La última del legado

Capítulo 5

La luz del sol entraba por la ventana, me cegó unos segundos hasta que logré levantarme. Marissa estaba recostada en su cama. Eso era extraño, de haber desaparecido, haberme evitado por mucho tiempo de la nada apareció así. Algo extraño pasaba.

—¿Se puede saber qué estás escondiendo? —pregunté, en su cara se dibujó una sonrisa macabra.

Ella se levantó, caminaba hacia mí. Colocó sus manos alrededor de mi cuello y comenzaba a ahorcarme. En sus ojos podía ver que no era Marissa, no sé quién era. Pero su mirada era atemorizante, el miedo invadió mi cuerpo. Me costaba respirar. Aquella criatura que me estaba atacando tomaba una forma horrible, era como una bruja, su piel estaba horrible, como si se quebrara. Tenía ojeras, sus ojos se tornabas negros, su piel quedaba gris. Su cabello pasó a ser negro. Esa figura daba miedo. Su piel se desquebrajaba.

Después de eso, no recuerdo más, había quedado en la inconsciencia. Sé que desperté días después, tenía varios mensajes de Cris. Fue por ese motivo que calculé que estuve inconsciente cinco días. No recuerdo si soñé algo en especial. Todo estaba muy difuso.

No recordaba nada, ni lo que soñé. Me pareció bastante extraño. Pero tomé en cuenta todo lo que había pasado no me resultaba tan extraño. Durante unos días creí que eso de haber aceptado ser parte del legado Ghost era solo un sueño, debido a que me costaba distinguir la realidad de lo que estaba soñando. Todo era tan real y a la vez tan falso.
Dos veces me topé con Cata en el pasillo, me saludó. Pero llegaba Marissa o Ari y ella se alejaba. Algo me escondían esas tres y no era una locura, era la realidad.

Revisé mi celular, tenía varios mensajes de ¿Marissa? Eso era bastante extraño, de la nada pensé en ella y me había enviado algunos mensajes. Pero más extraño aún fue que no escuché el teléfono.

—Necesito contarte algo muy importante, pero necesito que estés sola —repetí en voz alta el mensaje—. Esto es más peligroso de lo que te pudieron haber contado.

Me senté en la cama con las piernas cruzadas, pero si ella me contaba, ¿No se sabía la historia? ¿O simplemente me contaba lo que ella escuchaba?
Necesitaba la historia completa, ¿Pero dónde podía conseguirla? Marissa ya no era muy confiable.

Desde ese día solo practicaba con mis supuestos poderes cuando podía, todo parecía un sueño. Cristian comenzó a actuar extraño, algunas chicas se mostraron celosas al verme junto a él una vez.

—Necesitas una segunda personalidad en la cual ocultarte —me exigía Lucía— así podrás contra quién sea que te enfrente, Kaela esto no es un juego ni mucho menos un sueño.

—Entiendo, aun así me cuesta creer todo esto, parece sacado de una historia de fantasía. A veces creo que despertaré y ya no tendré estos supuestos poderes —dije desanimada.

—Entre la realidad y el sueño hay muchas diferencias y aun así son tan iguales —contaba melancólica—. Necesitas prepararte, si se enteran que estás de mi lado te buscarán y posiblemente atacarán sin previo aviso.

Asentí con la cabeza.

“El amor no es tan malo, te fortalece porque, no solo pelearás por ti, al contrario, tienes un motivo de vivir, alguien para sobrevivir y proteger” aquellas palabras las tenía presentes en mi cabeza siempre. ¿Por qué Lucía me lo había dicho? ¿Acaso ella sabía algo más que yo? Bueno, realmente ella si sabía más que yo, pero no sobre mi vida amorosa, ¿o quizás sí?

Dicen que quien sabe lo hace por experiencia, ¿Cuántos años tendrá realmente ella?
Me concentré en mis pensamientos, necesitaba idear una segunda personalidad en la cual refugiarme en caso de ser necesario, ¿cómo sería esa personalidad? ¿Qué nombre tendría? ¿Y la apariencia física?

Entre tanto mareo nació Cali, quería jugar con mi nombre, Kaela, solo cambié la primera letra por una C que al estar con la segunda letra sonara igual, después solo dejé lo que me pareció más bonito.

Para diferenciarse de mí, Cali sería seria, amargada, negativa entre otras, le quise dar el lado oscuro por así decirlo, cabello totalmente blanco, piel súper clara, prácticamente pálida. Vestimenta negra, tirando a lo gótico.

Según lo que creía en ese momento, todo estaba completo. Pero ignoraba algo muy importante que me di cuenta mucho tiempo después.

Una tarde como todas las otras, me dirigía al apartamento, pero había algo raro, sentía el ambiente extraño. Caminé sin darle mucha importancia. Pero con cada paso parecía empeorar. Miré a mí alrededor y muchas personas tenían una marca extraña en la ropa, la mayoría la tenía. Mi corazón se aceleraba paso a paso, el camino resultaba infernal y sentí que me faltaba el aire, como si algo me apretara el cuello y lentamente lo hiciera con más fuerza. Estaba perdiendo el conocimiento. Quería llegar pero mi destino parecía alejarse con cada paso.




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