimas caen por sus mejillas. – pequeña no llores.
La atraigo en un gran abrazo mientras dejo que llore apoyada en mi pecho.
Me empuja fuerte mientras se seca las lágrimas de los ojos furiosa.
— No te quiero cerca de mí, tampoco cerca de mi hijo – dice enojada – lo único que has hecho es destruirme, estoy segura que esto también es alguna mentira tuya para ensuciar la memoria de tu hermano, siempre has estado celoso de él.
— No, te equivocas, jamás haría algo así. Si estaba celoso porque me arrebató lo único que era mío, lo único que no podía tener, Ethan lo tenía todo, y yo solo te tenia a ti y eso también me lo quito.
La dejo en la sala sola, la rabia me consumía por dentro estoy seguro que mi querido hermano estaba metido en algo muy grave.