Camila
Luciano quita rápidamente sus labios de los míos y me mira con deseo
— No te besare a menos que tú lo desees – dice muy despacio
Asiento lentamente
— ¿quieres que te bese Camila?
Suelto una risita tonta mientras él me mira desconcertado
— Creo que esto ya lo vivimos antes – digo sonriendo – y no termino nada bien.
— En ese tiempo era un completo idiota y tu eras un dolor en el trasero.
— ¿yo? – pregunto con falsa indignación
— Eras mi dolor de trasero – dice dejando un beso en mi sien.
— ¿alguna vez me extrañaste? – le pregunto
— Cada día, no había un día en el que no te pensara.
— ¿por qué no volviste? Nunca llamaste.
— Eras feliz – dice mientras niego con la cabeza – te veías feliz con mi hermano, él era a quien merecías o eso creí, ya no estoy tan seguro.
— Hay algo que debo decirte – digo suspirando.
— Nada de lo que digas me alejará de ti o me hará cambiar de opinión.
— Yo … yo no se
Su teléfono comienza a sonar en algún lugar de la habitación, él se pone de pie y antes de responder me pide que lo espere cinco minutos.
Vuelve antes de lo planeado, pero mi valentía se fue junto con él.
— ¿Qué es lo que querías decirme?
— Nada, no es era nada importante.
— Era mi entrenador – dice levantando el teléfono – en unos días debo viajar, ya sabes, la temporada de carreras.
Lo sabía, Ethan había estado muchas semanas fuera de casa.
— Estaré al pendiente de Nicolás, lo que necesites llámame. Tratare de viajar los días libres y así estar con ustedes.
Asiento con la cabeza, sin saber que decir.
— Camila – dice tomando mi mano – he cambiado, ahora soy un adulto responsable, tengo metas en la vida y una de esas es formar una familia. Quiero hacerlo junto a ti, solo si tu estas de acuerdo, podemos empezar siendo amigos, como antes y ver a donde nos lleva esto. Yo, te amo; jamás lo he dejado de hacer.
No sabia que decir ante sus palabras, mi boca no emitía sonido alguno.
— No es necesario que me des una respuesta ahora, puedo esperar lo que sea necesario.
Poniéndose pie, besa mi cabeza una vez más y se despide.
— Buenas noches.
— Buenas noches, descansa.
Lo veo salir de la cocina y subir las escaleras, mientras mi cabeza trata de procesar todo lo que ha pasado esta noche.
¿él realmente quería estar conmigo? ¿Cómo en una relación?
En el pasado
Estaba totalmente enamorada de Luciano, cada vez que estaba junto a él fantaseaba con besarlo. Cuando Ethan me invito a salir nuestra relación cambio, aquel día en su camerino, nuestro primer beso escondido de muchos. Luego de eso, hubo muchos besos robados, en el baño de su casa, en su cocina, en su dormitorio, en su sala de estar, en su auto, todos nuestros besos fueron mientras yo salía con su hermano mayor. Me sentía una prostituta barata, aunque jamás me había besado con Ethan le debía fidelidad, al fin y al cabo, estábamos saliendo.
Los días que Ethan venia a casa eran los peores, el comportamiento de Luciano era cada vez peor. Me ignoraba por completo, como si yo fuera una piedra en su zapato. Ethan se había dado cuenta de eso y dejo de llevarme a su casa en vez de eso salíamos por ahí lejos de su hermano.
Era feliz o al menos eso creía, esa noche, aquella noche donde todo cambio.
Ethan había prometido llegar a casa temprano ese día era nuestro baile de graduación, lo había esperado por horas, pero jamás llego, llore y mucho, Luciano había sido testigo de eso y estaba furioso con su hermano por dejarme plantada.
Había llegado al baile de graduación sola, esperando a Ethan. Luciano había llevado a su novia de ese entonces Alejandra. Un dolor en mi pecho se había albergado al verlos juntos, mis ojos habían dejado caer todas las lágrimas que había contenido por un tiempo.
Luciano estaba fastidiado, me había tomado del brazo y subido a su auto para llevarme a casa.
— Te dije que no vinieras esta noche ¿acaso no me escuchas?
— Dejé de escucharte hace mucho tiempo Luc – dije con ironía
— Sabes que no me gusta ese estúpido apodo – dijo molesto
— Parece que solo cuando yo lo hago, a tu novia nunca se lo prohíbes.
— ¿estas celosa? – pregunta soltando una carcajada – ¿es en serio? El que debería estar celoso y enojado soy yo, eres mi amiga, eras mía ¿en que momento eso cambio? ¡verdad cuando decidiste meterte en los pantalones de mi maldito hermano mayor!
— Yo no – no había caso discutir con él, solté un gran suspiro mientras lagrimas caían por mis ojos.
Estaba dolido y había bebido, por eso hablaba así.
Cuando llegamos a mi casa las luces estaban apagadas, mis padres no habían vuelto de su viaje.
Desabroche el cinturón, mientras veía como Luciano movía sus dedos en el volante.
— Bájate – dijo en tono seco – tengo un baile al que llegar.
— Gracias por traerme – digo abriendo la puerta y saliendo.
Cerré la puerta del auto y él se marcho a toda prisa, haciéndome temblar.
Ya en mi habitación me había quitado los zapatos y estaba bajando el vestido por mis caderas cuando un ruido en mi ventana me hizo saltar.
Deje caer el vestido del susto, una sombra entraba por mi ventana, una sombra que conocía muy bien.
—¿Qué haces aquí? – pregunto mientras camino hacia allí.
— No podía irme – dice y su aliento a alcohol llego a mi nariz, había bebido otra vez.
— Déjame ayudarte – dije mientras pasaba uno de sus brazos por mi cuello.
— Hueles malditamente bien – dice pasando su nariz por mi cuello – podría lamerte por completo hasta que gritaras mi nombre.
— Estas borracho y no sabes lo que dices – digo dejándolo en mi cama.
Lo ayudo con los zapatos y la chaqueta del traje,