Change tardó unos segundos en procesar lo que acababan de ver sus ojos. Una niña de 15 años acaba de transformarse justo enfrente suyo y afirmaba ser una especie de demonio. En sus 3 largos años de viaje solitario, Change había visto y oído muchas cosas raras a lo largo y ancho del país. Pero esa se llevaba el premio.
-Archi... ¿qué?- preguntó un confundido Chance.
-No suena muy bien ¿verdad?- dijo Lilith- Tenía pensado cambiar el título por uno mucho más... no se... ¿llamativo? Algo así como "Señora de la Lujuria" o "Doncella de la Lujuria". ¿Tu que piensas?
-Bueno, señora suena bien pero doncella parece más...- Change agita su cabeza como indicando que no era el momento de discutir sobre detalles como esos- ¡Que importa eso! Más te vale darme una muy buena explicación de todo esto... ehhh...
-Lilith- contestó la niña en un tono algo molesto- Más te vale no olvidarlo. Soy la única persona que conoce quien eres en realidad y no quiere matarte.
-¿De que estas hablando?- la confusión de Change aumentaba por momentos.
-Dije que te lo explicaría ¿verdad?- contestó Lilith- Pero antes voy arreglar un poco este lugar.
Lilith agitó sus manos formando un círculo alrededor suyo. De esa forma, creó unas nubes grisáceas que empezaron a extenderse por toda la habitación. Change contemplaba asombrado como ese humo parecía estar haciendo retroceder el tiempo. Los cristales y muebles rotos se arreglaron y volvieron a sus lugares. Las pequeñas piezas que conformaban el candelabro volvieron a juntarse y quedó firmemente unido al techo. El viejo y rasgado tapiz se reconstruyó por completo. De esa forma, toda la casa volvió a la normalidad, como si no hubiese sido unas ruinas hace tan solo unos segundos. Al mismo tiempo, la alerta del sentido de Change desapareció, lo cual fue un gran alivio para él.
-¿Qué fue lo que hiciste?- preguntó un atónito Change.
-¿Eso? Un simple conjuro de Restauración. Y también eliminé el conjuro de Rechazo que impedía que los humanos se acercaran- Lilith hablaba de conjuros como si fuera lo más normal del mundo- Por cierto, supongo que tu sentido alerta se ha calmado un poco ¿verdad?
-Pues la verdad es que si- entonces, Change se da cuenta de algo- Espera ¿cómo es que sabes de mis sentidos?
-Se más de ti que tu mismo. Por eso estas aquí- hablando de esa forma, no parecía una niña pequeña sino una adulta que sabía exactamente de lo que estaba hablando- Siéntate. Traeré algo para comer. Y responderé a todas tus preguntas.
Lilith se da la vuelta y va en dirección a la cocina, desapareciendo de la vista de Change. El duda por un momento pero el viaje hasta allí lo había dejado exhausto por lo que se sienta en uno de los sillones y contempla lo que tenía a su alrededor. Costaba creer que había entrado en las ruinas abandonadas de una casa y ahora se encontraba sentado en el living más lujoso que había visto en su vida.
Todavía estaba pensando en esto cuando escucha los pasos de Lilith acercándose. Ella llevaba entre sus manos una bandeja con varias bebidas y bocadillos. Lo deja en una mesita que había enfrente del sofá en el que estaba Change. Se acerca una silla y se sienta.
-Perdón, olvidé preguntar que querías así que traje un poco de todo- dijo Lilith.
-Con una taza de café me conformo- contestó Change.
Lilith asintió y le preparó una taza en poco tiempo. Se la ofrece y Change la acepta, tomándola con sus manos. Toma un sorbo y sonríe. Hacía mucho tiempo que no había podido disfrutar de una buena taza de café y eso solo bastaba para subirle el ánimo.
-Deliciosa- exclamó Change.
-Gracias- dijo Lilith con una sonrisa- Aunque los que preparaba tu padre eran incluso mejores.
Si... empecemos por eso- dijo Change mientras miraba fijamente a Lilith- Dijiste que habías conocido a mis verdaderos padres.
-Así es. ¿Estas seguro de que quieres saberlo? No te garantizo que te agrade lo que tengo que decir- advirtió Lilith.
-Dímelo de una vez- exclamó un impaciente Change- He venido aquí por eso.
-De acuerdo- Lilith respira profundamente antes de contestar- Tu padre era el Archidemonio de la Ira, Azazel, y tu madre era la Arcángel de la Esperanza, Inaela. Y tú, Change Pierce, su hijo, eres un nephalem.
El aludido tardó unos segundos en procesar lo que Lilith le había dicho y aún así no lo entendía. Vale, sus padres eran un Archidemonio y una Arcángel. Eso podía entenderlo hasta cierto punto. Justificaba que otro Archidemonio (Lilith) estuviera allí para explicarle todo y que tuviera algunas habilidades que el resto de las personas no poseía. El nunca había sido una persona muy religiosa y todo el tema ese de ángeles y demonios le importaba más bien poco. Claro, hasta que te topas con uno de verdad. Ese tipo de sucesos suelen hacer reflexionar a la gente. Pero si había algo de lo que no entendía absolutamente nada era que ella lo había llamado "nephalem".
-Nepha... ¿qué?- preguntó Change, cada vez más confundido.