Tiempo después
Era feliz, no podía pedir nada más, mi hijo ya tenía cinco años, mi trabajo era maravilloso, mi relación con Luciano iba de maravilla.
El hijo de clara había nacido hace un tiempo, era igual a su padre. Había decidido que Nicolás tuviera relación con su pequeño hermano y ella había estado de acuerdo, aun que en un principio no quería verme, según ella yo era la culpable de no poder feliz. Pero las dos sabíamos que eso no era así, el único culpable en esta historia era Ethan, él era quien nos estaba engañando a las dos.
Estaba en una reunión muy importante, Luciano estaba en la ciudad de vacaciones luego de una temporada de carreras las cual había ganado una a una.
Tres horas después salgo de la oficina y prendo mi teléfono, las notificaciones se vuelven locas al instante. Hay al menos unas treinta llamadas perdidas y mensajes.
Llamo de inmediato a Luciano y esta furioso.
- ¿Dónde estás? Te he estado llamando toda la maldita tarde, no solo yo también de la escuela,
- Estaba en una reunión, te lo dije en la mañana ¿Qué está pasando?
- Es Nicolás, se desmayo en el colegio y estamos en el hospital.
Sentí que mis piernas cedían y me caía al suelo con el teléfono aun en mi odio.
- Necesitamos que vengas lo antes posible, los médicos lo están revisando justo ahora.
- Iré ahora mismo – digo colgando.
Sabía de hace días que algo no estaba bien, Nicolás no quería decirme nada, pero sabia que no era normal que estuviera tan cansado, que sus narices sangraran o que cada vez que le daba un baño veía uno que otro moretón en sus piernas.
Le había preguntado una y otra vez, ni una sola obtuve una respuesta. Llegue a pensar que estaba siendo abusado por otro niño, pero la maestra me había asegurado que no era así.
Cuando llego al hospital, corro directamente a sala de emergencia donde Luciano dijo que estaba.
Luciano esta sentado en una silla con sus brazos en sus rodillas mientras sus manos las pasa por su cabello una y otra vez, realmente esta preocupado.
- ¿Cómo esta él? – pregunto llegando a su lado
- Aun no han dicho nada, le están haciendo algunos exámenes.
- Lamento no haber estado aquí antes, yo solo apague le teléfono y olvide encenderlo.
Él no dice nada, pero veo su mandíbula moverse de rabia.
La voz de una mujer llega a mi lado, cierro los ojos y suspiro, lo que faltaba.
- Hola Camila – dice Alejandra a mi lado. – toma.
dice entregándole un café a Luciano.
Él le da las gracias y sonríe, me atrevo a mirarla, lleva una bata de color blanca al igual que el resto de los médicos.
- Alejandra – digo al fin, tratando de sonreír.
- He preguntado por Nicolás, esta estable. Pero le están realizando un montón de exámenes por lo que aún no podrán saber que es lo que tiene.
- Gracias por tu ayuda Alejandra.
- Lo que sea por un gran amigo – dice sonriendo coqueta.
Perra, ni siquiera después de todos estos años deja de babear por él.
- Me gustaría poder hacer más por tu sobrino.
- Has hecho lo suficiente, gracias. – digo sentándome al lado de Luciano y tomando su mano.
Ella mira de uno al otro tratando de ocultar la sorpresa, pero su mirada dice mucho.
- Iré a terminar mi ronda si necesitas ayuda con algo avísame, tienes mi número – dice colocando su mano en el hombro de Luciano. – fue un placer verlos.
No decimos nada mientras ella se va, cuando se pierde en el pasillo me giro a Luciano.
- Tienes mi número – digo con voz irritante.
- Camila, no es momento de celos ¿sí? Nicolás está ahí dentro y no sabemos que es lo que tiene, Alejandra solo fue amable, no sabía que trabajaba aquí, nos encontramos en la entrada y se ofreció ayudarme eso es todo.
- Lo siento solo es que…
- Es que no puedes superar que la haya elegido antes, ¿no es así? Paso hace años, tenía dieciséis años, era un inmaduro. Te lo he explicado un millón de veces, seguimos siendo cortes el uno con el otro, fuimos amigos también, por lo que no debo decirte lo que hable o no con ella, madura de una vez.
Me paro rápidamente con lagrimas en los ojos, él suspira y se pone de pie abrazándome.
- Cariño, estoy nervioso, estoy preocupado por Nicolás y tu estas haciendo una gran drama por algo sin importancia.
- Lo siento, tienes razón. Mi única preocupación debe ser mi hijo.
Me aparto de él justo cuando la puerta de su habitación se abre.
- ¿Padres de Nicolás Clark?
- Sí – decimos al mismo tiempo.
- ¿Cómo están? Soy el doctor bruce y estoy llevando el caso de su hijo, me gustaría hacerles algunas preguntas.
- Por supuesto – digo
- Han notado algo extraño en su hijo últimamente.
- Sí, ha estado mas cansado de lo normal – dice Luciano – él suele ser un niño muy activo.
- También le ha sangrado la nariz, han aparecido algunos moretones en sus piernas y brazos. – digo rápidamente – pensé que podría estar teniendo problemas en la escuela, pero su profesora dice que no es así.
- ¿fiebre?
- Sí – respondo sin entender.
- ¿falta de apetito? ¿mareos? ¿dificultad para respirar? ¿sensación de frio?
- Sí, de hecho, lo lleve hace unos días con su pediatra y me dijo que era un leve resfrió, ha estado con tratamiento desde entonces.
- ¿Qué es lo que pasa doctor? – pregunta Luciano.
- Hemos realizado un sinfín de exámenes y todos están bien, pero tengo la leve sospecha de que puede ser algo más. Es por eso por lo que debo estar seguro.
- ¿Qué cree que es? – pregunto insegura de querer saber la respuesta.
- No le daré un diagnóstico sin antes hacer las pruebas necesarias, hemos revisado la ficha clínica y todo se ve en orden, por lo que haremos un conteo de sangre completo y una prueba de medula ósea. Necesitamos su consentimiento para este último ya que es un examen bastante complicado.