Me desperté pesadamente con frio en mis pies, muchas veces al despertar olvido quien soy y donde estoy con la esperanza que un día sea cierto, pero ese día no es hoy. Al abrir mis ojos puedo observar los restos del fuego que provoque anoche para defenderme de unos magos, me asomo a la entrada del refugio y puedo distinguir que aún es de madrugada, siempre pienso que entre más temprano empiece a avanzar más tardaran en encontrarme asi que no perderé tiempo. Me levanto y estiro cuidadosamente mi cuerpo entumecido por el sueño, luego destruyo el refugio y empiezo mi caminata. Con estos son cuatro días en búsqueda de la base de los rebeldes, desde el inicio esta guerra fue una locura y ha provocado muerte de personas inocentes y familias enteras que ni siquiera supieron qué o quién les arrebató la vida, y no planeo quedarme de brazos cruzados ante esto. Mi padre lucho en esta batalla y murió por esta, eso tuvo sus ventajas me enseño lo suficiente para yo estar aquí ahora.
Sigo avanzando hasta llegar a una pequeña ciudad la cual no se ve en buenas condiciones, pero tampoco está deshabitada. Me coloco la capucha de la sudadera y camino sigilosamente por las calles, al principio pierdo un poco mis esperanzas al no visualizar nada ni nadie, pero al adentrarme en el centro de la ciudad observo un pequeño mercado, con unas monedas consigo comprar unos trozos de pan, sé que en esta época es más fácil morir asesinado sin razón que por inanición así que me mantengo la guardia en alto. Después de abandonar el lugar decido recorrer la ciudad en busca de indicios de un grupo rebelde, a decir verdad, me ha sido muy difícil encontrarlos; en el camino encuentro una pequeña plaza donde unos niños descalzos corretean inocentes, indiferentes a la cruel realidad que nos rodea. Me dirigía en su dirección cuando un pelotón se centrífugos salen del centro de la plaza, me escondo una calle antes de llegar para observarlos. Al principio eran siete pero tres volvieron a desaparecer, no parecen ser muy fuertes pero no estoy en condiciones de luchar y menos con niños involucrados. Decido que es hora de seguir mi búsqueda y busco los barrios marginados de la ciudad, sé que no siempre serán fuentes confiables pero necesito una pista, los últimos indicios que tuve acerca de una concentración rebelde, me guiaron a un predio baldío decorado con sangre y cuerpos humanos inertes. Con sutileza me adentro a un hostal tosco, que como esperaba está repleto de hombres borrachos, me dirijo a la barra y me siento en un viejo taburete. Me tomo más tiempo sentarme que el tiempo que tardo el cantinero en atenderme.
- ¿Qué necesitas?
- ¿Qué sabes acerca de los rebeldes?
- directa, pero si no consumes te largas niña.
- ¿Qué tal un trago de escúpelo?
- oye, no tengo intenciones de meterme en problemas hablando más de la cuenta. En especial si no hay una recompensa.
Coloco en la barra una esmeralda del tamaño de mi pulgar, sin soltarla de mi mano.
- hay una recompensa, pero primero habla.
- muchas agallas para una pequeña niña tonta.
Él hace una señal y cuatro hombres fornidos se acercan a nosotros, suelto un gran suspiro. Desventajas de viajar sola, es que en momentos como estos tienes dos opciones, ganar la batalla con muchos moretones o perder y morir.
- sólo entrega la joya y lárgate.
- dime dónde encontrar a los rebeldes.
- chicos, encárguense.
Los cuatro hombres se abalanzan sobre mí, al principio logro propiciar algunos golpes y esquivar otros, pero mis ilusiones se van al suelo cuando me inmovilizan los brazos por detrás, un golpe en mi estómago me deja sin aliento y me deja aturdida, intento dar patadas pero no son muy útiles, me concentro en mis opresores y logro librarme de uno al dirigirle un cabezazo en la quijada, en su conmoción me da la oportunidad de golpear sus genitales, corro despavorida por el establecimiento intentando encontrar otra salida, pero me veo acorralada de nuevo.
- enserio creíste que sería así de fácil.
Entonces dejo guiar por la adrenalina, me subo a una mesa y salto quebrando la ventana, cayendo en el duro suelo con finos trozos de vidrio, me toma un momento, pero al recobrar la mitad de mis sentidos me levanto y corro torpemente sin dirección sin embargo escucho como gritan detrás de mí, corro más a prisa, hasta que frente a mi veo un pelotón de magos, digo me encanta la adrenalina y no me importa la muerte, pero aún tengo mucho que hacer así que giro en un callejón y me escondo en un contenedor de desperdicios. La ventaja, encontré otra camisa, me la coloco y con cautela salgo del contenedor. No es el mejor disfraz pero me hará pasar desapercibida entre las personas, cuando salgo del callejón puedo ver un gran escándalo, digamos que los hombres que me seguían eran igual o más buscados que yo por los magos, así que les están poniendo en custodia para llevarlos a la central. Nadie sabe su ubicación exacta más que los mismos magos, solo se sabe que es su centro de operaciones y que ningún no mago ha salido de allí, bueno en sus cabales.
Necesito encontrar un transporte rápido, aquí no encontré ningún tipo de información, hay otros tres pueblos cercanos de los cuales espero encontrar algo. Me dirijo a las salidas del mercado, donde casi siempre es donde descargan la mercadería, el infortunio, tiene guardias, subordinados obsoletos a los cuales se les paga para avisar si hay sospechosos, casi siempre los reconocerás porque tienen un arete o un brazalete verde fosforescente. No es la primera vez que los veo pero las ultimas circunstancias me han dejado sin fuerza alguna, necesito un camuflaje rápido, busco entre la muchedumbre hasta encontrar a una anciana, no la pienso amenazar solo actuar como su hija o familia, sin perder tiempo me acerco.
Editado: 29.08.2020